• Capítulo 03 •

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Se le conocía como una equivocación de novato bajar la guardia por una mujer, y él, al ser entrenado para nunca equivocarse de esa manera, había intentado jugar con las chicas de negro para olvidar a esa pequeña lindura de blanco. Pero cuando ella tensó los hombros apenas el chico de la barra se inclinó más de lo debido, él no pudo contener sus instintos de caza e ir por ella dejando atrás a las chica de negro.

No se arrepentía, no obstante.

—No te preocupes. –Dijo él sonriendo ligeramente y maldiciéndose por dentro de todas las formas posibles por ser tan impulsivo–. Admito que he sido yo el que te ha importunado con mi indiscreción. También he de confesar que no pienso molestarme en lo más mínimo si decides marcharte a estas alturas.

La chica hizo un movimiento que había captado por el rabillo del ojo solo porque él estaba muy consciente de ella. Cuando regresó la mirada por encima de su hombro al asiento junto al suyo para comprobar que se había marchado posiblemente furiosa, vio atónito, en su lugar, un par de piernas cruzadas a la altura de las rodillas apuntando hacia él.

Alzó la vista.

Lo que encontró después, fue que el miedo sagas que apareció detrás de sus ojos oscuros había sido dominado por una curiosidad casi palpable y una pizca de deseo. Y que ella parpadeara al ritmo de la música de fondo haciendo que sus largas pestañas acariciaran momentáneamente las montañas de sus pómulos y ocultaran de él las joyas de sus ojos, lo excitaba por completo.

—¿Y perder la oportunidad de conocer a un buen partido? –Ella se rió, siendo aquel sonido una melodía a oídos de Ándru.

Ándru entendió entonces que esa chica sin nombre hasta ahora sería su perdición. Y gustoso se entregaría a su propia destrucción si llegaba a manos de ella.

—Lo siento por decepcionarte tan pronto, pero tengo una inigualable debilidad por los hombres altos y musculosos.

Él le sonrió.

Lili por su parte, con un nudo de ilógica familiaridad retorciéndole el estómago, decidió no insistir en comprender qué acabaría provocando el efecto revuelto en sus entrañas, achacándole la culpa a su exceso de copas. Ella debería aceptar que él era un hombre completamente diferente al chico de sus recuerdos, de otro modo aseguraba no haber actuado tan atrevida con él. Mientras Ándru la observaba con los ojos opacos por la pobre iluminación de ese instante, ella hizo una mueca al percibir que sus palabras podrían ocultar un deje de crudo interés por él ,algo que no estaba permitido en el Club.

—Ha de ser una pena que haya elegido conservar el saco. –Ojos salpicados de diversión recorrieron cada curva de su ruborizado rostro–. De lo contrario te habrías enmudecido con tanto esplendor.

A Lilith se le escapó una carcajada. Oh, que ego el de él, pensó. Y disfrutó las bromas que vinieron a continuación. Había olvidado hace mucho tiempo atrás cómo reír de verdad, todo lo que quedaba de ella en la actualidad era una falsificación insultante a la niña alegre que fue en su pasado.

Al minuto siguiente, Lilith, que borraba el rastro invisible de las lágrimas con los dedos, se obligó a ocultar sus regocijo y abuso con la bebida. Mirando a Ándru detenidamente mientras él contaba cómo llegó al Club esa noche, Lilith perdió el hilo de la conversación. Ella estaba completamente embelesada en su figura, y le sorprendía cada detalle de él. A leguas se notaba que él era alto, incluso más alto que Pantera, pero menos fibroso, y llevaba el cabello de un negro muy intenso con las puntas teñidas de plata acomodado en picos. Su traje era oscuro, tal vez un azul amanecer, y parecía nuevo en contraste a los que había visto esa noche en el resto de los caballeros.

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⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

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