Estoy celosa. Habría sido mas justificado si fuese otra chica la que roba su atención, pero no. ¡Son muchas personas detrás de una pantalla la que lo hacen! Mi chico continua con su transmisión en vivo mientras yo lo observo desde la cama con ansias y enojo a niveles competitivos. Ha trabajado toda la semana y, cuando debería pasar sus ratos libres enroscado a mi alrededor, prefiere perseguir su sueño de ganar fama y fortuna mientras juega videojuegos para que otros lo vean.
Suspiro de frustración y dirijo mi mirada a la pared detrás del computador. El escritorio está algo separado y me extraña como aun no se ha caído el equipo en una de sus celebraciones de victoria cuando algo pasa a su favor en su mundo virtual. Ensimismada en mis pensamientos, surge una idea que podría darme exactamente lo que quiero al mismo tiempo: placer y venganza, además de recuperar la atención que desconocidos me han quitado.
Me levanto de la cama y me desnudo, dejando las delicadas piezas de seda del pijama que estaba usando sobre la cama. A continuación, empiezo a caminar al lado del escritorio con la mirada fija en el suelo, haciendo creer que estoy buscando algo. Sé que puede verme de reojo porque su voz se ha entrecortado un poco, pero no deja lo que está haciendo. Sin embargo, lo conozco lo suficiente como para saber que no se está acomodando en la silla por cansancio, sino porque sus calzoncillos empiezan a estirarse.
Sigo ignorándolo y procedo a colarme por el espacio detrás del escritorio para quedar justo en frente de su entrepierna, procurando seguir con la estratagema del objeto perdido. Él se corre un poco hacia atrás cuando lo empujo ligeramente, no sin antes lanzarme una rápida mirada de reproche mezclada con curiosidad. Su reubicación me brinda el espacio suficiente para poder quedar a gatas frente a su entrepierna, lo cual era justo lo que quería. Empiezo con un roce en sus muslos, lo que lo hace saltar en su silla bruscamente. Se ríe e improvisa una excusa rápida para sus seguidores en lo que yo ruedo los ojos. Si ellos supieran...
Mis manos suben hasta sus caderas y una de ellas aprieta su miembro, que ya ha empezado a notarse sobre su pantaloneta. Suelta un chillido nada masculino que me hace querer reír a carcajadas, pero no puedo hacer notar mi presencia en la grabación. Empiezo a masajear el bulto y me maravillo viéndolo crecer entre mis manos a la vez que oigo su voz cambiar sus matices por unos mas roncos y gruesos, lo cual me excita. Bajo el elástico de su pantalón y libero, por fin, la gruesa erección que ya conozco, haciéndome la boca agua. Antes de que pueda hacer algo para impedirme, me lo meto en la boca, haciéndolo soltar un gemido ahogado. Empiezo por la punta, haciendo círculos con mi lengua y succionándolo ligeramente antes de empezar a empujarlo hasta la parte trasera de mi garganta donde pueda sentir las vibraciones de mis gemidos a su alrededor. He de admirar su compostura, puesto que resiste sus gemidos con algunas frases de frustración y sus jadeos con expresiones propias de quien recibe la adrenalina de un mundo creado para ello. Suelto el miembro de mi boca y procedo a masturbarlo con mis manos mientras estiro aun mas sus pantalones y descubro sus testículos, los cuales me llevo a la boca, masajeándolos con mis labios y lengua, haciendo una gentil presión que lo hace retorcerse mientras mi mano sigue su vaivén vertical sobre su pene.
Siento sus huevos endurecerse justo antes de escucharlo despedirse rápidamente de sus seguidores y cerrar con fuerza la tapa de su computador, lo cual me sorprende por un momento hasta que lo oigo gruñir con fuerza y derramarse por completo en su camisa, haciendo un contraste entre el blanco de su semen y el negro de la tela. Jadea con los ojos abiertos como platos y me mira en lo que creo que es enojo, pero que no logro descifrar por completo al tener él las pupilas tan dilatadas. Antes de que pueda decirme algo, paso mi lengua por la mancha de su camisa, recogiendo sus fluidos y gimiendo con los ojos cerrados mientras esbozo una sonrisa pícara.
Abro los ojos con sorpresa cuando toma una de mis manos y me jala fuera de mi escondite a la vez que se pone de pie y se termina de quitar los pantalones de una patada. Me empuja con fuerza, haciéndome sentar sobre el computador que usaba hace un momento y se coloca en medio de mis piernas, haciéndome abrirlas y dejándome sentir su erección en mi, muy, húmeda entrepierna. Con la mano que no sostiene mi muñeca, aprieta mi quijada, haciéndome fijar mis ojos en los de él.
-¿Crees que puedes burlarte de mi delante de mis seguidores? -espeta con dureza.
-No...papi -respondo mientras arqueo una ceja.
-¿Qué quieres?
-Lo mismo que tú.
-Dímelo.
-Fóllame.
-¿Cómo?
-Duro.
-¿Duro, qué?
-Duro, papi.
Sin soltarme, y de un solo movimiento, soy penetrada. Suelto un grito de sorpresa, seguido de un largo gemido de satisfacción al sentirme tan llena. Sus manos me liberan de su agarre solo para jalarme desde la parte detrás de mis rodillas, haciéndome rodar hasta el borde del escritorio y que mi cabeza cuelgue en medio de la pared y el otro borde de la mesa. Sus caderas empiezan a moverse y cada estocada me hace gemir por lo certeras y duras que son, llenándome tanto que duele. Sus manos sueltan mis piernas y enrosco mis tobillos en su trasero, tratando de hacer que entre mas profundo, si es que es posible, mientras que él se inclina y aprieta mis pechos con una dureza que sé que va a dejar marca. Su boca muerde mi cuello antes de besar mis labios con rudeza. La madera cruje bajo nuestro peso y solo ruego porque resista hasta que esto termine, porque no puedo pensar con coherencia y mi cuerpo ya está empezando a temblar. Uno de mis pechos es liberado y, cuando estoy a punto de protestar, el sonido de una nalgada resuena en la habitación, dejando un escozor que me hace suspirar entre dientes.
-¿Te gusta esto, no?
-Si...
Otra nalgada.
-¿Si, qué?
-Si, papi...
-¿Quieres correrte?
-Si, por favor...
-Gánatelo.
Sus movimientos se detienen justo cuando ya me preparaba para el ansiado clímax. Sin embargo, su pulgar empieza a rozar superficialmente mi clítoris, manteniéndome al borde y haciéndome retorcer.
-¿Qué? -protesto.
-Ya me oíste.
-¡Has que me corra!
Otra nalgada.
-Ruégame.
-¡No!
-Gánate el orgasmo, ruégame.
Su pulgar presiona contra mi clítoris y grito, estremecida entre el dolor y el placer que eso me genera.
-Por favor...
Presiona otra vez y vuelvo a gritar.
-Dilo bien.
-Por favor...papi...
Lo veo sonreír antes de reanudar sus estocadas en conjunto con un frenético movimiento de su pulgar en mi clítoris que hace que mi cabeza estalle mientras que mi cuerpo entero se contraiga en medio de espasmos y enérgicos temblores. No se detiene y su constante roce hace que los fluidos salgan disparados de mi interior, mojando el suelo a sus pies mientras siento como su orgasmo llena mi interior, cálido y espeso.
Mi pecho sube y baja rápidamente con mi respiración acelerada y mi mente embotada no es capaz de procesar como se sienta en la silla desde la que hace un rato transmitía, arrastrándome consigo pues se ha reusado a salir de mi interior.
Nuestros fluidos siguen bajando por mis muslos, manchándolo a él a su vez, aunque a ninguno de los dos parece molestarle.
- ¿Vas a chupármela esto cada que esté transmitiendo? -murmura en mi oído.
Me enderezo un poco para mirarle y veo que tiene una sonrisa torcida en sus labios.
-Depende, ¿vas a follarme a lo bestia cada que lo haga? -susurro, pues mi garganta se siente seca después de gritar.
-Solo si haces que me corra con tu boca.
-Entonces puede que siga interrumpiendo tus streamings.
-Que bueno, porque tengo uno programado en veinte minutos.
Me enderezo lo suficiente como para que se produzca un roce en nuestros genitales y él entiende mis intenciones, porque pone sur manos en mis caderas al tiempo que entierra su rostro entre mis pechos. Si, en definitiva, este juego no ha terminado.