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Los ojos de Suga poseían un aro rojizo alrededor del iris oro, estaba en su más puro instinto animal y eso Jimin lo supo cuando lo hubo tendido en la cama desnudo y se encontraba sobre él. Su piel ardía, quemaba. Lo necesitaba.

–Hazme tuyo, Alfa... Quiero ser tuyo... –Ronroneó Jimin refregando sus mejillas en el cuello del otro marcándose con la escencia ajena, mientras el otrose encargaba de mojarse así mismo entre los suaves y mojados muslos del blondo. Haciéndolos gemir a ambos. Suga soñó con tenerlo así, delirante entre sus brazos, más nunca pensó que esa realidad lo fuera a azotar tan de pronto. Más le encantaba y no podía negarlo.

Jimin se aferró con fieras garras a sus brazos, aún cubiertos por la seda de la camisa que aun Suga llevaba puesta y Jimin no entendía por qué. Más cuando osó despojarlo de ella, se quedó petrificado unos momentos al admirar tan bella, tersa y majestuosa piel lechosa... Cubierta de marcas, por doquier. Cicatrices que lo cubrían y destacaban al percibirse más claras. Jimin lo miró a los ojos unos momentos, buscando una explicación a todo eso.

–Por favor, no preguntes nada ahora... –Le esbozó una media sonrisa el Alfa, que derritió de apoco al corazón de Jimin– Sólo... Déjame amarte, Jimin-ah –Y no tuvo más que asentir, para que el otro volviera a sus labios, más dulcemente, con más ahínco, con más pasión que antes. No pasando alto ningún rincón de esa dulce y pecaminosa boca. Sucumbiendo ante el encanto de su Omega. La habitación se había impregnado del celo del menor y los tenía perdidos a ambos. Jimin sintió endurecer contra él, un poco más, al Alfa y supo que era momento.

Nunca había pasado un celo en compañía de un Alfa, no solo porque el riesgo de quedar preñado estaba en un 98%, sino que aquello se reservaba para el Alfa al cual se estaba enlazado y con una marca de por medio.

Pero esta vez era más que especial para él, para Jimin, no importaba nada en ese momento. No cuando el amor de su vida estaba entre sus brazos, lo que soñó siempre una vez el adverso partió. Lo amaba, lo amaba con la intensidad de mil mares y se dejó amar cuando el otro se clavó en lo más hondo de los confines de su interior, haciéndole encorvar la espalda dolorosamente, para cualquier humano. Jimin se sintió desvanecer en el gran placer que aquella primera embestida generó en él, aumentando su pulso, poniéndolo a disposición de aquel Alfa; sin entender que el que estaba a disposición era más bien su acompañante, pues el celo era suyo no del Alfa.

Suga gruño encantado y delirante de al fin sentirse entre esas estrechas y muy mojadas paredes, entre esa calidez que su Omega albergaba para él. Y empujó más dentro hasta que la envergadura de su miembro y sus testículos hubieron tocado las suaves nalgas de su Omega. Jimin suspiró gustoso y su Alfa ronroneó seductoramente complaciendo su sensible oreja. Máxima declaración para él de que a su Alfa le gustaba su cuerpo.

Y Suga se movió, se movió dentro de él sintiendo como la piel de su miembro se contraía más, creciendo dentro de su Omega si más se podía. Era la sensación más deliciosa por la cual había sucumbido, o tal vez era que Jimin era especial para él, quedándose corto en palabras, porque él realmente amaba ese Omega. Lo amaba demasiado.

Arremetió contra el pequeño cuerpo bajo él, besando el cuello de Jimin, atraído por la blanca piel de este, donde su marca debía ir; besó mientras se deslizaba sin trabajo dentro y fuera. Jimin lo apretó contra él y Suga le sujetó las muñecas por encima de su cabeza y embistió con más ganas haciendo que el chico se retorciese de puro placer, inhalara y exhalara entrecortado y gimiera con ganas. Siempre soñó con poseerlo, con tenerlo bajo su cuerpo y marcarlo fieramente como suyo; siempre soñó con hacerle el amor a mitad de noche para romper el silencio con la dulce voz que era emitida por el blondo.

Le comió los pezones y los lamió también con dulzura y Jimin no pudo hacer más que retorcerse y aferrarse de tan sedoso cabello castaño, cuando eso sucedió y Suga le hubo permitido libertad al soltarle las muñecas.

You Are My DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora