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Había un reciente problema el cual era, Ran un alfa sumamente dominante, que llama la atención, Rindou solo un "beta" común. No revelaron la verdadera casta del menor y hasta ahora todo iba bien.

Pero los problemas van y vienen, al ser un alfa tan reconocido en el bajo mundo, cualquiera mataría por ser el omega de Ran Haitani, sería una dicha y todo un privilegio que muchos querían, un "soltero" demaciado codiciado. Cualquier omega que estaría a su cuidado sería tratado como una deidad, entonces debido a esta razón muchos se le acercaban.

Habían ido a una reunión, una comida o algo parecido, realmente a ninguno le interesaba pero tenía que ir por el simple echo de quedar bien ante sus negociadores.

Ambos estaban sentados en un sillón que era para tres personas pero solo estaban ahí ellos dos, personas pasaban por su lado pero no le prestaban atención a ninguna.

— Buenas noches — llamo una bella chica a su lado

Era pequeña, piel blanca, lechosa y parecía muy delicada, con un bonito conjunto de ropa color pastel, en definitiva era un omega, al obtener la atención de ambos libero un poco de sus feromonas, chocolate tal vez, dulce pero suave.

— ¿Que se te ofrece? — preguntó Ran

El menor vio a la chica con el seño ligeramente fruncido, pero desvío la mirada, no era como si fuera la primera vez que algo así pasaba, tomo su copa y bebió de ella.

— ¿Me permitiría hacerle compañía? — pidió con voz suave

Algunos omegas que estaban al rededor la miraron con molestia por ser la primera en tomar el valor de acercarse. Había muchos alfas en el lugar, incluso con el puesto más alto que Ran pero la razón por la que el era querido es por qué no tiene a ningún omega,  los otros alfas tienen a más de uno, por lo que el trato que reciben aunque sea bueno no es el que en realidad quisieran, por qué todos son parte del montón. Creen que por no tener un omega a esas alturas quiere decir que el busca a solo uno, el indicado, y no están muy lejos de la verdad, pero lo que no saben es que Ran ya lo encontró.

— Grasias pero estoy bien — dijo con una suave sonrisa y se levantó de su lugar — Creo que es hora de irnos

Rindou a su lado se levantó y juntos caminaron hasta la salida, no era muy noche y les ofrecieron quedarse un rato más pero no aceptaron y retiraron.

Al llegar a casa Rindou parecía molesto, mucho más su omega interior, demaciado territorial al igual que el lo cual no beneficiaba en nada a ninguno de lo dos. Se olfateo un poco a si mismo, olía a cigarro y alcohol, mejor tomaba una ducha antes de ir a la cama.

Se desvistió en el baño, se metió a la regadera y abrío la llave, de inmediato el agua tibia salió mojando su piel, las gotas deslizándose por su cuerpo se sentían bien, tallo solo con su mano la parte de su nuca, el maquillaje logro quitarse por completo. Soltó un suspiro entrecortado, esa parte era demasiada sensible incluso para él.

Paso su mano a la parte delantera de su cuello, en su garganta, el agua seguía callendo, el vapor ya había echo su presencia, lentamente bajo sus manos a su pecho y tocó sus pezones, tal vez está más sensible de lo normal por qué éstos ya están erectos, baja lento pasando la mano por su abdomen llegando a su bajo vientre dónde hace círculos con el anular, sigue bajando y ante la anticipación de tocar más abajo su piel se eriza.

Se toca a si mismo, envuelve su miembro con la mano, arriba abajo una y otra vez.

Consigue a penas una media erección pero su entrada ya está generando lubricante, quiere hacerse espera a su mismo, quiere hacer a su cuerpo pedir más a gritos quiere... Quiere que Ran lo tome tanto como quiera, que lo domine como siempre lo hace.

𝗠𝗔𝗥𝗖𝗔  [Haitanicest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora