𖥻4: Polvo de Hadas

263 36 30
                                    

Particularmente, Jungwon siempre había considerado que poseía una suerte decente, sin llegar a ser excesivamente mala pero tampoco era increíblemente buena. No todo salía a la perfección en su vida y eso estaba bien, existía un equilibrio entre las ocasiones lamentable y los hechos que le traían alegría. Una situación obvia, pues Jungwon no tomaba grandes riesgos que pudieran traerle problemas innecesarios.

Jungwon prefería la seguridad, una que no estaba sintiendo en el momento y giró el anillo en su dedo. Un hábito recurrente cuando quería calmar sus nervios, ya que, solía darle calma siendo consciente de que mientras lo llevara consigo no pasaría nada malo –o por lo menos, nada demasiado malo– y lo observó brillar, trayendo los recuerdos de los momentos en los cuales su suerte pareció cambiar mientras esperaba el sonido de la alarma para revisar el horno .

Al principio lo hizo de forma sutil y luego aumentó de golpe, llevándolo a descubrir la razón del fuerte cambio en los acontecimientos de su vida a los ocho meses de relación con Sunoo.

Al final, para Jungwon, todo comenzaba y terminaba con Sunoo.

Fue interesante para él cómo sus malos días parecieron disminuir con la presencia de Sunoo en su vida.

Después de tener unas cuantas citas, Jungwon parecía cargar consigo una racha de buena suerte, logrando incluso hacer tareas que antes no podía, sin importar cuánto hubiera intentando.

Esa vez, hacía un día soleado. Las nubes estaban despejadas y Jungwon se encontraba esperando por Sunoo con el algodón de azúcar rosa en su mano en la entrada del parque de diversiones, balanceando su peso sobre sus talones pensando en todos los juegos divertidos que podrían probar. Su emoción recaía mucho más en el hecho de pasar un día diferente junto a Sunoo que a ganar premios; Jungwon no era muy bueno en ningún juego de feria, no podría ser considero alguien horroroso pues  se las podía arreglar para ganar unas cuantas rondas, aun así, perdía más veces de las que le gustaría admitir. Así que, estaba más emocionado por sostener la mano de Sunoo en lo alto de la noria que por mostrar sus inexistentes habilidades pescando patos de plástico de una piscina infantil para ganarse joyas de caramelo.

Quería pensar que Sunoo estaría tan distraído con las diferentes atracciones que ni siquiera querría mal gastar boletos –y dinero– en juegos que estaban amañados para ser imposibles de ganar.

El chillido de los niños llamó la atención de Jungwon. Encontrándose con Sunoo tratando de hacer su camino hacia él entre un montón de infantes impresionados por sus alas multicolor, quienes saltaban en un intento por tocarlas con sus manos pequeñas embarradas de restos de salsa de tomate y azúcar intentando atrapar los colores que hace unos momentos sólo podían apreciar en las burbujas de jabón . Jungwon rio con diversión al ver como Sunoo parecía incómodo, sin saber la forma correcta de deshacerse de los niños mientras aleteaba sus alas  para que nadie pudiera alcanzarlo. Era algo gracioso de ver, su rostro mostraba la frustración de estar en esa situación tan absurda y a su vez Sunoo trató de mantener su temperamento a raya, lo que sin duda le costaba.

No podía culpar a los niños por su fascinación con las alas de Sunoo. Era muy posible que fueran una de las alas más bonitas que podrían haber, resplandeciente la mayoría del tiempo en un tono morado al ser tocadas por los rayos del sol reflejaban un arcoiris de colores, yendo desde el rosa pálido hasta el azul intenso. Jungwon siempre encontraría admirarlas como al fascinante.

Teniendo piedad de Sunoo, Jungwon caminó hasta él, lo tomó de la mano y sin más lo guió al interior del parque alejando lo de los niños curiosos.

Sunoo lo observó reírse y abulto sus labios.— No te burles. Mejor subamos a los juegos. —Dijo señalando hacia la montaña rusa del lugar.

Alegra Mis Días con Polvo de Hadas  ⌗ SUNWON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora