Familia Dadan

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-¡Oye, ¿por qué hiciste eso? ¡Eso es asqueroso! —Luffy gruñó, molesto por Ace que le había escupido en la cara— ¡Pide disculpas!

-Ah, Ace, ¡aquí estás! —Garp se acercó a Luffy con una sonrisa.— Luffy, él es Ace, es tres años mayor que tú. A partir de ahora, vas a vivir con estas personas. ¡Llévense bien! —Garp le dio un golpe en la cabeza a Luffy, que no dejaba de gruñir a Ace.—

-¿Cómo? ¿Lo decides tú mismo? ¿Cómo te atreves?— Dadan gruñó molesta—

-Bueno, mi trabajo está hecho, me voy. Te los encargo, Dadan—dijo Garp, preparándose para marcharse—

-¡Oye, no me ignores! —gritó Dadan, molesta—

Las quejas de la enorme mujer, Dadan, no se hicieron esperar. Sin embargo, el vicealmirante hizo oídos sordos a sus protestas y continuó su camino.

-¡Oh, no, Zero! Te quedarás aquí con Dadan, ella te protegerá. Regresaré por ti tan pronto como Sengoku dé la orden. Así que mantén la calma, cuida de todos en mi ausencia, es una orden —le dije a Zero mientras le daba palmaditas en el hombro para alejarme— ¡Confío en que guiarás a Ace y Luffy para que se conviertan en grandes marines!

Zero, confundida por la inesperada orden y la repentina partida de su superior, obedeció. Se quedó inmóvil, parada en el mismo lugar, mientras observaba cómo la silueta del Vicealmirante se desvanecía en la distancia, alejándose de la casa de la familia Dadan.

-Oye, es hora de cenar. Sería mejor que entraras o no quedará nada para ti —dijo Magra, desconcertado por el raro comportamiento de Zero—

Zero, inmóvil y sin pronunciar palabra desde su llegada, permaneció de pie, su mirada fija en la dirección por la que el Vicealmirante Garp se había marchado.

-Ah, bueno, parece que no tienes hambre —dijo Magra, rascándose la cabeza incómodo por no saber qué hacer—¡Jefa!, ¡Jefa!

-¿Qué quieres, Magra? Estoy ocupada con estos estúpidos muertos de hambre —gritó Dadan molesta, acercándose a Magra con el ceño fruncido y un cigarro en la boca.

-Bueno, ella no quiere entrar —dijo Doga nervioso—

-¿Qué?, ¿no quiere entrar?—preguntó Dadan confundida, observando más de cerca a la joven que no apartaba la vista del camino por donde se había ido el Vicealmirante Garp— ¡Hump! Mejor, así tenemos más comida para nosotros —refunfuñó, volviendo a entrar a la casa.—

-Pero Jefa, es solo una pequeña niña — dijo Magra preocupado— 

-Tal vez sea muy tímida, jefa —comentó Dogra—

-¡Silencio! No tengo tiempo para tratar con mocosos —  dijo Dadan sentándose en el suelo. Sirvió un poco de Sake y lo bebió de un solo trago—

Magra y Dogra intercambiaron una mirada, encogiéndose de hombros ante la actitud gruñona de su jefa. Sin más preámbulos, entraron a la casa, dejando a Zero afuera. Donde permaneció inmóvil en su lugar hasta el anochecer, esperando pacientemente el regreso de su superior.

-Ahm..Jefa, la pequeña sigue aún afuera dijo Magra preocupado— Es muy peligroso que esté afuera cuando es de noche, podría pasarle algo

-Vamos Jefa hable con ella, ya lo hemos intentado todos pero no se ha movido ningún centímetro desde que llegó —Solicitó Dogra, mientras observaba a Zero desde la ventana

-Que se quede ahí, si las bestias del bosque la devoran, es su problema, que mocosa  tan tonta —declaró Dadan, recostada en el suelo mientras bebía su cuarta botella de sake, en un tono mareado y ebrio—

-Pero Jefa, si Garp se entera de que la dejamos afuera, podríamos meternos en problemas

-Incluso podrían enviarnos a prisión —añadió uno de los ladrones, temblando de miedo—

Dadan frunció el ceño, pensando en las amenazas de Garp. Sabía muy bien que si se enteraba de que algo grave les había sucedido a esos mocosos, las consecuencias para ellos serían aún más graves. La idea de enfrentarse a la ira de Garp era suficiente para sobriarla, a pesar del sake.

-¡Maldición! —gruñó Dadan, poniéndose de pie con dificultad—

Se tambaleó hacia la puerta, agarrándose del marco para mantener el equilibrio, acercándose a la pequeña figura solitaria bajo la luna.

-¡Niña, no compliques las cosas, entra a la casa! Hace frío afuera —exclamó con preocupación

Zero, sin embargo, hizo caso omiso y permaneció inmóvil, ignorando las súplicas de los bandidos de las montañas.

-¡Zero! —gritó Dadan, su voz resonando en la quietud de la noche—. ¡Entra ahora mismo o te abandonaré en el frío bosque y que te mueras de hambre o comida por un animal salva...!

Antes de que pudiera terminar su amenaza, Zero entró a la casa con pasos lentos pero firmes. Todos abrieron la boca impresionados por la repentina obediencia de la niña hacia Dadan.

-¿QUE? ¿ASI NADA MAS? exclamaron todos, sorprendidos

Zero se quedó de pie junto a la pequeña fogata. El calor del fuego parecía no afectarla y su rostro permanecía inexpresivo, sus ojos fijos en las llamas. La habitación se llenó de un silencio incómodo, solo roto por el crepitar del fuego. Los bandidos se miraron entre sí, desconcertados por la actitud de la niña.

-¿Zero? —intentó uno de los bandidos, pero la niña no respondió. Solo se quedó allí, parada junto al fuego, su silencio llenando la habitación más que cualquier palabra que pudiera haber dicho

-Que niña tan extraña —Dijo Dadan, todos asintieron en acuerdo—

-¿Quien es ella?—pregunta Luffy

-¿Hasta ahora te das cuenta? —gritaron todos aún más sorprendidos por lo distraído que es al no darse cuenta que Zero vino junto con él—.


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⏰ Última actualización: Dec 26, 2023 ⏰

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