•A TRAVÉS DE TI• ||TK|| FINALIZADA.

|01|¿Destino o Casualidad?

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|CAPÍTULO I|

Lo último que vio fueron aquellos ojos llenos de odio, resonaban en su mente aquellos gritos que por más que quisiera no podía callar.

Un golpe sé hoyo cuando la enorme puerta de una refinada casa se cerró con fuerza, un joven salió a paso rápido casi huyendo, la tristeza inundaba su delicado y pálido rostro y de sus ojos incontables lágrimas que parecían congelarse con el frío, no dejaban de caer.

No huía, aunque deseara hacerlo, simplemente no podía.

Jungkook deseaba llevar una vida normal, divertirse con sus amigos, ir a la universidad. Pero estaba cansado, su vida de a poco se había convertido en una oscura pesadilla, conformándose a sí con vivir dentro de ella. Que importaba ahora lo mucho que podía tener, si al fin y al cabo la felicidad no se compra ni con todo el dinero del mundo.

“Felicidad” Jungkook después de tanto tiempo había olvidado el significado de aquella palabra. Los momentos en donde él fue feliz ya no existían más, convertidos solo en simples recuerdos muertos y enterrados mil kilómetros bajo tierra.

El joven detuvo su paso en un parque, se acercó lento hasta un árbol un poco alejado de las personas y se sentó en el pasto frío y húmedo, no le importaba mojarse los pantalones si ese momento a solas le traía tranquilidad.

Las yemas de sus dedos se había manchado de polvillo de su lápiz grafito y un cuaderno de hojas pálidas estaba sobre sus piernas, buscaba algo que lo alejara de su realidad; trazos sin sentidos o un elaborado retrato. Crear arte, era para él la mejor forma de reiniciar su alma, un simple dibujo donde podía crear una historia a su manera, cualquier error lo podía borrar, arrancar la hoja y comenzar de nuevo.

Deseaba borrar tantas cosas.

Y por qué no… Volver a comenzar.

Perdido y deambulando en sus propios pensamientos, pasaba el lápiz por la hoja blanca, dejando llevar su mano de un extremo a otro. Sin embargo, algo logro captar su atención y lo trajo de vuelta a la realidad pudiendo eliminar sus frustrados pensamientos.
Una pequeña criatura se acercó a él a pasitos cortos, pero con mucha energía moviendo su esponjosa colita, sus patas eran tan cortas que a ratos se perdían entre el pasto, el pequeño canino caminaba con gracia llevando una pelota en su hocico. Jungkook no evitó sonreír genuinamente al ver tan adorable criatura.

—¿A dónde vas con eso pequeño?— Mencionó en voz baja mirando al can.

El pequeño animal le devolvió la mirada como si estuviese a punto de responderle y ladeo su cabeza, pero Jungkook suspiró y comenzó a trazar líneas rápidamente para retratar al animalito, quien desafortunadamente al escuchar un silbido salió corriendo.

—Hey, espera…— Levantó su mirada hasta el cielo y soltó un ahogado suspiro.

Definitivamente, no había nada que él pudiera retratar en aquel lugar.

Su mirada siguió al divertido perrito que lo abandono hace algunos segundos, dejando la pelota que traía en su hocico en unas delicadas manos para ser arrojada nuevamente y así el can volvió a ir en búsqueda de su preciado tesoro.

Jungkook no pudo seguir mirando al pequeño animal. No podía quitar su mirada de aquel joven que esperaba ansioso el regreso de su pequeño compañero.

Volvió a tomar su lápiz y comenzó a trazar algunas líneas observando detalladamente la figura que se escondía en ese enorme abrigo marrón, no había color que pudiera dar con el perfecto tono canela de esa piel, continúa dibujando, observando cada movimiento, cada detalle y cada sonrisa en aquel hombre que se encontraba en frente de él.

Jungkook por fin había encontrado un toque de inspiración.

Una de sus manos se deslizaba por la hoja, y sus dedos difuminaban para dar sombras, estaba hipnotizado con aquel hombre de encantadora sonrisa y cabello ondulado, De pronto un suave golpecito en su pierna lo hace quitar la mirada de su cuaderno.

El pequeño canino había regresado.

—¿Ahora quieres que te dibuje?— Su voz sonó suave, y dejó una pequeña caricia en la cabeza del perrito —Ve con tu papá, él te está esperando.

Pero el pequeño canino no tenía intenciones de alejarse del joven artista que seguía congelándose el trasero por puro gusto, el perrito volvió a tomar la pelota con su hocico, esta vez dejándola sobre el cuaderno que quien quería que fuera su nuevo compañero de juegos.

Jungkook sentía un poquito de felicidad en ese momento, su mirada se dirigió hasta el dueño del can, quién seguía esperando el regreso de su pequeño compañero. El joven del enorme abrigo marrón y lentes oscuros, se veía preocupado al no encontrar al animal y comenzó a llamarlo por su nombre, Jungkook se preocupó de igual forma, se levantó del pasto tomando al animalito junto a la pelota y caminó hasta el joven del abrigo marrón.

—Él se distrajo jugando conmigo— Mencionó Jungkook estando a poca distancia del joven. —Lo siento.

—No te preocupes— Sonrío él extendiendo sus brazos buscando el cuerpo de su pequeña mascota.

A Jungkook se le erizó la piel, cuando noto en aquel joven el porqué de sus lentes oscuros.

—Es su pasatiempo favorito ir a jugar con desconocidos.— Volvió a sonreír

A Jungkook le tomó un par de segundos reaccionar ante aquella situación tan fuera de su “normalidad” y cuando volvió de sus pensamientos entregó al can en las manos de su dueño.

Sintió las cálidas y suaves manos del muchacho y no pudo evitar sentirse más azorado de lo que ya se sentía.

—Gracias.

Dicho esto, el hombre le regalo una última sonrisa y bajó al pequeño animal dejándolo sobre el pasto para continuar poniéndole su arnés con un poco de dificultad. Sin embargo, Jungkook no se fue de su lado, de alguna forma sentía alivio de que aquel misterioso muchacho no pudiera darse cuenta de la forma en que le miraba tan descaradamente.

Todo en el era perfecto y atractivo; sus lunares, sus labios… Y para un artista con el alma rota no había detalle que pudiera escaparse de tan hermoso rostro.

Estaba realmente hipnotizado con su belleza.

Hasta que el joven del abrigo marrón se alejó caminando con ayuda de un bastón y su pequeño canino.

Y Jungkook ahí se quedó, estático y con su mente en blanco.

Algo en él lo hacía sentir nostálgico, se quedó mirando como se alejaban, sintiendo nuevamente que la vida se le iba, está vez junto a ellos.



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