Hanagasa

5. Disculpas, sueños y finales

Hoy es una de esas noches en las que no puede dormir. La lluvia torrencial es tan fuerte como aquel día, en el que el cielo lloró.
Y siente su corazón encogerse tanto que podría incluso desaparecer.

Se abraza a sí mismo, la lluvia que amaba admirar, fue la misma que no perdonó a su flor aquella noche, ahogándolo.

"Él se... se fue."
Las lágrimas desbordaron por sus ojos y cubrió su boca antes de sollozar, huyendo del aula dejando a todos confundidos.
Nadie entendía por qué la presidenta de la clase dos estaba tan consternada. Chanyeol lo entendió horas más tarde, cuando fue a buscarlo a casa.

Baekhyun se había suicidado el fin de semana.

Y Chanyeol no podía sentirse más vacío.
Aquel día lluvioso en el que se vieron, compartieron por primera vez un ramen y también el paraguas. Park no esperaba la espontánea gentileza cercana de Byun, pero no la desaprovechó e incluso tuvieron el atrevimiento de usar los mismos palillos.
Era casi como una verdadera cita, como si ambos se gustaran. Quizá así era.

Luego dejó a Chanyeol en la parada de autobús, agradeciendo la salida. El sol brillaba bastante, dejando al alto sintiéndose justo como en una película romántica.

"Creo que... te veré luego." Insinuó.
El pelirrosado dudó un poco, pero asintió con sus bonitos ojos marrones brillando.
Esta vez el paraguas no lo escondía.

"Sí, después."

Y sin entenderlo, Park sonrió y Baekhyun también lo hizo.
El uno para el otro.

El pequeño niño ha desaparecido, junto a esa gentil voz que tanto añora escuchar. Incluso hoy, pensar en su desnudez, se vuelve algo doloroso de intentar.
No sabía que esa sería la última vez que lo vería sonreír. Porque desde que se fue, ha estado enamorado de Baekhyun sin tener su permiso.

Fue fugaz. Pero no por eso puede disiparse la marca que dejó en el corazón dolido de Chanyeol. Sigue completamente teñido por este sentimiento que quema en su interior y que no es capaz de apaciguar.
Porque Baekhyun era bonito.
Y también efímero, como el verano; la estación en la que se conocieron. Quizá por eso era la estación favorita del muchacho llorando entre las sábanas.
Baekhyun nació en verano y se despidió en invierno, tan rápido y frío que solo se desvaneció; desde entonces , la temporada de Chanyeol jamás se sintió tan solitaria como ahora.

Toda la escuela pronto se enteró de lo sucedido. El interesante chico de la clase dos había desaparecido. Jongdae y Kyungsoo ni siquiera intentaron tocar el tema con su amigo, porque no era el momento. Y quizá, jamás lo iba a ser. Lo que el guitarrista siente o piensa a cerca de su amor platónico y lo que sucedió, es algo que ni siquiera sus amigos podrían saber jamás.
Algo que solo se quedará entre él y las letras de sus canciones compuestas. Entre él y el sonido de las golondrinas volar mientras imagina otra vez la bonita sonrisa del pelirrosa a su lado, corriendo entre los pasillos para alcanzarlo.

Hoy es una de esas noches en las que se disculpa una y otra vez con su imaginación, de no haber podido hacer algo. Baekhyun estaba deprimido y él lo sabía. La forma en la que sus ojos de cachorro se expresaban pidiendo ayuda al sonreír era apenas notoria, pero jamás tuvo el valor de preguntar.
Y el saberlo, solo lo hacía sentir peor.

"Si se los dijera... sería una despedida."
Aquella frase retumba en su cabeza.

"Te quiero."

Lo siente. Desde lo más profundo de su pecho lo hace; porque jamás ha sido lo suficientemente fuerte cuando se trata de Baekhyun. Él también lo quería bastante.
Debió haberlo besado en aquella parada de autobús para poder quedarse un poco más de tiempo a su lado, evitando que llegase a su hogar. De nuevo, en soledad. Aún si fuera con un beso de vuelta o una bofetada por el atrevimiento, siente no haberlo hecho quedarse; no haber hecho nada por él.

Y siente muchísimo el no ser capaz de ir una vez más a aquella tumba en la que dejó el paraguas de flores que Byun había olvidado en su mochila el día de la cita. Aquel paraguas que se interponía entre ellos y que tanto juraba odiar, esa última vez los unió. De eso está seguro. Aún se lo agradece internamente el 12 de cada mes.
La única fecha en la que fue capaz de visitar la cripta.
Chanyeol besó con cariño y melancolía el borde del paraguas, como una despedida. Porque así se sentía, así debía ser.

Aún ahora, un año después, pensar en el bonito niño del paraguas floreado es difícil. Nadie habla de él. Probablemente la escuela aún lo recuerda, pero no con el dolor de Chanyeol. La lluvia debería poder ser capaz de limpiar su corazón, pero es imposible; el nudo en su garganta es fuerte, duele tanto que no puede gritar.
Jamás podrá hacer nada contra este sentimiento dentro suyo, no importa cuantas veces recorra la película de sus recuerdos. Recuerdos de los que ahora somos parte tú y yo también.
Desde el día en que conoció a un pequeño niño, como una flor, entre paraguas y corazones, imaginándolo con golondrinas y flores, y que aveces lo hacia sentir como un pequeño niño, malhumorado; no es ahora más que un recuerdo lleno de disculpas, sueños y finales.
Pero que no se podrán borrar.

Pues sigue enamorado de él.
Y eso nunca va a cambiar.