ZERO

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-Experimento, Zero, te ordeno que te levantes —dijo una voz profunda—

El pequeño ser obedeció la orden y bajó rápidamente de la camilla. Su visión aún no estaba completamente enfocada, y parecía no haber nadie a su alrededor.

Cuando recuperó la visión, observó detalladamente el lugar. Al lado de la camilla había instrumentos de laboratorio de cirugía.

-Estarás bajo el mando del Cuartel General de la Marina. Cada orden que se te dé, deberás cumplirla sin cuestionamientos ni arrepentimientos—dijo su voz haciendo eco en la habitación—

De pronto, un crujido resonó en la habitación y la luz golpeó el rostro de la pequeña, dejándola un poco desorientada. Tres infantes de la marina aparecieron frente a ella. Uno de ellos encadenó a Zero de las muñecas con esposas explosivas, listas para detonar si la pequeña intentaba resistirse.

Los soldados escoltaron a la pequeña fuera del laboratorio hasta un barco de la Marina. Al subir, toda la tripulación de soldados estaba esperando su llegada, vigilando cada paso con armas en mano ante cualquier circunstancias.

La pequeña siguió el camino que marcaba el infante hasta llegar a su nueva habitación.

-¡Eso es todo, es hora de partir! ordenó el capitán de la marina para abandonar la isla

Justo cuando el barco estaba a punto de zarpar, una voz femenina resonó en el muelle. Todos se volvieron para ver a una mujer rubia de ojos azules corriendo hacia el barco, su bata de laboratorio ondeando al viento. Su belleza era impresionante, y su presencia parecía iluminar todo el muelle

-¡Espérenme, aún falta yo! —grito agitada apresurandose por subir al barco

-¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí? Es muy peligroso subir a este barco para una chica como usted —interrogó el capitán con el ceño fruncido—

-Soy la Dra. Umiko. Me uniré a ustedes en este viaje para monitorear y reportar los resultados de Zero al Dr. Vegapunk —anunció con confianza y determinación— Como asociada del Dr. Vegapunk, mi papel será esencial en esta misión

El capitán, aún lleno de dudas, no podía evitar sentirse intrigado por la presencia de la hermosa científica en su barco. Su belleza era innegable, pero había algo en su mirada que le decía que había mucho más en ella de lo que aparentaba.

-Si no hay preguntas, tengo que estar con Zero para examinarla -corrió hacia la dirección donde la pequeña fue guiada a su habitación. Antes de entrar, volteó a ver a un infante de la marina- ¿Puedes llevar mis maletas? Tengo todas mis anotaciones e instrumentos ahí. Por favor, llévalas con cuidado, como si fuera tu propia vida -dijo, sonriendo dulcemente, dejando al infante nervioso y sonrojado ante su impresionante belleza

-¡S-sí, enseguida señorita! respondió, tomando las maletas con cuidado




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