Capitulo 3

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Ya estábamos de camino a la prueba de armas en la base de defensa,dónde siempre hacemos las pruebas de armas.

Estaba sumida en mis propios pensamientos cuando el sonido de la puerta del carruaje cerrando se me trajo de vuelta a la realidad.

—Venus—dijo mi acompañante no deseado—, es grato verte como siempre.

—Quisiera poder decir lo mismo pero mentir no es de mis mejores virtudes.

—El sarcasmo claramente si es de tus mejores virtudes,sin contar tu belleza.

—La belleza es superficial.

—¿Tu también te crees el cuento de "lo que importa es el interior"? Por favor,todos estamos malditos por dentro de una forma u otra.

—En eso te doy la razón Ethelfield.

—Y dejando de lado está conversación—lo escuché mientras se acomodaba en el asiento—¿en dónde se realizará la prueba de armas?

—En la base de defensa militar.

—A cuánto queda eso?

—A cuánto tengamos que recorrer.

—Cuanto?

—Lo sabrás cuando lleguemos.

—Aproximadamente cuántos kilómetros?

—No lo sé ¿30 o 60 kilómetros?

—Es demasiado.

—¿Y eso a mí me importa?

—Hoy estás de mal humor,pero eso no es novedad.

El resto del viaje fue en silencio hasta que llegamos a la base.

No pasó desapercibida su expresión de asombro cuando vio el armamento.

—¿Que sucede Ethelfield?¿Sorprendido?

—Es...no tengo palabras, impresionante.

—Si tienes suerte quizá te proporcione una o dos cajas.

Se quedó unos segundos en silencio mientras avanzabamos.

—Señorita Bronwyth ¿está usted regalandome algo?

Me detuve casi al instante.

Mi sangre se heló.

Deje de avanzar.

Pensamientos y recuerdos invadieron mi mente de inmediato.

Sabía que pasaría de nuevo.

No.

No hoy.

No ahora.

—Simplemente camina Ethelfield.

Mi vos sonó más distante y seca pero no me retracte de ello.

Ethelfield ahora tenía una expresión de extrañeza y confusión.

Cuando llegamos al campo nos recibió el general y luego de una presentación breve empezó a dar la explicación del nuevo cargamento incluida la demostración.

Después de probarla varias veces y en distintos objetivos bajo distintas circunstancias decidimos que no era mala oportunidad.

La reunión se dió por acabado y Ethelfield se logró llevar 3 cajas de armamento para los soldados de la frontera que colinda con la nación enemiga.

Todo esto sin olvidar lo que sucedió.

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