Capitulo 3.

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Capítulo 3

Una hora después…
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Tanto ino como sakura se mirando con sagacidad en sus miradas entrecerradas y con una gota detrás de su nuca. Para luego mirar de nuevo al lugar donde tsunade se perdió junto a su asistenta shizune.

La rubia se había aparecido para observar que todo estuviera yendo bien con la decoración navideña, y claro, ordenando con toda la normalidad –o intensidad— de siempre que siguieran con la labor.

-los años pasan pero las costumbres…siguen siendo costumbres—murmuró con sarcasmo ino, mientras continuaba en terminar de anudar un enorme lazo verde.

Sakura suspiró dejando de mirar el pasillo a donde su maestra se había perdido—sí, lady tsunade sigue siendo la misma—concordó. La senju seguía siendo una mandona, aunque ya estaba acostumbrada a ello—. Al igual que sus dipsómanos hábitos…--reprochó luego. Refiriéndose a la adicción alcohólica que su maestra aún no dejaba y que claramente a estas alturas de su larga vida no dejaría.

Ambas chicas después de haber terminado el decorado en el área de quirófanos ahora se encontraban junto a otro pequeño grupo de compañeras, en la sala principal del hospital -específicamente en la sala de espera- que aún faltaba por terminar ya que el área era espaciosa.

Sakura tomó entre sus manos y de una mesa unos seis lazos: unos cuatro eran verdes y los dos restantes rojos.

Eran para adornar las puertas de los pasillos. Ino la imitó para ir juntas a uno de los pasillos a continuar con la labor, algunas enfermeras también tomaron algunos para hacer lo mismo, sólo que en el pasillo de la recepción principal.
***
-¡sakura-san pero que hermosa te vez hoy!--. Alagó, un chico con una encantadora sonrisa en su atractivo rostro, algo ruborizado--¡hola ino-san!--. Saludó luego.

Era un chico alto de piel algo tostada y que vestía una bata médica al igual que teniendo alrededor de uno de sus brazos y por encima de la bata, una badana con el símbolo de reloj de arena, siendo uno de los ninjas médicos de intercambio de suna. Este quien con una pequeña caja en manos salía de una de las habitaciones del pasillo en donde ambas amigas se dirigieron y que fueron interrumpidas en su labor al verle, le sonreía mirándolas curioso.

-¡hola saíto-kun!—saludó amistosa la rubia.

-hola saíto-san, y gracias…—dijo sakura sonriendo amable.

Era la primera vez que lo veía durante el mediodía.

Saíto quien parado frente a ellas las veía sin borrar su atractiva sonrisa de galán, miró a la atractiva rubia quien vestía un pantalón negro -que se entallaba a sus bonitas curvas- junto a un suéter purpura y unas sandalias ninjas y comúnmente teniendo su largo cabello en una coleta; luego miro con interés a la pelirosa la cual en ese momento vestía un pantalón blanco el cual le quedaba muy bien, pensaba aun observándola, un bonito suéter verde agua con toques amarillos en los puños y cuello, unas sandalias ninjas y su bonito y corto cabello lo llevaba suelto con una diadema en blanco y en medio del mismo.

No era raro escuchar en el hospital ese tipo de comentarios hacía ella por él -casi desde los cuatro meses que ya tenía en la aldea- aunque con educación y respeto lo hacía. Incluso con algunas compañeras lo hacía, sólo que con intenciones diferentes.

Sakura carraspeó su garganta sintiéndose un poco incomoda tanto por el silencio que se produjo, al igual que al notar que el chico la veía con interés y que ino tenía una sonrisa divertida viéndoles. Frunció el ceño.

-oye, ¿qué traes ahí…?—. Como para despejar la tensión preguntó una ino curiosa y mirando la pequeña caja de cartón en los brazos del chico. La Haruno también miró el objeto y luego al chico.

Mí deseo - NarusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora