El amor lleva a la locura...

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Arthur Kirkland, Un joven de una prestigiosa familia, adinerado y con el ego subido ¿Qué decir de su físico? Sin duda casi rosa la perfección al igual que los demás de su familia, siempre tubo lo que quería, incluso más de lo que pedía, dinero, la mejor educación, un coche antes de la edad adecuada, para muchos, su vida era perfecta, era la envidia de quien le miraba, sus hermosos ojos color esmeralda acompañador de unas sobre-pobladas cejas, volvían locas a las señoritas de la alta sociedad al igual que a las más pobres de la ciudad, su hermosa cabellera rubia fue la causante de que se convirtiera en el amor platónico de mucha y muchos, pero algo lo atormenta, un secreto, una pasión incomparable, un amor... Un amor que vuelve locos a los dos involucrados, un amor por el que ellos, están dispuestos a todo ¿Quién es la afortunada? ¿Quién ha robado el corazón del joven kirkland? Curioso... No tiene dinero, no es de su clase, su familia no lo sabe, y no... no es una chica, Alfred F. Jones, ese es su nombre, el nombre de quien ha robado el corazón de Arthur, el nombre de un simple campesino, humilde, con una hermosa sonrisa, ojos del color del cielo y del hermoso mar, su cabellera es dorada aunque un poco más oscura que la de Arthur. ¿Cómo podían dos jóvenes tan distintos en el ámbito social conocerse y enamorarse? La respuesta es sencilla...

Fue un día de invierno, llovía como de costumbre y parecía no querer parar, curioso, Arthur sabía que llovería ese día, sus hermanos se lo dijeron, pero aun así no llevo un paraguas, se sintió como un idiota pero después se sintió afortunado...

-"Maldita sea, con esta lluvia sin duda pescare un resfriado y tendré que soportar las malditas burlas de mis hermanos" -pensaba el de los ojos esmeraldas mientras se dirigía a la salida de su prestigiosa escuela, observo como sus compañeros salían todos con sus paraguas ¿y él? Está destinado a pescar un resfriado
-"Ni modo, es mi culpa por no hacerle caso a los idiotas de mis hermanos" -lo acepto, sin duda era su culpa así que no tuvo más opción que hacerse a la idea de que las burlas no serían pocas

Resignado, para protegerse de la lluvia decidió usar su abrigo como una capucha y así intentar protegerse de la lluvia, aunque claro, no le serviría de mucho, así que de esta manera, salió de las instalaciones de su escuela, el camino a su casa era largo ya que a él no le gustaba que viniesen a recogerlo en los autos lujosos que su padre tanto presumía, prefería caminar, aunque en un momento como este habría preferido un auto, pero ni modo, no podía hacer nada.

Mientras caminaba hacia su hogar, vio muchas parejas ¿extraño? Para nada, sin duda era un día perfecto para los famosos "besos bajo la lluvia" él nunca había dado uno bajo la lluvia, de hecho, ni siquiera ha dado su primer beso, jamás a creído que el amor sea algo que valla con él, ya que las personas que se le acercan suelen ser chicas que solo quieren popularidad o dinero, esas eran las únicas opciones, aunque no se salvaba de los chicos, siempre fue en blanco perfecto para los homosexuales, pero ninguno le llamaba la atención así que siempre ha estado solo.
Su mente estaba colapsada pensando en cuantas personas se le han declarado y cuantas él ha rechazado, sin duda son muchas, así que no se ha dado cuenta que está caminando directamente hacia un enorme charco de agua, que marcara aquel hermoso encuentro...

-"¡hey! ¡Cuidado!" -escucho una voz, pero no le prestó atención, sin duda a él no lo llamaría una persona de pueblo, o eso era lo que pensaba antes de sentir que alguien lo sujetaba entre sus brazos, protegiéndolo del agua que salto al ser ese charco aplastado por las ruedas de un auto

-"G-gracias..." -susurro levantando su rostro y viendo en frente de el a aquel joven, sencillo y apuesto, los ojos de ambos se encontraron, parecían hablarse con solo miradas, ambos sintieron aquel extraño sentimiento en sus corazones, el amor, creció en ellos con una mirada, prometiendo... volver a verse

Meses pasaron después de ese encuentro, cada día se veían a escondidas, Arthur se escapaba de su hogar para poder verle, abrazarle y decirle cuanta falta le había hecho en su vida, Alfred dejaba de lado su trabajo para poder encontrarse con aquel chico de la hermosa mirada esmeralda, se enamoraron, sin duda, se amaban con pasión y locura, se deseaban el uno al otro, y aun lo hacen, en la actualidad luchan por no ser descubiertos por la familia de Arthur, se siguen viendo a escondidas, la pasión y el amor en ellos no se ha acabado, jamás acabara...

Antes muertos que no juntos... (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora