XXII

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Comenzaron mis primeras vacaciones en casa don Cedric.

Ver su cuarto vacío, con su ausencia notable y papá mal.

Me senté al lado de papá enfrente de la ventana que daba al patio en casa, el tomaba te, con un silencio más que incómodo. Y así pase mi último día de vacaciones, con papá presente pero ausente.

Entre a la habitación de Cedric, todo estaba en su lugar, papá había prohibido mover cualquier cosa que le fuera perteneciente a él. Estaba en esa etapa de negación, no me sorprendería si un día me dijera que esperara que Cedric entrara por la puerta para comer.

- Mañana regreso a Rumanía – me costó decir eso, no quería dejar a papá solo.

- Claro – se limito a decir.

- ¿Estás bien con eso? – intente ser comprensiva con esa citación. Papá solo en casa no era la mejor escena que se me venía a la mente.

- Si, estoy bien – por alguna razón esa no era la respuesta que esperaba, ni la que el quería decir, de eso estoy segura.

Cuando llegue a Rumanía, están los chicos, entre a mi habitación sin que nadie dijera nada, solo entro Lissa y se sentó a mi lado.

No podía estar ahí así, no podía dejar a papá solo en la casa, con la ausencia presente de Cedric y yo del otro lado del continente.

Salí de ahí, daría mi baja indefinida. Y cuando la obtuve, regrese a hacer mis maletas.

- No puedes hacer eso – Charlie comenzó a decir detrás de mi, caminando mientras guardaba mis cosas – Emily escúchame – me tomo de la muñeca.

- Charlie, no puedo quedarme aquí cuando papá está en casa con alguna idea sobre su hijo muerto – estaba a punto de gritar.

- Emily, escúchame – logro que nos sentáramos sobre la cama – lograste tu sueño de venir a Rumanía, trabajar con dragones, estamos junto aquí nosotros dos – su tono de voz era casi suplicante.

- No puedo dejar a papá solo en esa casa con todos los recuerdos de mamá y ahora de Cedric – mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas – no puedo y no debo hacerlo.

Esa fue la última conversación que tuve con Charlie antes de irme corriendo a casa, como si la vida de mi padre, y por ende la mía, se derrumbaran.


Papá estaba sentado en una silla de madera frente a la ventana que daba a un árbol en el patio, tenía un columpio que justo cuando alguien subía se comenzaba a mecer. El columpio favorito de Cedric y el mío también.

- ¿Quieres un poco de te? – me acerque a papá.

En su rostro se veía que estaba recordando uno por uno lo que habíamos vivido junto con Cedric en la casa. Se podía ver tranquilidad, esperanza, tristeza y melancolía. El revoltijo perfecto de sensaciones.

- Estoy bien solo hija, no tenías porque venir – me sonrió triste, tomando mi mano de su hombro - ¿Qué harás aquí?


Y esa era una excelente pregunta.


Había hablado con los del ministerio, no me iría de Rumanía sin si quiera haber tenido un plan por si las dudas. Ahora estaría como aprendis de Auror. A Tonks le había parecido un plan perfecto para mí y para lo que fuera que quisiera hacer aquí.


En las noches no podía dejar de pensar en Charlie. En lo que quizá había dejado atrás y si regresaría con el…

Forever  {C. Weasley}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora