✧・゚𓂃 violeta.

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Después de ese fin de semana, mi rutina diaria cambió por completo, girando alrededor de un sol conocido como Jeongin. Me levantaba y le escribía, comía y le escribía, estudiaba y por desgracia apagaba el móvil para no distraerme, pues tenía que sacar el primer año de universidad sí o sí, que para algo me la estaban pagando mis padres. También iba a verle todos los días posibles, cada vez que tenía suficiente tiempo y el coche de mi madre libre, pues era una hora en él y casi tres si cogía el transporte público, pero realmente merecía la pena todo el interminable trayecto con solo verle.

Yo ya había terminado mis últimos exámenes del curso, y en cierto modo, aunque aún no hubiera recibido los resultados, me sentía libre. Nada me obstaculizaba hablar con Jeongin por horas y horas.

─ ¿Y tú qué piensas hacer? ─pregunté recostándome en mi cama, con una mano sosteniendo el móvil junto a mi oreja y la otra jugueteando con los pliegues de la sábana. Llevaba las últimas dos horas al teléfono con Jeongin, y aún así se sentían pocas.

─ Ahora voy a bajar a ver a Bruno ─Ese era el nombre de una de las ovejas de su granja. Sí, Bruno, un nombre masculino a pesar de que el animal era claramente hembra, porque según Jeongin, veía en su mirada que se sentía hombre y no mujer. ─ Últimamente se comporta raro conmigo, casi no hablamos.

─ Me refiero a tus planes de estudios, de futuro, idiota ─respondí entre risas.

─ Oh, eso no lo he pensado.

─ ¿No tienes nada en mente? ¿Algo que quieras estudiar?

─ Mmmm... ─se hizo silencio, únicamente escuchándose el rebote de la pelota contra la pared, esa con la que Jeongin llevaba jugando desde que me había llamado. ─ Me gustaría estudiar arte.

─ ¡Aquí en Seúl hay muchas universidades!

─ Ya lo sé, pero no quiero dejar a mi abuela sola...

─ ...

─ Y la granja también me gusta, así que quizás me quede aquí...

─ Oh, entiendo... ─intenté disimular el desánimo de mi voz, el cómo se me habían roto en pedacitos las ilusiones que tenía de que Jeongin se viniera a vivir aquí, conmigo. Ahora que yo tenía un piso propio podríamos compartirlo, a pesar de no ser muy grande. ─ Supongo que lo que decidas estará bien.

─ ¡JINNIE!

─ ¿Qué? ¿Qué pasa? ─pregunté alarmado por el cambio de tono, sorprendiéndome al escucharle y pegando un pequeño salto en el colchón.

─ ¡Acaba de salir un anuncio en la tele y uno de los hurones era idéntico a ti!

─ ...

─ Voy a hacerle una foto, espera.

─ ...

─ Creo que me he enamorado de un hurón.

─...

─ ¿Sigues ahí? Era broma lo de enamorarme de un hurón, estoy casi cien por cien seguro de que me gustan los humanos.

─ Jeongin...

─ ¿Sí?

Suspiré derrotado, incapaz de molestarme con él, incapaz de odiar sus tonterías y comentarios extraños, sencillamente porque había terminado por amarlos con el paso del tiempo.

─ Que me voy a dormir.

─ ¿TAAAAAAAN PRONTO? Apenas llevamos tres horas hablando.

─ Mañana tengo clase, me dan los resultados.

─ ¡A mí también! ─respondió emocionado, cambiando nuevamente el sentimiento en su voz sin previo aviso y sacándome una sonrisa por consecuencia. ─ Me ha dicho la abuela, que si apruebo todo, me llevará al parque de atracciones como regalo.

─ ¿Regalo por aprobar?

─ Regalo de cumpleaños, bobo.

EH.

EH.

EH.

¿Cómo que regalo de cumpleaños? A mí nadie me había informado de eso. Cierto que tampoco se lo había preguntado, pero daba por hecho que si era en una de las fechas próximas, Jeongin mismo me avisaría.

─ ¿Cuándo es tu cumple, Innie?

─ El sábado que viene, me muero de ga-

─ Iré contigo.

─ ¿Eh?

─ Al parque de atracciones. Dile a tu abuela que no hace falta que te acompañe, yo iré a recogerte el viernes y pasaremos todo el fin de semana aquí hasta el domingo, que te volveré a llevar de vuelta.

─ ¿EN SERIO? ─tuve que apartar unos centímetros el móvil de mi oreja para que no me estallaran los tímpanos por el volumen con el que lo había dicho. ─ ¡YO QUIERO MONTAR EN TODAS LAS MONTAÑAS RUSAS, DE ESAS QUE VAN TAN RÁPIDO QUE SI SE ROMPEN TE MUERES AL INSTANTE!

─ ...

─ ¡Y LUEGO PODRÍAMOS IR A LA CASA DEL TERROR Y-

─ Para, para, para, STOOOOP.

─ ¿Eh? ¿Qué pasa?

─ Ya hablaremos todo lo demás, por ahora solo infórmale a tu abuela de que el viernes estaré allí sobre las seis.

─ ¿De la mañana?

─ De la tarde, bobo, que tenemos clase.

─ ¡Entendido señor! ─exclamó con entusiasmo, fingiendo tono de soldado y sacándome varias risas. De verdad que amaba las tonterías de ese chico. ─ Llevaré una pañoleta violeta atada al cuello para cuando vengas a recogerme.

─ ¿Eh?

─ Sí, ya sabes, para que me reconozcas.

─ Jeongin, ya sé quién eres, no hace falta que llev-

─ ¡La llevaré de todas formas ,déja... oh, hola abuela... sí, sí, perdón, ya dejo de gritar... es por culpa de Jinnie, sí, está al teléfono... ─rodé los ojos al imaginar a la abuela de Jeongin regañándole por levantar la voz a tales horas. ─ Dice mi abuela que hola y que tiene ganas de que vuelvas.

─ Fui la semana pasada.

─ Da igual, te echamos de menos.

─ ¿Le has dicho lo del viernes?

─ ¡OH CIERTO! ¡ABUELAAA, ESPERA ABUELA, NO TE VAYAS...!

Luego de eso escuché un golpe sordo, como si hubieran dejado caer el teléfono, y di por hecho que eso era exactamente lo que había hecho Jeongin, dejar el teléfono tirado y salir corriendo en busca de la adorable mujer que tenía que lidiar con él cada día.

─ Buenas noches Jeongin... ─murmuré sonriente, aún sabiendo que nadie me iba a responder.

Y colgué, teniendo que desbloquear el teléfono nuevamente a los pocos minutos al ver una llamada entrante.

─ ¿Jinnie?

─ Sí, aquí estoy.

─ Se me olvidó despedirme.

─ Ya lo sé ─respondí riendo mientras terminaba de arroparme con las sábanas. ─ No importa.

─ Buenas noches Jinnie, no sueñes con abejas ni lombrices gigantes.

─ ¿Tú con qué piensas soñar?

─ Contigo obviamente.

De nuevo ese cosquilleo en el estómago al escucharle.

─ ¿Conmigo?

─ Y con el parque de atracciones. Tendré los mejores sueños del mundo.

─ Entonces yo soñaré lo mismo ─respondí sonriente, deseando con todo mi corazón que mis palabras se hicieran ciertas.

─ ¿Soñarás contigo mismo?

─ Soñaré contigo, idiota.

─ Genial, buenas noches Jinnie.

─ Buenas noches Innie.

Cerré los ojos y no supe si prefería que él me encontrara en sus sueños o yo a él en los míos, porque ambas ideas eran igual de perfectas. 

colors ✦ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora