⚜CAPITULO 39⚜

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— ¡Ya la tuviste tú, dámela! — se queja la señora Katie

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— ¡Ya la tuviste tú, dámela! — se queja la señora Katie.

El señor Eliah no deja que su mujer se acerque a su nieta a la cual le está dando el biberón. Hoy cumple 4 meses de nacida y también le queremos hacer su bautizo.

Estoy sentada en la orilla de la cama doblando la ropita de mi hija y alistando la que le pondremos hoy.

También alisto la mía y armo una pequeña maleta para poner mis implementos de gimnasia, después de meses vuelvo a competir, espere un tiempo para volver a entrenar ya que Sam es mi entrenadora y dijo que lo dejaría de hacer si Georgi no le pagaba.

Sonrío al recordar cómo peleó con Georgi para que le pagará.

Los otros dos que están frente a mí no dejan de pelear ya que la señora Katie es la que le quiere dar el biberón y el marido no la deja. Georgi llega con las cejas arrugadas por el griterío de ellos dos y le quita su hija a sus padres para entregármela.

— Dejen de utilizar a mi hija como un muñeco — los regaña y se voltea hacia mí — y tú no se la vuelvas a dar si no se comportan, esta pequeña la van a lastimar.

— No seas tan exagerado solo le estaban dando el biberón — volteo los ojos y me concentro en que mi hija se acabe el biberón.

— Claro, mientras forcejeaban con ella en brazos — no le presto atención mientras sigo con mi hija. Últimamente está muy gruñón, lo sobreprotector que es con Gianella lo tiene así.

Sus padres prefieren irse a terminar ahorcados por él, se despiden de la niña y se retiran del cuarto.

— Puedes tenerla mientras yo le preparo el baño — asiente y se la entrego mientras yo me encaminó al baño a sacar su tina para bañarla.

Ya con todo listo vuelvo a salir encontrándome a Georgi haciéndole mimos.

Ella está acostada en la cama y él hablándole de cerca, parece que estuvieran teniendo una conversación entre los dos, porque ella le balbucea y él le responde.

— Que, la abuela le jalo su manita — le habla mientras ella estira su bracito regordete intentando tocar su nariz— mala abuela.

— No quisiera interrumpir su conversación, pero hay que bañarse.

Me ayuda quitándole la ropita dejándola en pañal.

— ¿Me ayudas a bañándola tú?, estoy buscando mis mallas de gimnasia y no las encuentro.

— Yo te ayudo a buscar la malla y tú la bañas — se va a nuestro armario para buscarlas.

Nunca la baña, dice que sus manos maltratadas le harían daño a su hermosa piel. Todo un cursi con ella.

Después de bañarla y vestirla ya estamos en la iglesia para su bautizo.

THE BLACK MAFIA  (+21) ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora