Los rayos de sol despertaron a Alia, que se había quedado dormida después de tantas horas de reflexión consigo misma, con la espalda bastante dolorida debido a la incomodidad de no poder dormir en una cama , se puso en pie y trató de estirarse como pudo, miró por la ventanilla y no se veía nada más que el sol amanecer, parecía el comienzo de una mañana bastante diáfana, pues las nubes no acompañaban en ese día.
Alia suspiró y, tras unas cuantas revisiones tras las ventanillas para ver si había alguien o "algo" y ver que sus compañeros aún seguían durmiendo, decidió atarse los zapatos, y acto seguido, salir de ese autobús para respirar el aire exterior, comenzó a caminar un poco hasta llegar a una pequeña piedra de decoración que había fuera de la gasolinera y una vez allí se sentó y cerró los ojos, como si fuese una pesadilla lo que estaba ocurriendo y esperase a que alguien la despertara.
Pasado un rato escucho pasos venir del autobús, se giró y parecía ser Alana, acercándose a ella, Alia se giró y saludó con la mano y una sonrisa no muy verdadera, pero más no podía dar por ese entonces.
-Buenos días, Alia... -Alana se sentó junto a ella y le pasó un snack de chocolate, junto con una botella de agua.
-Buenos días... Gracias por el desayuno, Alana. -No dudó un instante en coger todo lo que Alana le había dado, y, disponerse a comerlo.
-No es nada, cielo. -Alana sonrió, pocas personas conocían en el grupo tan puras como ella, en cuanto a sentimientos se refería. -Esto... Alia, sé que estás preocupada, y ya me viste anoche, yo también lo estoy, pero tenemos que ser fuertes, ya sabes, solo ha pasado un día desde que nos hemos tomado la libertad de valernos por nosotros mismos... Sé que no suena muy convincente por como lloraba ayer, pero créeme, entre vosotros y Paula, me habéis dado muchísimos motivos para serlo.
Alia interrumpió a Alana antes de que siguiera, no le apetecía escuchar otro de estos discursos motivadores, aunque lo agradecía mucho.
-Alana, escúchame... - Alana asintió, y le prestó atención mirándola a los ojos.- ¿Recuerdas cuando eramos más pequeñas y quedábamos en mi casa para ver películas de miedo?
-Sí, era la que más me asustaba con diferencia...
-¿Pero aún así, qué pasaba?
-Que me tragaba mi miedo y veía la película, más por mi estar unidas que por otra cosa... - Alana carraspeó, no entendía a que venía todo esto.
-Pues eso, Alana, sé que tu también tienes miedo, pero nos queremos, y por eso tratamos de ser positivas.- Alia le pasó la botella de agua, para que se bebiese Alana lo que quedaba, ya que ella no tenía sed, y una vez hecho esto se levantó de un salto de la piedra, ahora sí, girándose hacía Alana y dedicándole una sonrisa más sincera que la primera. - Voy al autobús a despertar a los otros dos dormilones...
Alana asintió y se quedó en la piedra, pensando en sus cosas, mientras esperaba a los demás.
Alia volvió al autobús, ya habían pasado 15 minutos entre la pequeña conversación mientras desayunaba y la vuelta al vehículo, una vez entró fue directa a despertarlos, iba a comenzar por Paula, pero antes de que le diera tiempo a decir nada Darío le tocó el hombro, y se dirigió a ella;
-Shhh, Alia, no la despiertes, bastante lleva encima, déjala descansar, ha sido la más perjudicada, necesita recuperar todas sus fuerzas, y que sus heridas sanen un poco.-Le dijo susurrando, para tratar de no despertar a dicha persona.
Dicho esto fueron los dos a los asientos principales, Darío se sentó en el asiento del piloto, mientras que desde ahí veían a Alana entrar al autobús y se sentó al lado de Paula para controlar que no se hiciese daño si había una curva o algo en el trayecto, no sabía exactamente donde iban a ir, pero era obvio que iban a moverse, y más ahora que llevaban algo de comida y bebida, Alana se acomodó con Paula y levantó el pulgar a modo de decir que estaba lista.
Darío justo antes de comenzar el viaje se levantó un momento y abrazó brevemente a Alia, dándole los buenos días, Alia no se lo esperó pero, para que negarlo, le gustó bastante y lo apreció mucho, Darío volvió al asiento de piloto y comenzaron a susurrar entre ellos.
-Alia, he pensado que lo más óptimo para todos sería seguir la autopista y llegar a un pueblo o algo en el exterior de la ciudad... Una vez allí, ya veremos que hacer con más tranquilidad, y con suerte, encontrar una radio que funcione, ya que en este trasto no funciona casi nada... - Arrancó el autobús y cerró las puertas, comenzaba otro pequeño viaje.
-Sí... Supongo que tienes razón... Si conseguimos una radio podremos saber donde encontrar un refugio o algo por el estilo, creo... - Alia se puso el cinturón por pura inercia, y suspiró profundamente. - Todavía no me creo que nos haya pasado esto justo en un viaje como este.
-Yo también odio esta situación, pero tengo la sensación de que todavía no hemos visto nada comparado con lo que está pasando ahí fuera, y es una sensación que no mola nada... Tampoco tenemos ni idea de donde están Jon y Silvio, espero que estén bien y entiendan que no pudimos esperar más.
-Estarán bien, seguro, esos dos son bastante inteligentes, además, si por algún casual nos siguen la pista Paula ha dejado cosas suyas en aquél lavabo de la gasolinera... Esperemos que eso sirva de algo. - Alia se temía lo peor, y era bastante lógico pensar así en esa situación, pero no podía decir nada negativo, por la salud mental de todos los del grupo, volvió a suspirar y se dedicó a mirar hacía adelante, viendo el autobús atravesar la autopista, todavía pensando en lo que les estaba sucediendo.
El sentimiento de culpa caía en todos los jóvenes del autobús de igual forma, y eso les hacía pasar muy mal rato, Paula seguía dormida, y mientras pasaba el rato hablaban de cosas sin mayor importancia mientras seguían la autopista hasta encontrarse con algún desvío de la misma que llevase a algún pueblo de las afueras de Francia.
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La rage du peuple: Liberté
Science FictionNo hay salvación. Esta historia trata de un grupo de 6 que se verán en un apocalipsis zombie en medio de unas vacaciones escolares a Francia, París. Se verán en diferentes situaciones de sufrimiento, amor, engaño y traición. Todo esto al borde de la...