|07|El chico nuevo.

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La música clásica se oía sutilmente por todo el pequeño apartamento, el sonido de la tetera anunciaba que el agua estaba en su punto exacto para preparar su té de hierbas y el aire entraba por la ventana dándole un toque frío a su mañana.

Taehyung no le incomodaba el hecho de vivir solo, es más, era agradable llegar a su hogar después de un bullicioso día en el orfanato, ahí podía sentirse cómodo y seguro, ahí nadie lo miraba raro y si, él podía sentir cuando alguien se le quedaba mirando. No le gustaba inspirar lástima, porque él nunca se sintió menos, al contrario, muchas veces creía ser mejor que otros con sus cinco sentidos.

Sentado en el banquillo de su piano, bebía el té caliente, Yeontan estaba preparado para lo que venía, sin más que hacer, el joven maestro se dispuso a tocar, sus dedos se deslizaban por las teclas con la agilidad de un prodigio. Envuelto en la melodía, se dejó llevar, perdiéndose en sus pensamientos, sin dudas él te sabía mejor estando acompañado.

Recordó la charla con Jungkook la tarde anterior, las risas, los tartamudeos del chico a causa de los notorios nervios. Cuando sus manos se deslizaron por el delicado rostro de Jungkook, imaginaba sus facciones, asimilando a su tono de voz. Sabía que era un chico encantador.

El ladrido de Yeontan dispersó cualquier rememoranza, sin darse cuenta sus manos habían dejado de tocar.

Taehyung no se lamentaba por su condición, para el era un tema más que resuelto y asumido, pero desde que Jungkook apareció, sentía la frustración de no poder verlo.

Realmente deseaba poder ver su rostro.

Sus manos fueron directamente a su rostro y se elevaron hasta su cabello desordenándolo en el paso, quería dejar de pensar en Jungkook, quería dejar de imaginarse su rostro cada vez que lo recordaba.

Sin embargo, no encontraba forma de quitárselo de la cabeza.

Bebió lo poco que quedaba en su taza, se levantó del banquillo del piano y se dirigió hasta la cocina en donde lavó la taza y organizó lo que había ocupado aquella mañana, y es que no le era necesario la vista cuando ya tenía memorizado todo su pequeño hogar.

Minutos más tarde salió al balcón, donde tenía varias plantas que últimamente había olvidado darles la atención que merecían, puesto que con su trabajo y pasar tla mayoria del tiempo fuera de casa se le hacia un poco difícil entregarles tiempo, con una de sus manos tocaba delicadamente las hojas identificando las que estaban secas para retirarlas, una a una las iba arrancando de los tallos siempre con suavidad, de pronto el ladrido agudo de Yeontan lo asustó y las hojas secas que tenía en su mano volaron por todo el pasillo del balcón.

El can ladraba, y un gruñido se escuchó.

—¡Sssh! ¡Silencio!— Regañó Taehyung, pero el can hizo caso omiso y siguió amenazando al felino que estaba de intruso en su balcón.

Taehyung trato de mantener la calma, extendió sus brazos tratando de encontrar al canino, pero este corrió por entre sus piernas persiguiendo al gato hasta el otro lado del balcón, Taehyung cayó al suelo golpeándose el trasero y escuchó cuando alguno de sus maseteros golpearon en el suelo al caer por el barandal. Sabía que Yeontan y el gato habían hecho un completo desastre y se sentía mal, él nunca se comportaba así, era un perro tranquilo y amable.

Trato de ponerse de pie tanteando con sus manos buscando el barandal del balcón para usarlo como ayuda.

—Maldito gato.— Escuchó Taehyung una voz desconocida, y unos pasos rápidos que subían por la escalera. —¿Te encuentras bien?

•A TRAVÉS DE TI• ||TK|| FINALIZADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora