Capitulo 2.

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Capítulo 2.

Después de que la Cuarta Guerra Mundial Shinobi llegara a su fin, las aldeas o territorios poblados que fueron arrasados siendo perjudicados por todo lo vivido en ella, poco a poco fueron reconstruidos, así como fue el caso de konoha, pero esta desde la aparición de Pain en la misma.

La aldea fue reconstruida poco a poco con ayuda de sus ninjas y la mano bondadosa de cada aldeano, hasta que por fin cada centímetro de la misma estaba en su lugar. Aunque hoy día tenía edificios, casas y calles algo modernas, pero conservando la bonita cultura de sus festivales; donde los aldeanos disfrutaban en familia. Al igual que celebrar con alegría el aniversario que se cumplía cada año de haberse obtenido la Victoria en la guerra, pero conmemorando con respeto la partidas de camaradas, amistades y amores perdidos en la misma. En konoha al igual que en el mundo se respiraba Paz desde entonces.

Siendo época decembrina la esencia y espíritu de cada aldeano era contagiada por la alegría de la abrazadora brisa gélida de la navidad. Luces, adornos, villancicos y regalos eran los requisitos para darle paso a la misma.

Pero a pesar de ser una época de alegría, no era excusa para no continuar con la rutina de laborar en la aldea, como ninjas y comerciantes también era el caso de los médicos…

En horas de la mañana en el hospital de konoha la situación que se vivía en el mismo era normal -no había mucho ajetreo de pacientes con heridas mortales, incluso en simples consultas- en estas épocas los civiles se resguardaban debido al frio que comenzaba a hacer, sumándole la masa de nieve que se acumulaba en todos los rincones de las calles. Aunque las misiones que se les encomendaban a los ninjas eran un poco constantes debido a los saqueos y robos de algunos renegados que aprovechaban las ventas invernales; pero aun así las heridas que obtenían no eran de gravedad...

-¡formen grupos de tres o cuatro integrantes para que se encarguen de cada área!--. Ordenó la ex hokage, Tsunade Senju.

-¡hai!-dijeron al unísono los integrantes del equipo médico frente a ella.

Se encontraban en la sala principal del hospital. Debido a que no había mucha labor con los pacientes la Senju quien era la directora del hospital había decidido que con ayuda del equipo médico decorarían todo el hospital.
¡Harían que la navidad también se sintiera por cada rincón del lugar!

-lady tsunade, ¿de verdad va ayudarlos con la decoración?—preguntó su asistente y confidente, shizune quien con gotitas en su sien la mirada con cierta duda.

La rubia quien estaba de brazos cruzados y mirando como el personal médico se esparcía por el lugar, suspiró mirándola de reojo con una sonrisa de lado--. ¿Y te creíste todo mi discurso?—cuestionó sarcástica—shizune…sabes que prefiero estar en mi oficina terminando con los pendientes acumulados—dijo como si fuera la cosa más normal del mundo, y girándose para irse a su oficina.

La morena quien con una enorme gota en su nuca la veía irse, sólo negó suspirando. Era la respuesta que esperaba de la rubia.

“O será encerrándote para continuar bebiendo”, pensó resignada por su maestra y amiga.

Durante todo este tiempo a su lado aún no le gustaba el que la Sannin de las babosas bebiera hasta olvidar por completo la razón. No era casual encontrarla en su oficina, sentada y con una botella de sake medio vacía en sus manos; aunque los años pasen y algunas cosas cambien, otras no: serán costumbre al fin y al cabo.

Suspirando comenzó a marchar hacia donde la mujer se fue--. Mejor la sigo…
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En uno de los pasillos del hospital se encontraba caminando cierta pelirosa quien con sus manos empujaba con calma una silla de ruedas, la cual era ocupada por un chico quien vestía una bata de hospital, y llevando una de sus piernas enyesada.

Mí deseo - NarusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora