No es humana

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Los soldados, con miradas curiosas y llenas de asombro, guiaban el camino. Sus ojos se clavaban en Zero, acompañados de susurros apenas audibles. ¿Acaso era extrañamente diferente a ellos? Continuo caminando, siguiendo a los soldados mientras me adentraba más en el barco. Al llegar a una habitación, entro. Había una pequeña sala de estar, una cama modesta al fondo. A pesar de su sencillez, la habitación ofrecía cierta comodidad para el viaje que estaba por comenzar... un viaje a un destino desconocido. En ese momento, uno de los soldados se acercó y, con un gesto suave pero firme, le quitó las esposas de las muñecas.

-Bien esta será tu habitación, si necesitas algo puedes decirlo...— el infante de la marina miró un poco nervioso a la pequeña que estaba en medio de la habitación mirando a un solo lugar con la mirada perdida, al no escuchar o ver una petición de Zero los dos soldados salieron de la habitación cerrando la puerta detrás de ellos y alejándose a pasos rápidos—

Los días avanzaban, el barco bañado por el sol, otros empapados por la lluvia y las fuertes corrientes marinas, y a veces el clima parecía tener una personalidad propia, fusionando todos los elementos en un solo día. Los cambios repentinos y caprichosos del clima en Grand Line no eran ninguna broma... Zero pasaba la mayor parte del tiempo recluida en su habitación, en espera de cualquier orden que se le diera. La Dra. Umiko siempre estaba observándola, estudiando cada parte de la pequeña. A pesar de su apariencia angelical, su presencia era inquietante y misteriosa, aunque lo oculta tras una máscara de profesionalismo, era inquietantemente intensa. Su rutina diaria incluía inyectarle con un líquido verde, cuyo propósito solo ella conocía.

Había una celebración en el barco, la Dra. Umiko le ordenó vigilar el barco ante cualquier anormalidad que observe en el mar o cualquier enemigo.

-Si un enemigo se aproxima, tu deber es eliminarlos de inmediato, ¿comprendes? —La científica observó con escepticismo a la niña, claramente insatisfecha con su situación, de pies a cabeza— No toleraré ningún error de tu parte, Zero

Zero obedeció su orden para caminar a la cubierta del barco, había pocos soldados vigilando el barco ya que la mayoría estaba preparándose para el festejo

La fiesta se prolongó hasta la noche, sin amenaza de enemigos ni peligros en el mar. La noche era serena y fría. Observa cómo un hombre de gran estatura, uniformado, con barba y una cicatriz en su ojo izquierdo y que se acercaba a ella. Este hombre había estado intentando entablar conversación con Zero desde su llegada. Se preguntaba, ¿qué querrá de mí?

-Asi que aqui estabas porque no celebras como los demás, la noche es muy hermosa y tranquila, además, no creo que un loco pirata se acerque a este barco ¡Bwahahahaha! —rio el hombre con una sonrisa de oreja a oreja mientras comía unas galletas de arroz— ¿Quieres unas?

El hombre con esa cicatriz le estaba ofreciendo galletas, parecían apetitosas pero Zero apartó la mirada de él para seguir vigilando ante cualquier amenaza en el mar, posiblemente escuchó el leve gruñido de su estómago pidiendo un poco de comida .

-Bueno, veo que no quieres —el hombre dio un gran mordisco a su galleta para hablar con la boca llena— Y dime...¿no hubo enemigos o amenazas en tu guardia? —espero que hablara pero la niña no apartaba la mirada del océano vigilando cada lado— ....¿Como te llamas?, bueno se que esa Doctora dijo que te llamabas... Zero? pero no creo que ese sea tu nombre verdadero, ¿verdad? ¡Bwahahaha!—otro silencio incomodó y la niña no prestaba atención a lo que decía— me presento soy Monkey D. Garp, Vicealmirante de la marina, si necesitas ayuda, no dudes en llamarme —Monkey D. Garp palmeo el hombro de la niña con una sonrisa de oreja a oreja—

-....—su sonrisa se hizo pequeña al no ver ninguna reacción de la niña— Sabes creo que te llevarías muy bien con mi nieto, el es un chico divertido y alegre aunque es muy testarudo ya que por culpa del pelirrojo se le a metido en la cabeza ser un pirata en vez de ser un honorable soldado de la Marina! —Monkey D. Garp apretó un poco sus puños con una expresión algo molesta para después lanzar una risa— ¡Bwahahaha! quizás cuando se conozcan puedas cambiar su manera de pensar, Zero ¡Bwahahaha! —palmeo varias veces el hombro de la niña mientras reía—

-Vicealmirante Garp no puede hablar de esa manera con el experimento Zero —la Doctora estaba detrás de ellos caminando hacia al lado de Garp con una mirada molesta—

-¡Bwahahaha! y... ¿porque razón no puedo hablar con ella, Dra. Umiko? —pregunto Monkey D. Garp mirando a la científica con una mirada divertida—

-¡Ella es un experimento, Vicealmirante, un arma para el gobierno no puede hablarle como una persona normal! —La científica miro con indiferencia a Zero para ordenar con autoridad— Ve a tu habitación ahora y no te muevas de ahí hasta que llegue, ¿entendido?

Zero asintió en silencio, luego se alejó de ellos con pasos silenciosos y lentos, dirigiéndose a su habitación.

-No veo el problema de establecer una conversación con el experimento Zero, Doctora —su sonrisa permanecía mientras le daba la espalda a la científica que estaba molesta— ademas, ella no parece del todo un experimento creado para obedecer a la órdenes de la Marina y al Gobierno mundial, puede que sus rasgos y sentimientos humanos aún laten en ella

-Ella ha sido diseñada para obedecer y seguir órdenes, Vicealmirante Garp. El Dr. Vegapunk se ha encargado de erradicar todos sus recuerdos y sentimientos, transformando su cuerpo en una poderosa arma humana —dijo la científica con orgullo en su voz mientras se alejaba del vicealmirante y entraba al interior del barco. Su participación en este gran experimento para erradicar a los criminales del mundo era evidente en cada palabra que pronunciaba—

-Estás presenciando a una máquina de matar en persona, capaz de vencer a cualquier enemigo poderoso, Vicealmirante Garp. Ella ya no es un ser humano, es un monstruo —proclamó con gran orgullo antes de desaparecer de la vista del vicealmirante Garp.

El Vicealmirante Garp, al no sentir la presencia de la científica, negó sutilmente con su cabeza y dirigió su mirada al cielo nocturno estrellado, sumergiéndose en sus pensamientos sobre la niña

-Es cierto, puede haber sido creada para matar, para destruir, para seguir las órdenes del Gobierno Mundial y del Cuartel General de la Marina... pero estoy convencido de que sus sentimientos están encerrados en lo más profundo de su ser. Un ser sin sentimientos es simplemente una marioneta carente de racionalidad, un cascarón vacío. Solo necesita encontrar a las personas adecuadas, aquellas que puedan desenterrar y hacer florecer esos sentimientos ocultos.

Campo de Flores - UNA PIEZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora