⌗2 : No son basura, son tesoros

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Orden.

Algo fundamental en la vida cotidiana de Jungwon. Considerado una cualidad básica para poder hacer las cosas de manera correcta y disminuir la mayor cantidad de inconvenientes, necesario en cuanto a la realización de todas las actividades de su día a día y algo sin lo que no podría vivir. Jungwon siempre fue alguien pragmático, teniendo control sobre las situaciones y llevando una planificación detallada de todos sus deberes, así le era posible cumplir con la cantidad de responsabilidades sobre sus hombros sin estresarse de forma innecesaria.

Él valoraba de una forma increíble el compromiso y el cuidado de los más mínimos detalles. Por supuesto, el buen mantenimiento de su espacio personal era algo que no podría faltar. Jungwon mantenía cada área de su departamento limpiamente organizada, con todos los objetos en su debido lugar y su forma de vestir también era inmaculada –eso sí, cuando no estaba en épocas de exámenes finales, esos días para su facilidad andaba por ahí con sus clásicos tenis deportivos y sólo ropa de ejercicio– teniendo su propio rutina diaria extrictamente conometrada.

Siendo el orden algo tan importante para él, no esperó ni por un segundo que Sunoo tuviera un concepto diferente al suyo. Siempre lo percibió como una persona organizada.

Antes de salir oficialmente con Sunoo, Jungwon lo escuchó quejarse innumerables veces del desastre andate que era Jay –algo que Jungwon conocía de primera mano pues vivió una temporada junto a él cuando quería ahorrar dinero en su primer semestre de universidad y podía afirmar que Jongseong necesitaba demasiado cuidado extra– razón por la cual nadie en su sano juicio quería ser su compañero de habitación, hasta que llegó Sunghoon, quien estaba más demente que Jay. Sunoo solía ir a sus citas con el rostro arrugado en una expresión de molestia, quejándose de la ropa regada en el departamento, sobre los vasos acumulados en todos los lugares remotos que podía haber en su pequeño lugar de descanso y no en el lavadero —como debía de ser—, como había tenido que recojer las toallas húmedas del sofa más veces de las que debería y la extraña necesidad de Jay de mover los muebles cada tanto para cambiar «las energías» porque tenían una convicción ferviente de que había un fantasma en el departamento.

Jungwon lo consoló innumerables veces y siempre creyó que Sunoo era alguien organizado o por lo menos consciente de las cosas que se debían respetar para mantener una buena convivencia. Pero se había equivocado de forma descomunal. Sunoo no era igual de malo que Jay –de cierta forma era porque nadie estaba al nivel de Jay– para arreglar sus cosas, en ese aspecto era alguien decente. Ayudaba a Jungwon con la limpieza, no dejaba platos sucios remojados con agua en lavadero, se encargaba de ordenar las compras en los gabinetes y refrigerador y bajaba la tapa del escusado. Todo muy bien por ahí.

Kim Sunoo sólo tenía una manera de llevar el caos hacia Jungwon de una forma peculiar.

Siempre había creído que la enorme fascinación de Sunghoon por las joyas, ropa y cosas brillantes era porque Sunghoon disfrutaba de la extravagancia, siempre yendo mejor vestido de lo que requería la ocasión, haciendo alarde de los accesorios llamativos adornado su bien formada figura y añadiendo puntos extra a su atractivo natural. Resultó ser que la razón por la cual estaba cubierto de joyería era por razones diferentes.

Las hadas sentían una incontrolable atracción hacia todo lo que destellara.

Jungwon presenció incontables veces como Sunghoon se detenía en sus cosas para observar el resplandor de los anillos en los delgados dedos de Ni-kiy los númerosos piercings en el cuerpo de Jay, justo como una polilla atraída por la luz. Como era de esperarse, Jungwon creyó que era algo sólo de Sunghoon, nunca habría imaginado que eran todas las hadas.

No obstante, Sunoo no era un hada como Sunghoon y eso volvía su fijación un tanto diferente. Lo que era ignorado de forma descarada por Sunghoon, a Sunoo le picaba el interés. Sí, Sunghoon amaba todo aquello que brillara y pudiera reflectar la luz, siempre y cuando fuera caro, representara estatus y ostentisidad porque era un hada de la realeza, las cosas sin gran valor –para él–no significaban gran atracción. Por otro lado, Sunoo no era quisquilloso con los obejetos que pudieran llamar su atención de esa forma. Al parecer, la mayoría de las hadas eran más parecidas a Sunoo y era de entender pues no todos podían costear un reloj de pulsera encrustado con diamantes sólo para observarlo durante horas como Sunghoon.

Alegra Mis Días con Polvo de Hadas  ⌗ SUNWON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora