Capítulo 2

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La cabeza de Eijirō dio vueltas mientras despertaba de su sueño. Primero noto que estaba sobre su mullida cama con signos de haber sido puesto allí porque las sábanas aún estaban debajo de su cuerpo y no extendida sobre él. Al principio mientras su cerebro salía de la bruma del sueño de dio cuenta que eso no era normal y tampoco el hecho de que estuviera en su cuarto cuando lo último que recuerda era haber visto a un fabuloso hombre de pie en su patio trasero.

Y luego se desmayo.

Sin moverse de la cama comenzó a pensar que quizá todo había sido un sueño muy loco al sentirse presionado por sus propios pensamientos acerca de la frustración sexual al mantener relaciones sexuales con su pareja. Nada se sintió diferente excepto por el hecho de que la sensación de ridiculez por sus pensamientos tan destructivos; tal vez necesitaba ayuda profesional.

Se levantó de la cama y fue cuando supo que todo lo que había estado pensando minutos antes había sido real. Demasiado real que ahora la imagen del hombre que revoloteaba en sus retinas estaba sentado en uno de las sillas de roble y sin decir una sola palabra mientras ambos de veía a los ojos Eijirō apretó el suéter que apenas si cubría su cuerpo dándose cuenta que estaba vestido casi igual que una trabajadora sexual. El corazón comenzó a galopar dentro de su pecho tanto que temió que se pudiera escuchar en la silenciosa habitación en plena madrugada.

La espalda de Kirishima se enderezó cuando el hombro rubio se puso de pie en todo su esplendor y no pudo evitar notar cuan trabajado estaba ese cuerpo envuelto en varias telas suaves a la vista. Si alguna vez el tuvo una imagen de como luciría un Dios, sin lugar a dudas la figura de este majestuoso hombre no encajaba ahí.

─Al fin despiertas─el hombre suspiro y se acercó a Eijirō quién retrocedió sobre la cama. Cuando vio este gesto reticente decidió no dar un paso más y en su lugar opto por hablar desde ahí ─Dado que pareces no saber como llegue aquí he de suponer que fuiste obligado.

Para el rubio no era extraño cuando obligaban a los humanos a invocarla y ofrecer su vida a cambio de un favor. Había grupos que se hacían por pasar religiosos que eran directamente sectas que lavaban el cerebro de otros humanos para hacer su voluntad. Había Dioses que no importará de dónde venía el creyente o lo que ofrecía porque simplemente amaban el derramamiento de sangre. Pese a su habitual temperamento muchas cosas pasaron en su longeva vida como Dios de la fertilidad cómo para hacerlo sentir irá y desprecio por los humanos; también aprendió que no todos fueron hechos con el mismo molde.

Había humanos más benevolentes que un propio Dios. Fue testigo de muchos como para saber que los humanos podían luchar igual a igual a un Dios y solo faltaba tener una perseverancia, sin miedo a la vida o muerte y sinceridad genuina. No muchos podían gozar de esas características tan únicas

─N-no, como decirlo…─movio sus manos a su alrededor tratando de explicarse sin ofender al Dios presente ─Jamás creí en estas cosas esotéricas ─los grandes ojos granate de Eijirō parpadearon sin quitar su mirada del rubio y este se sintió alabado por la mirada.

─Bueno, no puedo irme sin antes haber cumplido con lo que querías por invocarme. Pero no haré nada que no pidas ─la piel de Eijirō se erizo cuando la voz del rubio se hizo más profunda que incluso resonó en su núcleo.

No, definitivamente Kirishima no estaba exitandose solo por la idea de ese hombre apresandolo contra la cama mientras se hundía deliciosamente en su agujero en movimientos lentos y profundos sacanso gemidos de él llenos de éxtasis por la satisfacción de que estaban jodiendólo.

ⓘ Eros ⓘ |BKKR BY ILLUMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora