Capitulo 2

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Entre con las esperanzas de no encontrarlo en ningún lado. Todo se desvaneció al verlo ahí, con su cínica sonrisa que llegaba hasta sus orejas, era siniestra.

Mis lagrimas se amontonaron en mis ojos, puesto que sabia lo que me esperaba, fui a otra dirección, al baño. No quería que me viera llorando, casi corriendo me dirigí al sanitario. Pero antes de entrar el me detuvo, tomándome del brazo con mucha fuerza, y con la misma tirándome.

Me retorcí del dolor, sentí algo liquido en mis manos, las tenía con heridas gracias a esta caída. Con la poca dignidad que me quedaba me levante e intente irme, mas, sin embargo, el me volvió a tomar, esta vez por la cintura, llevándome hasta un punto muerto -donde nadie nos vería-. Se acerco peligrosamente a mí y tomo mi nuca atrayéndome hacia él.

Soltó las palabras mas crudas y tristes que jamás me había dicho, pues eran verdad.

-Jamás podrás huir de mí, espantapájaros-. El sobrenombre fue porque, en una de sus bromas el me llevo a fuerzas a el bosque, dejándome ahí, pero lo peor no fue eso, si no que uno de sus amigos se vistió de eso, un "espantapájaros" ,me persiguió por todo el bosque, entre tanto en pánico que me desmaye. Desde ahí me llaman así, ridículo, ¿no?

-Aléjate-, intente empujarlo, pero su fuerza me superaba, agarro mis brazos y los coloco arriba de mi cabeza dejándome expuesta. Con otra mano tomo mi mentón y lo levanto, logrando que lo viera.

Estaba tan vulnerable ante él, no puedo negarlo, tenia mucho miedo, su mirada era tan escalofriante. Se acerco tanto que nuestros labios se rozaban, empecé a temblar.

-Tu no puedes darme ordenes, prepárate para que tus días sean incluso peores-. Soltó mis manos y se fue. Revise mis muñecas y estas tenían un tono rojo, las sobe y exhale lentamente. Por el shock no llore, y eso lo agradecía. Salí de aquel "escondite", y me encamine al baño, tenia el cabello alborotado, lo arregle con un poco de agua, mi rostro se veía un poco rojo, lave simplemente con jabón las heridas que se abrieron en mis manos.

Sacudí el polvo de mi falda, y de mi blusa, por suerte no se mancho mucho. Exhale aliviada, seria la bienvenida y que vergüenza que me vieran toda desalineada. Es lo último que quería. Mis ojos se empañaron y rápidamente empecé a echarme aire y a respirar. No me permitiría volver a llorar, aunque sabía que esto seria imposible. Mi cuerpo temblaba un poco, aun sentía pánico, ¿y si vuelve a pasar lo mismo?, todo se repetirá, seguiré siendo la marginal.

Al acabar de arreglarme me di un último vistazo, me veía mejor, tenia los ojos un poco irritados pero no era tan notable. Salí del baño suspirando, esperando que todo mejore. Corrí aquel salón, estaba dentro de la escuela, estaba decorado con globos de colores y en la entrada decía "bienvenidos", y entre.

Había muchas personas, todas hablaban o reían.

Capto mi atención una mesa en el lado derecho, lleno de comida, camine hasta ahí. Tome un sándwich de queso junto con un poco de ensalada. Y busque algún lugar para sentarme, cuando lo encontré me di cuenta de algo, estaba muy cerca de algunos chicos bastante apuestos, me sonroje al imaginar escenarios no muy puros, finalmente tome asiento, empecé a comer, estaba exquisito.

-Hola, ¿Cómo te llamas? - dijo uno de ellos, me voltee y tenía un cabello alborotado, parecía un gato gracias a sus ojos, se veía muy tierno.

-Me llamo Aracely, ¿y tú? -, sonreí, por primera vez me hablaban sin mirarme con lastima...o asco.

-Me llamo Santiago, estoy en la carrera de filosofía y letras, ¿tú en cual estas? -.

-Voy en Lingüística y literatura Hispánica, no son carreras tan distintas-. Estaba muy feliz, creo que por fin conseguí un amigo.

-Si, creo que tenemos algunas clases en el mismo edificio-. Sonrío, se veía tan lindo, estaba muy emocionada, ¡lo podría ver!

- ¿Quieres ir a clases juntos? - Solté ya más confiada, creo que la felicidad se notaba en mis ojos.

-Claro que sí, de hecho, con los chicos-, señalo a los demás- podemos ir juntos a clases-. No podía estar mas alegre, creo que ahora mismo podría llorar de todo esto, es tan maravilloso.

-Claro, me encantaría-, el volvió a sus cosas, y yo continúe comiendo, hasta que me empecé a sentir muy incómoda, como si me vieran, gire mi cabeza con sigilo, y lo vi, Natán estaba de brazos cruzados en una mesa, con un montón de chicas hablándole y restregándose contra él, tenía la mandíbula muy marcada, como si estuviera muy enojado. No me importo y seguí con lo mío.

Sentí un apretón en mi hombro, torcí mi cuello y de nuevo lo vi, este se acercó a mi oído y susurro algo que me dejo helada.

-Mojigata, quiero que vayas afuera o haré que tu amiguito se entere de lo cobarde que eres-. Me sentí aterrada, el no, no quería que el se enterase de mi pasado. A sí que asentí con pesadumbre y me pare del asiento, camine a la salida con el a un lado y nada más ahí el me tomo del brazo llevándome atrás del salón donde lo primero que hizo fue darme un empujón fuerte, que me tiro al suelo, me dolió mucho, siempre he sido muy débil, tanto física como psicológicamente. Ahí se abalanzó sobre mi dejándome inmóvil.

-Santurrona o mojigata, ¿Cuál sera tu nuevo sobrenombre? -. Dijo cerca de mi oreja, empecé a temblar, ¿Qué hice para merecer esto?


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