Capítulo 1: Un encargo muy importante

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Desde que vi Arcane y me enamoré de Jinx tuve esta idea en la mente y tenía que sacarla, así que les presento esta nueva historia. Espero les guste tanto como a mi al estarla escribiendo.

No olviden darle amor y comentar que les parece este inicio :D ¡Gócenlo!



Aquí estoy, en cuclillas sobre el techo del edificio frente a la Última Gota. Si tuviera el afán de parecer intelectual diría que me encuentro cavilando todo lo referente al mundo, ya saben, preguntándome porque llegamos a vivir, el propósito de cada uno en este sitio, cosas profundas que mantienen despierta a la gente cuando necesitan respuestas. Siendo totalmente honesta solo estoy aburrida, y no pienso nada en especial cuando estoy tan hastiada de todos como en estos momentos.

Incline la cabeza e inhale. Aspirar profundo no es fácil con una tela tan gruesa cubriendo la nariz y la boca, aunque viene ventajosa para reducir el asqueroso hedor en la ciudad. He vivido aquí por casi dos años y aún no me acostumbro al potente aroma a podredumbre, agua estancada y alcantarilla abierta. Y que el olor sea lo más inofensivo de Zaun sirve de preámbulo para un largo relato de aflicción protagonizado por los lugareños, cada uno viviendo su tragedia personal.

Bueno, decir que se vive en el distrito suburbano es sobreestimar la condición en que la gran mayoría "vive", realmente todo se trata de sobrevivir un día a la vez.

Quizá me estoy vanagloriando por hablar de este sitio siendo que no soy originaria de aquí. Nacida en un lugar, criada en otro, y actualmente ocupo espacio en Zaun. Tal vez este sitio sea una pocilga con todas las letras, y muchos de sus pobladores despojos de humanidad, pero al menos saben quienes son y de dónde vienen, mucho más de lo que yo puedo decir de mí.

Llegue aquí por puro azar en una balsa de madera algo podrida. No soy de creer en el destino, aunque admito que de existir tiene sentido del humor al escupirme por estas aguas.

Una de las primeras cosas que hice fue unirme, casi por accidente, a una banda local de justicieros callejeros. En menos de un mes a mi arribo aquí, y después de haber matado fácil y rápidamente a tres de sus hombres, lo cual me resto puntos en el agrado de los guerrilleros, Silco uso toda su influencia en al bajo mundo para llegar a mí. Pedía verme, tan simple como eso. Obviamente no le creí, pero ¿cómo podía negarme?, tenía curiosidad en conocerlo. Sin decirle a nadie accedí al encuentro, en un lugar alto y expuesto que yo pudiera controlar. Iba solo, en apariencia ya que podía sentir la presencia de varias personas a nuestro alrededor. Veía llegar reclamos por sus empleados muertos, quizá hasta que me corriera de sus calles. Lo último que espere fue lo que sucedió: quería reclutarme. Fácil, yo ponía mis habilidades a su disposición y yo obtenía todo; una casa, cualquier cosa material, comida, reputación, respeto, cualquier cosa. Nunca podre contestar bien el por qué estreche su mano ese día, llámenlo intuición, instinto de supervivencia, no sé, pero algo me gritaba que debía estar de su lado. Sobra puntualizar que los tipos con los que estaba anteriormente me odian ahora.

En un parpadeo ya había acabado con muchos obstáculos, como Silco lo ponía. Me convertí en la sombra de Los Carriles. Si bien soy bastante conocida, ni un alma aquí ha visto nada más que mis ojos. Ni siquiera frente a Silco me quito la capucha ni la máscara. Al principio fue reacio a emplearme por esto, totalmente comprensible. Y a pesar de su falta de confianza, en poco tiempo empezó a verme menos como una amenaza para ser una de sus más valiosas aliadas. Todo con él se trata de lealtad, y aunque no apruebo todos los métodos que pone en práctica, se ha ganado mi respeto por la meta que tiene.

Bostece, humedeciendo mi mascara ligeramente. Estos días han sido muy lentos, ningún encargo de asesinato, o robo de información valiosa, ni siquiera un ajuste de cuentas, nada de acción. Hace poco detuve a unos matones intentando hacer daño a una señora, lo cual tengo permitido siempre y cuando no estén bajo las órdenes de Silco, y aun así falto a esa regla algunas veces cuando los tipos dejan a relucir que tienen más musculo que cerebro cuando no saben detenerse. Silco deja pasar las palizas que le doy a su personal siendo que soy la que más sangre ha derramado a favor de sus intereses. Sevika será su mano derecha, pero yo me deshago de la basura que debe desaparecer.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2022 ⏰

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