Capítulo 11

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Estábamos en la puerta del edificio.

Estaba nerviosa. Muy nerviosa.

¿Cómo se atrevía Óscar a presentarse ahí?

No sabía qué quería, porque no podía reclamar nada.

Caleb apretó mi mano, la cual no había soltado en todo el camino aquí.

Me atreví a poner un pie dentro del edificio, y supe que todo iba a ser un caos.

Subimos lentamente las escaleras, mi pecho subía y bajaba rápidamente.

Llegué a la puerta del apartamento temblando. Óscar no estaba ahí, así que supuse que lo habían dejado pasar para no hacer un alboroto.

Caleb tocó a la puerta al verme casi petrificada.

Gia abrió la puerta blanca como el papel.

–Lascerai che Caleb sia coinvolto in tutto questo? –preguntó Gia en italiano, para que Caleb no la entendiera.

¿Vas a dejar que Caleb se meta en todo esto?

–Preferisco che sia presente, non so di cosa sia capace Óscar –contesté sin mirar a Caleb.

Prefiero que esté presente, no sé lo que Óscar es capaz de hacer.

–È furioso, non so quale sia il suo problema. Gli ho detto di andarsene, ma lui dice che deve parlare con te.

Está furioso, no sé qué problema tiene. Le he dicho que se largara, pero dice que tiene que hablar contigo.

–Farò attenzione. Credo che abbia a che fare con Caleb –dije, con mi nerviosismo aumentando aún más.

Tendré cuidado. Creo que tiene algo que ver con Caleb.

Miré de reojo a Caleb, que se acercó a mí.

–Sé que no es momento ni lugar, pero no sabes lo que me pone que hables italiano –susurró en mi oído, pícaro.

Si no hubiese estado tan tensa me habría reído, pero le dediqué una pequeña sonrisa y volví a hablar con Gia.

–Ha detto qualcos'altro? –pregunté.

¿Te ha dicho algo más?

–No, ma so che ha parlato con suo padre. Ed Eliza è con lui nel caso in cui scopra qualcosa –aclaró.

No, pero sé que ha hablado con su padre. Y Eliza está con él por si consigue enterarse de algo.

–Gracias –dije y asentí, indicando que abriese la puerta.

Entramos juntos y nos acercamos al salón.

Óscar se puso de pie.

–¡Amore mio! –saludó e hice una cara de asco.

–Ni amore mio ni mierdas, Óscar, no quiero saber nada de ti.

–Parli inglese in modo che possa capirti? Quanto è adorabile –enarcó una ceja.

¿Hablas inglés para que él te entienda? Qué adorable.

–Vete a la mierda.

–Bueno, ¿quién es tu nuevo juguetito? –preguntó Óscar.

–Se llama Caleb, y no es un juguete, gilipollas.

–Ya, claro –miró mal a Caleb–. Hace un mes y medio que rompimos, ¿tan rápido te has olvidado de mí? –hizo un puchero.

Perfecta casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora