Esa misma noche, ese primero de Febrero, ese en el que Minho no paraba de mirar a ese chico.
Pudo haber sido extraño, sí, pero en primer lugar; Lee era abiertamente gay, y, en segundo, su amigo Seungmin lo había obligado a asistir a dicha fiesta, la...
Después de aquellos mensajes, había sido una especie de víctima de un bombardeo de mensajes de Tuan. Cosa que no le gustaba mucho ya que, a pesar de que había aceptado tan solo por la insistencia del mayor, no quería hacerlo sentir mal.
Era alguien mayor por el hecho de que había estudiado casi cuatro carreras en 17 años, en esa misma universidad.
Eso era algo loco realmente.
—Lee, nos separamos aquí —Musitó Seungmin con cierto nerviosismo y la mirada perdida en un solo punto.
Minho notó eso casi en seguida, y una risa leve se le escapó.
—No me jodas Lee know, ¿de qué te ríes?
Lee se acercó al menor, jalando su muñeca y susurrando algo ya bastante evidente.
—Creí que eras totalmente hetero pero veo que no, ¿ y aparte eres el pasivo?—Se burló él. Ya que por cierto, su amigo estaba totalmente perdido en el pelirrojo y galán de la noche anterior— Estoy orgulloso de tí mi amigo.
Y pegó el grito en el cielo.
—¡¿DE QUÉ HABLAS?!, ¡NO, NO, NO!—Cubrió su boca de repente. Su reacción tan idiota a lo que Lee Minho le estaba sugiriendo había sido casi impulsiva y tonta.
Gran parte del grupo se quedó observando al par de amigos, causando todavía mas negación de parte de Kim. Quien no lo dudó ni un momento y se llevó a su amigo consigo, bajando las escaleras y encontrándose en el salón de abajo.
—¿Que estupideces dices ahora?
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Lee
—No no, nada, solo deberías ser más cuidadoso con tus miradas— Dijo, despidiéndose del menor y dirigiéndose de inmediato a las escaleras, corriendo como si segundo día en esa universidad dependiera de ello... y era que sí lo hacía.
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Al ingresar al aula de la que tanto huía ese día, sintió miradas sobre él. Solía molestarle un poco cuando la gente se quedaba contemplandolo, o a cualquier persona en general; se ponía a pensar en cómo alguien que tuviese miedo de eso se sentiría, y la persona que fuese, él deseaba ayudarle.
—Buenos días.— Musitó dando una reverencia de unos quince grados, con la cabeza baja y dirigiéndose a su asiento. Cuando, de repente, había escuchado una voz conocida, repentina decir su nombre.
¿Lee Minho?
Cuando se dió cuenta, se trataba del borracho y fastidioso Seo Changbin de la noche anterior; hermano del bonito Han Jisung.
Lee solo asintió orgulloso y volvió a fijar su mirada en la pantalla, sin prestar atención mínima al contrario.
—Bien, escúchame, te lo voy a preguntar una sola vez y si no me-
