A Nascent Kaleidoscope. Parte 2

Capítulo 238

Cinder Fall POV

"Gracias, Cinder. Estás despedida". La Reina Grimm me despidió sin pensarlo dos veces cuando miré rápidamente al hombre que estaba sentado frente a ella.

Había dado pasos lentos para entregarle este... jarrón, y la observé poner cuidadosamente esas flores dentro de él. Vi toda la secuencia, pero todavía no tenía idea de qué demonios estaba pasando.

Apenas me dedicó una mirada, no, estaba demasiado concentrado haciendo esos 'ojos' hacia Salem.

Casi me caigo cuando los escuché hablar. Esperaba una conversación intensa, quizás la revelación de alguna información clandestina. Incluso habría tomado una actualización de la misión sobre uno de sus subordinados que no conocía hasta ahora.

Pero lo que escuché fue... coqueteo.

Las flores pueden haber sido un obsequio, pero todavía estaba completamente asombrado de que alguien se saliera con la suya haciendo eso con ella que no había registrado hasta ahora. La había visto despedir casualmente las vidas de pueblos enteros, humanos y faunos por igual sin pestañear. Había visto su poder: su magia cambiaba el paisaje mismo con un movimiento de su muñeca.

Nunca he visto a Salem sonreír y reírse.

Hice mi retirada apresuradamente, sin atreverme a quedarme más tiempo de lo esperado por el tono de su despedida.

Tampoco creo que mi cordura pueda soportar estar allí por más tiempo.

Rápidamente salí, cerrando la puerta en silencio. Apenas me alejé unos metros antes de que me bombardearan con preguntas.

"Cinder, ¿¡qué está pasando!?" Mi seguidora más fiel, Emerald, parecía tan sorprendida como yo. Me aseguré de informarles sobre la naturaleza de Salem antes de traerlos aquí hace varios días. No tenía la intención de traerlos aquí tan rápido... pero ciertos planes se habían derrumbado y me vi obligado a improvisar.

"Yo, jefa". Mercury renunció casualmente. "Pensé que dijiste que Scary Grimm Lady me incineraría si hacía algo para molestarla. ¿Debería llevarle flores en su lugar?"

"Mercurio." gruñí. "Mantén la boca cerrada a menos que quieras ese resultado. Estoy tan en la oscuridad como todos ustedes". Odiaba admitirlo, pero yo mismo tenía preguntas.

"¡Ceniza!" Un chillido sonó detrás de mí. Podía sentir débilmente que algo me alcanzaba cuando me di la vuelta, agarré el brazo perdido y estrellé el cuerpo adjunto contra la pared.

No tenía dudas de quién era, esa molesta voz continuaba acechando mis sueños. "Tirio". Apreté los dientes. "¡Intenta tocarme de nuevo y lo pierdes!" Me burlé, tirándolo a un lado.

Sorprendentemente, no se volvió loco y trató de burlarse o atacarme de nuevo. Esa nunca fue una buena señal, cuando un lunático tan fanático se vuelve menos predecible.

No, la primera señal preocupante fue la facilidad con la que lo incapacité. Si hubiera sido más... coherente, podría haber escapado fácilmente de mi agarre fortuito. Nunca lo admitiría, pero él era fuerte y no alguien a quien pudiera tomar a la ligera como lo soy ahora.

"¿¡Qué dijo la Diosa!? ¿¡De qué está hablando!?" No parecía en absoluto nervioso por mi respuesta física. En cambio, solo me miró con una mirada maníaca en sus ojos. La obsesión que tenía por la Reina de los Grimm.

"¿Cómo se supone que voy a saber?" Resoplé. "Si realmente quieres saber algo, ve a interrumpirla coqueteando tú mismo".

Me haría feliz si lo redujeran a un montón de cenizas.