El día resonaba en mi cabeza, mejor dicho la alarma matutina me taladraba con su sonido penetrante, sentía un mareo continuo como si luchar por despertarme fuera realmente difícil, no entendía porque despertar era tan difícil, si acostarse era tan fácil, se supone que le importa a nuestro cuerpo descansar, pero hacerlo en exceso era destrozar tu propio cuerpo, se supone que somos bestias que buscan sobrevivir pero a veces entramos en un bucle de no hacer nada, que perdemos toda la experiencia de millones de años. Quizás recuerdo muchas sensaciones en mi mente cuando despierto, toda la experiencia pesa en la cabeza de todos, como una motivación que no te deja dormir de nuevo cuando despiertas, o un trauma que no te deja dormir aunque tengas que despertar temprano.
Sólo podía mirar al rededor de mi cuarto cuando me sentaba a recuperar ánimos para poder lograr levantarme por fin, era un día emocionante para cualquier estudiante, un adolescente como yo, por fin podrá darle inicio a su vida nueva como estudiante superior, abandonando a los estudiantes de 6-13 años y conociendo a gente que al menos, no lloraría o pelearía por algún juguete. Era la misma experiencia en cada vida que vivía, todas las épocas que he conocido, siempre era la misma sensación de nerviosismo. No me preocupaba por pensar que mi edad mental era mucho más grande que la de los demás porque morí triste una vez solo por limitarme vivir, no sé como nombrar mi condición pero era una bendición para mi supongo, aunque muchas veces no la deseara, tener oportunidades infinitas siempre es algo que me hace pensar puedo ver el mundo y sus virtudes, es un milagro de la vida poder tener mi propia aventura cada vez que exista de nuevo.
Después de juntar fuerzas un buen tiempo mirando un zapato, me levanté y comencé mi rutina, lavarme la cara, cepillarme el cabello, lavarme los dientes, todo lo que fuera necesario para no dar una mala impresión, ya que la primera impresión siempre puede ser el cable que te dé luz verde a una vida exitosa con las nuevas personas que conozcas.
Mi ropa era un poco ajustada pero era porque no soportaba pisar mi propia ropa o tener unas piernas super anchas, desde que una vez reencarné en una chica creo que mi apariencia no me metía tanta presión social como esa vida, y fue algo que aparte de experiencia, se me quedó en la mente.
en muchas vida tuve que usar lentes, así que estaba preparado para conseguir las medidas necesarias para no tener que usarlos, era un dolor para las orejas o la nariz si no estás acostumbrado, así que llevo lentes de contacto, aunque no me gusta que nadie lo sepa, sólo te lo diré porque estás gastando tu tiempo leyéndome. Así que guarda silencio.
Después de preparar mi ropa y mi mochila, salí por fin hacía mi escuela, no era un camino tan alejado, sólo tenía que cerrar la puerta de mi casa al salir con mi llave, guardarla y dirigirme hacía la calle para poder irme en un bus hacia allá.
Subiendo al bus, podía distinguir muchos escolares, algunos con sus celulares perdían su tiempo, como mosquitos frente a una lampara, arrastrando con sus dedos congelados, intentando esconder que ven o algunos enseñándoselo al mundo como si a alguien le interesara sus vidas. Mientras pagaba, notaba la miradas de algunas personas, era lo normal, ya que por ahora todos eran desconocidos, mientras miraba al piso avanzando hasta el ultimo asiento disponible del final, levanté la mirada para notar como una chica me analizaba de pies a cabeza, tenía una tez blanca y un cabello rubio corto pero con bastantes rulos, parecía más un león que una persona pero sus ojos eran muy extraños, sentí un escalofrío al chocar su mirada con la mía, así que me avergoncé como el estudiante inmaduro que era. quizá a esa edad ella no sepa lo descortés que es analizar a desconocidos como si fueran una araña o algo parecido, como respuesta, sólo pude sentir mi piel enrojeciéndose mientras volvía a mirar al piso para sentarme y descansar hasta llegar a la parada cercana de la escuela.
El camino era agradable, disfrutaba el frío a mi alrededor, en una vida pasada viví en la nieve, fue muy difícil sobrevivir pero pude encontrar la belleza de luchar contra la naturaleza el día que escalé una montaña sólo por desear caminar sin rumbo en aquel paisaje repetitivo que luchaba fervientemente contra el sol y sólo le decía al mundo lo fácil que era ganarle a ese calor que nos invade y nos da vida, fue hermoso aquel paisaje nevado, tanto que acepté morir en ese paisaje como pago por dejarme descansar mi mente del incesante intento de intentar acabar conmigo mismo y mi existencia en otras vidas.
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La rara personalidad de la reencarnación
FantasiSólo puedo pensar que a veces no quiero existir, pero estoy maldito con seguir existiendo, sólo puedo pensar en formas de pasar mi tiempo extrañas y mi personalidad no me deja ser alguien tan pacífico como quiero, solo deseo poder vivir en esta vida...