capitulo 8. No llores.

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El azabache alza la ceja al abrí y encontrarse con un trio inusual, era raro ver a Luzu con Rubius, el mas cuerdo del trio pide un tiempo para platicarle algo.

– ¿Es un asunto privado? —Cuestiona viendo asentir al castaño. – Uh, entonces tendrán que venir en otro momento.

– ¿Hay algo mas importante que nosotros? —Ataca el rubio recibiendo una risita como respuesta. – No te rías, cabrón.

– Es que esta Guillermo, iba ayudarle en algo y... Lo prometí desde hace días —Explica abriendo por completo la puerta para dejar ver al albino que estaba detrás mirando su móvil. – Willy.

– Hola —Saluda ante la queja del de amatistas.

– ¿En que vas ayudar a ese? —Interroga con una mueca, se notaba molesto.

– Osito, no tienes que ponerte así, solo ayudare a construir algo con él —Da un leve golpecito en la frente del hibrido de oso. – Estaré de regreso en tres horas, ¿vienen o voy?

La mirada asesina de Rubius a Willy se le hacia divertida al ultimo por lo que una sonrisa burlona aparece en su rostro.

– Es raro que estén juntos —Comenta el de boina verde.

– ¡Luzu esta aquí por mi! —Exclama el menor. – El cabrón cree que me puedo perder, ya saben, es bien dramas el don.

– Pues muy equivocado no esta —Vegetta habla provocando un puchero en el indagando Mexicano. – Les hablo cuando termine, ¿si? Y ya me dicen si vienen a mi casa o yo voy a alguna de ustedes.

Quackity tuvo que sacar a jalones al rubio que veía amenazador al albino de ojos rasgados, el de rubís se limitaba a ver el show con seriedad, el azabache se despedía con una sonrisa que era dirigida más para Rubius.

...

Vegetta se despide con un gesto de su mejor amigo para después marcarle al rubio de ojos verdes para saber donde iría, aunque primero iba a su hogar a cambiarse y dejar algunas cosas.

El hibrido de oso había dicho que fuera a su hogar, ahora solo debía dejar cosas que sobraban y estorbaban.

Cuando todo estuvo listo se dispuso a ir al casa del osito, pero la casual llegada del castaño se lo impidió, para el de amatistas era raro verle, el hibrido de búho no lo visitaba a menos que necesitara algo o sea una travesura.

...

Los rojos veían al pelinegro comer con tranquilidad, el híbrido de oso se acababa de ir diciendo que el se encargaría de hablar con el azabache de violetas, pero eso le preocupaba un poco al castaño, ¿por qué tenía un mal presentimiento? Quackity nota el cambio de expresión por lo que se atreve a depositar un beso sobre la mejilla de Luzu quien sorprendido le mira, sus orbes pudieron ver la radiante sonrisa del menor que tanto adoraba.

El cielo empezó a oscurecer, por lo que sugirió al pelinegro pasar la noche en su hogar.

– ¿Una taza de chocolate? —El mexicano asiente. — ¿Quieres galletas?

– Claro, Luzu... ¿Crees que le ira bien a Rubius? —Cuestiona curioso.

– Si, Vege lo ama mucho —Contesta dejando la taza de chocolate caliente, el humo aun salía de esta. – Pero.. Iré a hecha un vistazo cuando pare..

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