—Me enamoré —declara Harry en cuanto entra a la cafetería, Liam, uno de sus empleados lo observa por dos segundos como su única respuesta, indicio suficiente para que Harry continúe —es un hombre increíble, es noble, es hermoso, y es así de chiquitito— señala con sus dos dedos.
Liam sigue limpiando y de vez en cuando asiente mientras el jefe sigue y sigue...y sigue.
—Y su voz, ¡Jesús! Es tan suave y bonita, es limpia y parece que un ángel le regaló su voz porque es aguda pero enérgica ¿comprendes? Es como una mezcla de azúcar y vidrios, como una manzana acaramelada, dulce pero dura —divaga— podría sentarme a escucharlo y admirar esa voz por el resto de mi vida.
Harry no lo sabía; pero sentir atracción por la voz, es algo real y lo acaba de comprobar.
—¡Y su trasero! —grita emocionado y las mejillas acaloradas— ¡Qué trasero!
Liam asiente por tercera vez cuando se da cuenta que Harry sigue hablando, el cable blanco del auricular en su oreja se asoma a la vista, reproduciendo una melodía.
—Es hermoso, redondo, apetecible, apuesto a que se siente igual que algodón de azúcar y... ¿ya dije que es hermoso? Sí, su voz sigue siendo tan, tan, tan...
—¿Tan-tan-tan? Una maldita campana o qué? —pregunta Ray, harto del monólogo de su jefe.
—¿No se supone que debes estar atendiendo a los clientes?
—Se supone, pero hoy no me apetece— Ray resuelve sin dudar y se cruza de brazos, él ha estado aquí un poco antes que Liam pero es la representación de un gnomo malhumorado y quejumbroso.
—¡Qué curioso! —dice Harry — parece que a mí tampoco me apetece entregar tu cheque.
—¡Dictador!
—¿Qué dijiste?
—Director, dije que tú eres el director de este lugar—cuando Harry se aleja puede escuchar perfectamente a Ray murmurando —¡Abusivo, infeliz, dictador y maniático!
—Sigo escuchándote Ray.
—Sí, si, jefe lo que digas.
Harry niega con la cabeza mientras mira a Liam seguir limpiando la barra cerca de la caja registradora. Liam es un hombre importante en la cafetería de Harry, un tipo trabajador y silencioso. Nunca, en los cinco meses que llevaba trabajando con Harry ha hablado con él, porque simplemente no tiene nada que decir, tuvo una lesión en el oído, lo que había desencadenado un zumbido constante que solo calmaba con el uso permanente de sus auriculares para contrarrestar aquel zumbido. Siempre fue un hombre callado, con el paso del tiempo simplemente perfeccionó esa característica, a pesar de esto, a Harry parece encantarle hablarle.
—Quizá a él podría, ya sabes —dice moviendo sus hombros para restar importancia a sus siguientes palabras —cocinarle, un café tal vez, solo para comenzar.
Y es que, en su familia, cocinar u ofrecer cualquier tipo de alimento era una muestra de amor de verdad.
—Sí, quizá esa receta secreta de mi madre, finalmente algún día pueda cocinarla —termina hablando solo, como siempre.
(...)
Han pasado dos semanas días desde que Zayn colapsó porque el imbécil con el que estaba saliendo le ha insultado, dejándolo más vulnerable que nunca. Louis, por supuesto le consoló, le ha llevado todo tipo de dulces, porque "las penas con chocolate son menos" o lo que sea, Louis nunca ha sido bueno con los refranes, si al camarón se lo lleva la corriente porque lo dejan correr o el agua que no haz de beber es porque se duerme?
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"Escúchame..."
Fanfiction¿Louis no escucha? ¿Harry no habla? Todo es una terrible confusión, una serie de encuentros afortunados para dos tontos enamorados.