2. El partido y la pulsera.

47 14 23
                                    


             Capítulo dedicado a Carmelahz



¿Y tú? ¿En qué miedo descubriste que eras valiente?





—¿Que yo te gusto? ¡Ohh! ¿Que te enamoraste de mí? — murmuré fingiendo estar sonrrojada, llevando un mechón de mi cabello ondulado atrás de mi oreja y sonreí con coquetería.

Me acerqué un poco más al espejo y coloqué una mano en mi cintura.

—¿Que quieres una cita conmigo? Bueno cariño, déjame revisar mi agenda y te digo. Una chica tan popular como yo tiene siempre algo que hacer—seguía acercándome más al espejo mientras miraba mis uñas—Pero no te me pongas celoso Sean, esta Kim siempre tendrá tiempo para ti—señalé mi cuerpo exageradamente.

Me acerqué a darle un beso al vidrio y...

—Mamá tiene que ver esto.

Mierda.

Me giré bruscamente a causa del susto y ahí, en la puerta que daba paso a mi habitación, estaba parado el demonio a quien llamaba hermano. Sonreía con picardía.

Eso solo significaba una cosa.

Estaba hundida.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?—pregunté tratando de que mi voz sonara lo más tranquila posible. Luché contra mis nervios repentinos para no hacerle notar el temblor de mis manos.

Si había visto el espectáculo de hace unos segundos, tendría que alquilarle consolas para jugar videojuegos hasta que la muerte se dignara a venir por mí.

—El suficiente para presenciar todo ese teatro que te tenías montado—respondió con ese tono de voz que me indicaba peligro y un toque de burla.

Me quedé petrificada en mi lugar, casi no respiraba.

¡Quería morir de la vergüenza!

—Creo que eres una excelente actriz ¿Por qué no le damos esa gran noticia a mamá?—siguió— ¡Mamaaaá!—gritó haciendo que mis nervios se expandieran por todo mi cuerpo.

—¡Oh cállate! No te atreverías— le dije mientras me mantenía en mi lugar y el corazón me latía a mil.

Sabía perfectamente que sí era capaz de hacerlo, pero no quería demostrarle mi miedo.

¡Por dios!  Tenía que dejar de hacer estupideces.

Apenas eran las siete de la mañana y ya había metido la pata.

—¿Estás segura de eso?— preguntó burlesco— ¡Mamá corre! ¡Tienes que saber esto!

—¡Ahggg! ¡Deja de hacer eso!—chillé lo más bajo posible—¡Va a subir de verdad!—estaba desesperada.

—Eso es lo que pretendo hermanita ¿Acaso no lo ves?—me dedicó una mirada intimidante que ya conocía.

Y sabía lo que quería. Lo conocía demasiado. Solo se quedaría callado si negociaba con él. Y la verdad estaba considerando seriamente hacerlo antes de que mamá subiera las escaleras y se enterara de que su hija mayor tenía  problemas mentales. Osea, ella ya tenía sus sospechas, pero no quería que lo afirmara.

¿Me amas o me acosas?✔️ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora