Capítulo VIII: Las mujeres que han muerto no aparecen de la nada.

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 La impresión de ver a la mujer del espejo debe haber hecho que pierda la conciencia porque lo que recuerdo es que desperté en una cama desconocida dentro una casa aún más desconocida. Los acontecimientos, de los cuales sólo puedo asumir que pasaron ayer,me han agotado casi hasta la muerte. Mi cabeza palpita y eso me lastima como el infierno al abrir mis ojos. Después de sacudirme las telarañas de la cabeza me paro de la cama y choco conel aparador en donde puedo ver una nota dirigida a mí. La nota me invita a bajar para un banquete y es en ese momento donde me doy cuenta que no he comido en casi dos días.

      Al bajar las escaleras mi mente rogaba que esa mujer sea Annabel, pero dentro de mi corazón yo sabía que no era ella. Arrodillado empecé a desangrarme y a estar tan lejos de un pensamiento racional. Claramente alucinaba cuando vi a mi salvador caminar hacia mí, y exactamente esa mujer misteriosa fue quien me salvo. No estaría vivo en este momento si no fuera por la bondad de esta desconocida. Al voltear la esquina en el fondo de la escalera y durante un breve segundo era incapaz de moverme. La mujer que permanece de pie en la cocina es el vivo retrato de mi amada. Podría estar de pie y mirarla fijamente por horas y al final seguiría convencido de que la mujer del espejo es mi Annabel, pero de todos modos mi corazón conoce la verdad. Esta mujer sólo podría ser un ángel enviado del cielo para salvar mi vida, para darme cuenta de que aún hay motivos para seguir viviendo. 

       Nos sentamos completamente en silencio, mientras como lo que ella amablemente preparó para mí. Después, finalmente le hablo y pregunto si le gustaría dar un paseo. Ella no dice nada, pero simplemente mueve la cabeza en señal de aprobación. Incluso aunque ella permanezca tranquila, puedo sentir sus ojos sobre mí. Ella me mira del mismo modo que yo miraba a Annabel, con un amor y una adoración completa. Nuestro paseo parece durar muchas horas. Ella escucha mientras explico exactamente como acabé en aquel callejón con un cuchillo en la garganta. En ningún momento ella me hace sentir perverso o malo, ella simplemente escucha. Me pregunta si creo en el amor a primera vista, y le digo que a partir del primer segundo que puse los ojos en Annabel supe que la amaría por siempre.

Pasamos la noche cerca a la chimenea, compartiendo historias de nuestro pasado, nuestros miedos, nuestras expectativas. Estando con ella olvido completamente la pesadilla en la que mi vida se había convertido. Tal vez esto es exactamente lo que necesito; alguien para llenar el vacío que la pérdida de Annabel dejo en mí. No puedo resistir el impulso y me inclino hacia adelante para besar a la mujer del espejo, pero ella se encuentra alejada y caigo al piso. Me toma un momento darme cuenta de lo que ha pasado y donde estoy. Camino arrastrando los pies y me doy cuenta que aún estoy en el callejón donde la mujer del espejo me encontró arrodillado, cerca de la muerte. Todo era un sueño, una ilusión. La mujer que me curó antes era Annabel después de todo, pero ella sólo existió en el único lugar donde la volví a ver.

The Emptiness (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora