4- Entrelazados en el silencio

14 3 0
                                    

No sé cuánto tiempo pasó desde que...que Mattheo...

-¡¿Que carajos?!- chilló una voz femenina a mi izquierda.

Giré automáticamente mi mirada hacia la puerta de la habitación, reaccionando por primera vez, volviendo a tomar control de mi propio cuerpo. Ahí estaba Oliveira plantada con cara pasmada, ojos como platos y boca abierta observando la escena.

-Acaba de...de...- y soltó una arcada que la hizo vomitar a un lado de la puerta.

Eso pareció hacerla sentirse mejor, porque aunque seguía con cara de haber visto un alíen ya no parecía enferma. Seguro que iba borracha. Se volvió a incorporar limpiandose la boca con el dorso de la mano, fijando sus ojos de nuevo en mi.

-Creo que el alcohol me afectó mucho... creí haber visto a Mattheo desintegrándose.- soltó una risa irónica negando con la cabeza, la cual se le borró automáticamente al ver mi cara de espanto.

-Yo... no sé cómo... yo...- tartamudié sin poder encontrar fuerza para hablar, mis cuerdas vocales parecían perdidas.

-Estás pálida...- murmuró acercándose a mi lentamente hasta quedar a menos de medio metro de distancia. -Eso... lo que ví- señaló el lugar donde había desaparecido Mattheo, su cara pasaba de la confusión a espanto. -¿No lo imaginé?¿O tu también vas borracha o drogada?

Mi silencio sólo confirmó su teoría, porque abrió más los ojos e intercambió miradas rápidas entre el lugar donde solo quedaba cenizas y yo. Por un momento pensé que se le saldrían los ojos de sus órbitas.

-Cuando salí de baño el intentó... y de un momento a otro empezó a sangrar por la nariz, luego los ojos y empezó a gritar como si lo estuvieran matando, gritos de dolor, no pude hacer nada, ni siquiera me podía mover de mi lugar.- empecé a hablar a toda velocidad por los nervios que volvían a recorrer mi cuerpo. Sentí que me iba a dar un ataque de pánico cuando no conseguí respirar normalmente.

-Helen, tranquila. Respira.- ella trató de mantener la calma para que no me alterara más.- No hiciste nada, no le encuentro explicación razonable a lo que acabamos de ver pero necesito que me mires y respires.- me sujetó la cara entre las manos, formándome a mirarla.

Tragué saliva y le hice caso. Empecé a contar en intervalos de 4 segundos para tomar aire, aguantarlo y expulsarlo. Rápidamente logré hacer que mi respiración fuera estable de nuevo, alejando la sensación de opresión en el pecho.

-Tenemos que salir de aquí, tengo un mal presentimiento.- dijo Oliveira apretando los labios mientras miraba la ventana de la habitación.

Yo simplemente asentí y la seguí hacia la ventana. Ya sabía que iba a hacer. De pronto escuchamos cómo la música proveniente de la fiesta se apagaba de golpe y se escucharon sirenas de policía. Rápidamente Oliveira se apresuró a salir por la ventana como mismo cuando escapamos de su casa. Ella me hizo señas para que me apresurara cuando me quedé mirando la habitación por unos momentos.

Bajamos al jardín cuidando de que nadie nos viera, estaban unos carros de policía en el frente de la casa, llevándose a varios adolescentes. Nos apresuramos a irnos de ahí de regreso a su casa. Sin mirar atrás. No dijimos una palabra más por todo el camino.

***

Habían pasado 3 días desde la fiesta, 3 días desde que Mattheo había desaparecido, si así se podía decir. Todo ese tiempo me lo pasé con los nervios de punta, mirando por encima de mi hombro como si alguien me persiguiera. Cuando regresamos a casa de Oliveira ninguna dijo nada, nos cambiamos de ropa y nos acostamos a dormir, aunque ninguna en realidad se pudo dormir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 27 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RadioactiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora