Capítulo 1: Mi primer día

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#Aviso: Los personajes que aquí se muestran no me pertenecen, son propiedad de Shonda Rhimes.

Narrado por Callie

Hoy era mi primer día en el Hospital Seattle Grace, después de mudarme a Seattle por motivos personales, empezaba una nueva vida lejos de aquellos problemas que me tuvieron más fuera que dentro de este mundo.

Hola, me llamo Bailey. Tendiéndome la mano.

Hola, yo Callie Torres.

Bien, eres la nueva en Orto, ¿no?

Sí.

Pues aquí está tu primer caso. Me dio el historial del paciente.

Me dirigí a cortinas dónde se encontraba un chaval joven, de unos 16 años. Junto a él estaba su madre y al lado haciéndole una exploración una médica, rubia, de ojos azules y una sonrisa perfecta.

Hola, soy Callie Torres. Tendí mi mano a la madre y después a la médica.

Hola, yo me llamo Arizona Robbins, soy de pediatría.

(Arizona Robbins) pensé.

Ah, encantada.

Bueno aquí tenemos a un chico de 16 años que se calló del patín, creo que tiene roto un dedo pero tú eres la especialista así que juzga tú misma. Me dio un cariñoso golpecito en el brazo y me quedé embobada viendo cómo desaparecía por el pasillo dando pequeños saltitos. Qué mujer tan encantadora.

En fin Ted, vamos a echar un vistazo a ese dedo ¿vale?

Vale.

Dime, ¿te duele aquí?

¡Ahh! Sí, sí, bastante.

Bien, en efecto, creo que tienes fracturado el dedo. Ahora voy a hacerte una radiografía para ver el alcance y después decidiré si hay que operarte o simplemente ponerte una escayola.

Está bien.

Cuando terminé de hacerle la radiografía a Ted, le comuniqué que habría que operarlo ya que le tendría que meter unos tornillos y fijar bien ese hueso fracturado para una correcta cicatrización, posteriormente tendría que hacer rehabilitación para recuperar gran parte de la movilidad de ese dedo.

Terminé mi turno y estaba cansada, me disponía a salir del hospital cuando Arizona, la médica pediátrica me agarró del brazo.

Hey Calliope, espera.

Ah, hola Arizona. Me puse un poco nerviosa.

¿Qué te parece si vamos a un bar que está cerca de aquí? Así te familiarizas con el ambiente.

Me parece una idea estupenda.

Vamos pues.

Llegamos al bar y estaba medio lleno, cogimos un sitio en la barra y pedimos nuestras bebidas.

Y bien Calliope, ¿qué te ha traído a Seattle?

Bueno, mmmm, problemas personales.

Oh, lo siento.

No tranquila. Necesitaba cambiar de aires y este era el momento. ¿Y tú, llevas mucho aquí?

No tanto, sólo un par de años. Antes vivía en Londres pero como soy culo de mal asiento pues me dije que era hora de cambiar y me trasladé aquí.

O sea que eres una aventurera.

Sí, así es.

La noche fue pasando y me sentía muy cómoda con Arizona, era una chica bastante risueña, alegre, tranquila. Era increíble.

Está bien Calliope, hora de ir a casa.

Sí, creo que se ha hecho tarde.

Te acompaño.

No hace falta.

Claro que sí, no voy a dejar sola a mi cita.

¿Cita?

Sí, te invité a tomar algo a un bar, técnicamente es como una cita aunque aquí no haya velas, ni cena, ni música, es más informal pero sí se da un aire a una cita.

Comencé a reír, era muy impredecible.

Entonces en ese caso, dejaré que me lleves a casa como un buen caballero.

Pues tú primero Calliope.

Salimos del bar y nos dirigimos a mi apartamento, el camino se me hizo corto, quería pasar más rato con Arizona pero ya era tarde.

Llegamos.

¿Es aquí?

Sí, aquí es.

Es bastante acogedor.

Nos quedamos mirando hasta que Arizona pronunció palabra.

Emm, bueno es hora de que me vaya, ya es tarde.

Sí, mañana hay que madrugar. Gracias por esta noche.

No me las des Calliope, hasta mañana. Me dio un beso en la mejilla y me sonrojé.

Hasta mañana Arizona.

Cuando la puerta se cerró me toqué la mejilla dónde me había besado Arizona. Me dirigí a la cama y caí rendida al sueño, me parece que esto de venir a Seattle había sido una gran idea.


El diario de Calliope TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora