Por siempre jamás
Es una adaptación ficticia o "Fanfic" de Mo Dao Zu Shi, la cual no es otra que la reconocida obra literaria de la escritora china: Mo Xiang Tong Xiu, pretendiendo crear una nueva historia con sus personajes, sin tener el más mínimo...
Las tablas de madera que soportaban el peso de mi lastimado y cansado cuerpo, rechinaron ante el lento caminar de mi tío Lan Qiren, el cual se paseaba frente a un conglomerado de discípulos que miraban la cruel escena frente a ellos, sin que yo moviera ni un solo musculo, manteniendo aferrado entre mis ensangrentados dedos, la cinta roja que una vez había adornado el largo, lacio y castaño cabello del único cultivador que había logrado cautivar mi hermético y frio corazón, como nunca nadie lo había logrado conquistar a lo largo de mis diecisiete años.
—A partir de hoy el nombre de Wei WuXian está prohibido para esta secta... ¿Ha quedado claro? —Cada uno de los discípulos apostados en el chalet central de la academia Gusu-Lan, afirmaron en voz alta y firme, haber escuchado fuerte y claro las órdenes del QianBei o lo que es lo mismo que decir "maestro" Lan Qiren, el cual se había convertido en el tutor legal de XiChen y mío, desde el preciso momento en el que mi madre había entrado en prisión y mi padre había enfermado justamente ante la sentencia de cincuenta años de cárcel que el juez Jiang Fen, difunto padre del actual líder de la secta legislativa de Yunmeng... Jiang FengMian.
—Shûfù... por favor... se lo suplico... permítame... —Le rogó mi hermano, llamándole de aquel modo cariñoso y al mismo tiempo respetuoso, al tío Lan Qiren.
—¡Silencio!... —Exigió nuestro implacable tío, haciendo callar a mi hermano mayor XiChen, al cual mantenían alejado de mí con ayuda de cuatro escoltas—. Te hago responsable a ti de las acciones de Lan WangJi. —Aunque no podía verlo, sabía que el riguroso y acusador dedo del maestro Lan, como todos llamaban a mi tío, me señalaba.
—Y aun así no quiso castigarme a mí. —Lan XiChen lloraba, mientras que los rugidos y maldiciones por parte de mi guardaespaldas particular y futuro hermano jurado, Wen Zhuliu, no cesaban, imaginando que lo contenían entre veinte hombres y un arsenal de cuerdas y cadenas.
—Porque si te castigo a ti, ninguno de los dos aprenderá la lección. —Nuestro ofuscado tío golpeó la palma de su mano con el rejo con el que había cruzado treinta veces mi espalda, lacerándola considerablemente, haciéndome sangrar al punto del declive, cayendo inerte sobre el suelo—. Te duele ver sufrir a WangJi... ¿No es cierto?... pues ese será tu castigo. —La pobre alma de mi sufrido hermano mayor se desmoronaba en lágrimas y ruegos, mientras el furioso Nekono con orejas de lobo y erizada cola lobuna, les rugía a todos, mordiendo a unos cuantos discípulos y golpeando a varios de los que intentaban mantenerlo a raya.
—¡Por favor!... se lo ruego... —Cerré mis ojos al volver a escuchar las suplicas de mi hermano, logrando que un par de gruesas lágrimas rodaran por mi sucio y afligido rostro, hasta caer sobre el pulido suelo de madera del chalet principal, en donde una vez Wei WuXian y yo habíamos logrado llevarnos bien durante la época de estudio y colegiatura entre clanes—. Deje que me lo lleve.
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