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Una patrulla se detuvo a las afueras de un negocio, dos hombres salieron del automóvil vestidos con su uniforme, eran poco más de las cinco de la tarde y el cielo comenzaba a dar paso al ocaso

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Una patrulla se detuvo a las afueras de un negocio, dos hombres salieron del automóvil vestidos con su uniforme, eran poco más de las cinco de la tarde y el cielo comenzaba a dar paso al ocaso.

La campana del negocio sonó, las personas que se encontraban ahí voltearon al notar pasos firmes, uno de ellos se mantuvo serio mientras el otro sonreía apenado de haber llamado mucho la atención.

Se sentaron en un puesto ya vacío y al fin ambos pudieron dejar escapar un suspiro de cansancio.

── Otro día y ya. ── dijo el castaño de ellos, mientras esperaban ser atendidos.

── . ── respondió en seco el otro.

El castaño iba a decirle algo sobre su actitud tan tosca de repente, pero ambos se vieron interrumpidos por un chico parado al frente.

── Buenas tardes, caballeros, ¿qué les sirvo? ── dijo un muchacho de cabello negro, tez trigueña y unos ojos que parecían compararse con el oro, al menos a los ojos del rubio uniformado.

── Un americano y una rosquilla tradicional, por favor. ── el castaño pidió siendo el primero en hablar.

── Entendido... ¿y usted, señor? ── se refirió al rubio atónito que lo veía mientras sus lentes oscuros parecían caer de a poco, sonrió ante la imagen tan tierna de aquel hombre apuesto y acuerpado.

── También eso. ── balbuceó acomodándose los lentes con ligero nerviosismo en sus movimientos.

── Bien, en un segundo lo traigo. ── el chico sonrió amable, cosa que por alguna razón hizo latir más rápido de lo usual a el corazón del rubio. ── Con permiso.

A medida que se retiraba cada vez más lejos, los ojos del rubio bajaban analizando el cuerpo del chico, prestando especial atención a sus caderas resaltadas sutilmente por el uniforme y al trasero del pelinegro.

── Vaya que te ha gustado el lugar, ¿no? ── bromeó el castaño notando el claro interés que tuvo su compañero por el muchacho, pues nunca lo había visto tan... vulnerable.

Más, el rubio ni se inmutó.

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𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora