PRIMERA ENTRADA

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Realmente no sentía nada, solo era... Cómo podría explicarlo para que se entendiera mejor.? Era como, como quedarse dormido, si, así era, es como esos momentos antes de quedarte dormido, donde todo a tu alrededor desaparece y te vas en una nube, era exactamente eso, siendo sincero ahora, con el mismo, de saber cómo se sentiría cuando al fin tuviera el coraje lo hubiera intentado antes. había algo de lo que se arrepentia? Quizás si, solo tal vez en ese momento uno de sus arrepentimientos más banales era era el no tener una manta para cubrir su cuerpo, tenía un frío de muerte, el frío era bastante abrumador, se estaba congelando lentamente, podía sentir como el frío se colocaba en cada mínimo lugar de su cuerpo, sintió mucho frío por todos lados, como el frío subía de sus muñecas hacia todo su cuerpo, temblaba en el suelo de su casa, era más que obvio que tendría hasta los labios morados, que asco, el violeta no era mucho su color, aunque, que importaba eso ahora, seguramente su mamá se enojaría de verlo así, seguramente le gritaría enviándolo a ponerse un suéter o algo que cubra su cuerpo, pero para que? ¿ya que importa tenía en esas instancias? Estaba a nada de caer dormido del todo cuando unos pasos se dejaron oír sobre el suelo de cerámicas blancas y luego... Luego...
Nada..

Fueron segundos o quizás horas, no tenía bien en claro cuánto durmió o cuando tiempo paso, ya no tenía frío pero la luz blanca sobre sus ojos le quemaban como la mierda, quería apagarla, necesitaba apagarla antes de que lo dejara ciego, tomo una bocanada de aire decidido intentando levantarse a buscar el interruptor pero muchas manos lo sostenían a la vez, allí recién noto como clavaban cables en sus brazos, el terror se apoderó de todo su cuerpo, quería gritar que lo dejarán, que pararan, pero su boca estaba totalmente seca, su lengua pesaba una tonelada, atrapada por un tubo un su boca, su cuerpo estaba agotado, por más que peleaba no pudo lograr levantarse,no podía irse, se desespero un poco, escuchando las voces, 0 decían, una y otra vez 0, hasta que simplemente se durmió, lo último recuerdo fue escuchar la voz de una mujer gritando su nombre, pero quien era?

Despertó de nuevo,abrió los ojos como su de un muerto resucitando se tratara, ya nadie lo sostenía, nadie decía nada, miro su alrededor cayendo en cuenta de donde estaba, ahora estaba en una cama blanca, no era su cama fue su primer pensamiento, vio a su alrededor, a si mismo, sus muñecas apretadas con vendas que no le dejaban moverse, su ropa era un camison blanco, una intravenosa con sangre conectada a su brazo mientras la voz de dos personas se escuchaba a lo lejos, el silencio reinaba en todo el espacio, haciendo que la conversación tomara toda su atención.
-No quiero, el está mejor conmigo, se que puedo hacerlo, no es necesario- la voz de la mujer mostraba dolor, lloraba o algo así, solo logro distinguir eso, dolor.
_Sera solo un tiempo, solo como precaución, por algo lo hizo, solo, espero que no vuelva a..._ un sueño abrumador se apoderó de el, odiaba su poca fuerza de voluntad, pero estaba muy cansado, su conciencia iba desapareciendo poco a poco alejándole de las voces, ¿Papá? Fue lo último que penso antes de volver a caer dormido.

Tres días más tarde, tres fatídicos días, eso fue lo que duro su estancia en el hospital, no había sido tan malo como podría creer, las enfermeras eran buenas con el, todo el mundo era amable, pero aún así la mirada de compasión brillaba en sus ojos, culpa o tan solo indiferencia, pero la mirada que más predominaba en las personas del hospital era la de compasión por el, eso lo volvió aún peor, lo hacía sentir una mierda, pero entre todo lo malo tenia un poco de su lado buena, le daban un poco de postre extra o todo lo que sea para lograr alegrarlo, quizás un poco más de gelatina de limón alegrará su alma triste, pero el seguía así, sin sentir nada en lo absoluto, tan solo quizá por esa razón lo hizo, sus ideas no estaban claras o esa era una excusa buscando un escape que se sintió tan logico en ese entonces, hasta que fue consciente de las consecuencias de sus actos, había decepcionado a tanta gente con sus actos. con sus muñecas apretadas, con una horrible cicatriz que picaba como la mierda, cuando abandono el hospital esa mañana, se replanteo que quizás no había sido tan buena idea su supuesto acto de "liberación".
Su mamá lloraba mientras lo abrazaba y besaba pidiéndole perdón, pero perdón por qué? Ella no había hecho nada, todo era su culpa. Le repitio varias veces como todo cambiaría
-desde ahora en adelante las cosas van a ser mejor- Eijiro la miro, asintió y entro al auto.

Algunas semanas pasaron hasta que volvió a ocurrir, solo tres semanas luego de su visita a la sala de emergencias, lo peor, era que, nada había cambiado, su mamá trabajaba casi 12 horas para "darle todo lo mejor" mientras el comía solo en la mesa los pedazos de una cena recalentada, la casa estaba a oscuras, el mundo seguía su rumbo mientras el solo podía ver por la ventana como todos avanzaban, todos menos el, el solo estaba allí, encerrado viendo la vida pasar frente a sus ojos, volviéndose cada vez más inútil, más viejo, más obsoleto, entendía que ese pensamiento no estaba bien para un niño de 14 años, pero aún así, sentía como si todo a su alrededor fuera inexistente, nada pasaba, nada cambiaba, todos sus días eran iguales mientras rogaba que la noche llegará para al fin dormir (si era que podía) y ya no sentir ese nada que a la vez era lo mismo que lo rebalsó llevándolo a rajarse las venas con el cuchillo verde favorito de su madre. La misma fastidiosa escena que tampoco cambiaba lo llevo esa misma tarde a entrometerse entre las cosas de su madre, tomar todas las pastillas que descansaban ordenadas en el botiquín del baño y tomarlas poco a poco con un vino que seguramente era el que su madre guardaba para ocasiones especiales, que más especial que su muerte menciono irónico, solo recuerda que al terminar fue a su cuarto, se acostó sobre su cama y.... ¿Y que paso luego? No lo sabe, solo fueron un montón de flashes de cosas inconclusas que no sabía si era real, el en su baño, el abriendo la ducha, el dolor horrible de estómago y mucho, mucho, pero mucho vómito, el olor a vómito estaba tan incrustado en su nariz, las náuseas llegaban una tras otras, un dolor de garganta horrible, después, volvió a la oscuridad... Despertó horas después, reconocía a esa cama, era la del hospital, miro los mismos cables a su alrededor y su mamá lloraba, lloraba desconsoladamente, lo escuchaba de fondo, de lejos, pero se escuchaba
_dijiste que podrías, pero apenas pasaron tres semanas y el volvió aquí, por favor dejame hacer algo por mí hijo está vez, no podemos esperar que muera para después culparnos entre nosotros_ de nuevo la voz de ese hombre, fue lo que pensó Kirishima agudizando su oído.
-NO, ES MI HIJO, TU NO TIENES NADA QUE HACER AQUI, VETE HAZ TU VIDA COMO ANTES Y DEJANOS EN PAZ- una enfermera los hizo callar, las voces ahora eran casi susurros enojados, ¿Pero? ¿Por que se callaban? El los quería escuchar, ¿que estaba ocurriendo?, No entendía absolutamente nada, el dolor en su estómago junto el olor a vómito no lo dejaba en paz, deseaba levantarse pero no podía, sus piernas estaban débiles, todo su cuerpo temblaba no quería hacerlo, pero no vio una mejor opción que dormir, las voces ya no eran audibles así que otra cosa no le quedaba

Nuevo fanfic, este va a tratar temas medio delicado por lo que les pido perdón ya de antemano, las actualizaciones van a depender de mí estado de ánimo así que veremos qué onda, espero les guste y bienvenides

A 220 (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora