Capitulo 14

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El tiempo aquí pasaba muy lento, todo se resumía en gritos y peleas con Sanzu y Mikey.
Incluso una vez Sanzu entró a mi habitación a la fuerza diciendo que quería que empezáramos a formar una familia. Trato de acostarse conmigo pero por supuesto que no accedí, lo odiaba tanto que su cara de drogado me repugnaba.

Había pasado un poco más de un mes cuando un día Rin apareció en la mansion:

-Quiero hablar contigo - me pidió.

-Rin vete - la voz me tembló - no quiero que él te vea aquí.

-¿A qué le tienes tanto miedo? Puedes venir con nosotros y Ran.. - la puerta de la entrada se abrió y el paro de hablar.

-¿Qué necesitas con mi mujer Haitani? - Sanzu camino a mi lado, pegando mi cuerpo al suyo.

-Necesito hablar con ella Sanzu, a solas.

-No se puede, vete.

Se retaron con la mirada y con armas. Tenía miedo porque Sanzu estaba absurdamente drogado y en ese estado no sabía que estaba bien o no. Me puse entre los dos y me gire a Rin.

-Vete y no vuelvas - los ojos se me llenaron de lágrimas, por lo que miré al piso - aqui estoy bien.

-¿Eres feliz Alexa? - la pregunta de Rin me dio vueltas, claro que no lo era.

-Si, más que con tu hermano. Más que con cualquiera.

-No se que demonios te hicieron pero algo si te voy a decir - bajo al arma y camino a mi lado -. Deja de mentirte y empieza a recordar el momento en el que fuiste más feliz.

Baji llegó a mi mente.

-Exacto, con Baji - parece que Rin leyó mi mente - ¿Qué quería él? Que te alejaras de este bastardo - señaló a Sanzu que lo miraba con desprecion.

-Adiós Rindou.

El dio la vuelta y de mala gana azotó la puerta haciendo eco por toda la casa. Mis piernas perdieron fuerza y me deje caer al suelo, ¿por qué tenía que mencionar a Baji?

-Es mejor que comiences a aceptar que este es tu lugar - dijo Sanzu poniéndose en cuclillas a mi lado - y que de aquí no vas a escapar nunca preciosa. 

Recordar a Baji me hizo recordar que hoy llegaba mi hermano y en poco tiempo Kazutora saldría del reformatorio.

-Ponte esto, te espero en media hora abajo. Vamos a salir.

-Sanzu no me siento nada bien - era verdad - me duele la cabeza y quiero vomitar.

-Y yo no te pregunte te como te sentías, te dije que vamos a salir.

Me aventó el vestido en la cara y me dejo sola. El vestido era diminuto en color rojo con un escote muy grande en los pechos y resortes a los lados de la cintura.

De mala gana me vestí con ese vestido, no quería hacer enojar a Sanzu. Hace poco me había aventado un jarrón de flores cerca de los pies porque no quería salir con el a cenar, también me dio una cachetada y me hizo pedirle perdón de rodillas porque no tenía hambre a la hora del desayuno. Tambien me jalaba el cabello, los brazos y con sus ataques de ira me rompía la ropa.

El lugar al que me llevó parecía un prostibulo, mujeres casi desnudas, hombres bebiendo y lanzando dinero. Me di cuenta que Sanzu solamente me llevo ahí para exibirme como su trofeo, porque en cuando me vieron las personas con las que nos sentamos me miraron de manera morbosa de pies a cabeza, uno incluso se acomodo el paquete por debajo de la mesa. Fue tan repugnante.

-Pero Sanzu, ¿De donde sacaste a esta belleza?

-Es mi prometida.

-Pues que buena prometida tienes, esperamos la invitación a la boda.

-La tendrán.

Me hizo sentarme a su lado, quería que todos me vieran y me obligó a sonreír como idiota mientras me servia ocasionalmente vasos de whisky, que yo tiraba por debajo de la mesa cuando el miraba a otro lado.

-¿Sabes bailar? - me pregunto un tipo.

-No.

-Cuanto me encantaría que bailaras.

Sanzu me miró y me hizo una señal para que me pusiera de pie, pero no obedecí.

-Baila - me ordenó frente a todos.

-Sanzu.. yo no - su copa vacía se estrelló contra el piso.

-¡Baila!

No me lo estaba pidiendo. Era una orden.

Al ver que no me movía se acerco a mi, saco algo de la bolsa de su pantalón para agarrarme de las mejillas y obligarme a abrir la boca. Deslizó una pastilla desde mi lengua hasta que bajo un poco por mi garganta.

-Tienes cinco minutos para hacer lo que te dije o no querrás que tus queridos Haitani sufran tu desobediencia.

-Sanzu por favor - le supliqué con las lagrimas a punto de caer. Me dio un beso y sonrió.

-Bien, así me gusta cariño. Si se te corre el maquillaje te mato.

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QUEDATE OTRA VEZ (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora