No me gusta sentirme así.

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Kacchan, no es agradable.

Hace algunos minutos estábamos ambos en el sofá con los otros...

Estaba anotando algunos datos sobre héroes y a escondidas algunos detalles sobre ti.

Aunque no notaste eso último, comenzaste a decirme que debía dejar de murmurar y perderme así entre mis pensamientos...

Entonces llegó Kirishima-kun, algo herido, cansado. Volvía de ayudar en una misión de rescate bastante importante, ya que solamente se solicitó su presencia pues su quirk era favorable.

Te levantaste. Me asusté un poco, creí que me golpearías por escribir cosas sobre ti.

Pero en vez de eso, rodeaste el sillón.

Chocaron puños. Tú y él.

Bueno, tú lo abrazaste, Kacchan.

No fue él quién se te colgó del hombro y te obligó a hacerlo. Lo hiciste. Tú, tú lo hiciste. Lo ví perfectamente porque extendiste tus brazos a tus costados muy ligeramente, Kacchan, lo ví.

¿Por qué lo hiciste? Sé que es algo digno de admiración, fue muy genial que lo llamaran por privado para informarle sobre la misión.

Pero Kacchan, ¿era necesario abrazarlo? ¿Por qué lo hiciste? ¿Con qué necesitad hacerlo?

Un abrazo largo, horrible... Tan repugnante.

Kacchan. Me viste, viste mi rostro... Y aún así no lo soltaste.

Permanecieron así segundos interminables, no pude aguantarlo. Tuve que irme, Kacchan. No pude ver más tiempo como mantienes en tus brazos a otra persona que no soy yo.

Creo que mientras me iba se acercaron los demás a ustedes, para felicitarlo a Eijiro. No lo sé. No me dí vuelta para confirmarlo. Solo seguí avanzando y me perdí entre pasillos hasta llegar al que me conducía a mi habitación.

Duele, duele, duele.

Es extraño, duele.

En mi pecho, muy dentro.

Kacchan, no eres mío.

Nunca lo serás.

¿Qué es esta sensación?

Lo detesto. Detesto sentirme así cada vez que él está.

Es... Doloroso, es doloroso admitirlo.

Tú lo aceptaste. A él. De otra manera no permitirías que sea así contigo.

Lo aceptas. No puedo hacer nada por eso.

Aunque el corazón me apriete.

Aunque tenga éstas imparables ganas de llorar... No te preocupes por eso, Kacchan.

Haré lo mismo de siempre. Me alejaré para no verte, para que no duela. Entonces me esconderé y lloraré.

Porque además sé que no te agrada verme llorar, Kacchan. Seguro soy muy feo al hacerlo.

Sentirme así.

Es raro, muy raro.

No soy la persona que decide quiénes pueden estar cerca de ti. No hay nadie que pueda hacerlo, excepto tú.

¿Entonces por qué tengo esa necesidad de alejarlo lo más que pueda?

¿Por qué tengo tanto deseo en hacerlo a un lado?

¿Por qué quiero ser justo como él, Kacchan...?

















Ah.














Lo que sentí por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora