Capítulo 1. Alia y Darío.

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Después de unas cuantas y por desgracia lentas horas, el autobús llegó a la capital de Francia, París.

Pues nada más llegar allí empezaron a bajar todos los alumnos, si es que así se podían llamar, pues parecían cabras más que otra cosa. Entre todo este rebaño de alumnos, encontramos a ciertas personas un tanto, como decirlo... Peculiares.

La primera de todo ese grupo en bajar fue una chica con el pelo ligeramente rizado, con una mecha rojiza en la parte izquierda de su cabello, era una chica tan bella como oscura y fría podía parecer a primera vista, en esa ocasión lucía una camisa negra con un estampado de una calavera con un toque rosado, de manga corta, ya que por esas fechas empezaba a hacer bastante calor, aún siendo París, un lugar bastante norteño, dentro de lo habitual. Unos tejanos cortos con un color bastante oscuro, se podía apreciar un azul, pero no era muy habitual en ella, y por último, unas bambas negras, no acostumbraba a llevar calzado molesto al uso diario. De todas maneras, no era de ir muy bien vestida.

-Por fin hemos llegado, estoy hecha polvo, y voy a morir de una insolación como no lleguemos rápido al hotel. - Masculló nada más bajar del autobús, la chica recién descrita.

-¡Alia! - Se escuchó entre gritos de el chico que iba tras de ella bajando las escaleras.

-Qué quieres ahora, tío, déjame respirar el aire Parisino un momento, o al menos déjame acomodarme! - Dijo soltando un ligero suspiro, el cual hizo para dejarle intuir a su compañero que estaba un poco exhausta, pero dándole un poco igual a este, quizás debido a la confianza que tienen entre ellos, o por simple descuido, ignoró ese gesto y siguió con sus gritos.

-¡No se como coño quieres acomodarte si ni siquiera tienes tus cosas! - Dijo el chico tan activo como acostumbraba a ser.

-Se dio cuenta de que se dejaba su mochila en el autobús. - Gracias, supongo - Dijo con una sonrisa que delataba el descuido que acababa de producirse por su parte. - ¿Ahora eres tan amable de darme mi mochila, Darío?

-Claro que sí, cariño. -Dijo con cierta ironía, dado a lo borde que acostumbraba a ser esta chica.

Pasado esto el chico bajo de dos saltos por la escalera, cual animal salvaje, típico de él, simplemente para entregarle la mochila a ella.

Nada más salir el chico, resaltaba su cabello, el cual le llegaba hasta el ombligo, era un pelo muy liso y oscuro, pero este tenía tiraba más para castaño que otra cosa, llevaba una camiseta oscura, con un color rojizo pero no chillón, sino tirando para un color bastante apagado. Unos tejanos azules y unas bambas blancas y negras. Como se puede apreciar, el grupo en cuestión no tienen una gran estima a la moda.

-¿Toma tu mochila, algo más? - Dijo con un tono un poco burlesco, para enfadarla o simplemente hacerla rabiar un poquito, muy típico en todas las amistades.

-Le dedicó una sonrisa, aún estando cansada, le hacían gracia estas tonterías.- Qué imbécil llegas a ser, eh Darío. -suspiró- ¿Todavía siguen ahí dentro los otros 4 verdad?

-Pues ya ves, son lentos como ellos mismos. -Dijo mientras miraba al autobús, escuchando al resto de las personas que quedaban en el vehículo, los cuales eran, cómo no, los 4 restantes del grupo.

-Esperemos en el banco de allí mientras salen. - medio ordenó Alia mientras se dirigía hacía allí, sin esperar la respuesta de Darío, ya que sabía que iba a acompañarla hasta allí.

-Accedió a su propuesta y la siguió hasta el banco.- Míralos, por ahí vienen.

Se podían apreciar 2 chicos y 2 chicas acercándose a ellos.

-¿Qué rápidos sois no? -Dijo una de las chicas gritando desde lejos.

Desde donde estaban se apreciaba una dulce brisa con un toque cálido, empezaban a sentir el verano en su piel, tenían unas ganas tremendas de llegar al hotel y dejar todo, desconectar de los estudios y pasar los días visitando el Louvre, el Notre Dame, Versalles... Un sinfín de diversión y cosas por ver les esperan, o no...

La rage du peuple: LibertéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora