Dos | Calaveras

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Capítulo dos
"Las calaveras"

Isabella.

Ya llevaba una semana siendo parca, y la verdad no era tan pesado. Lo único malo es que duermo en el suelo, en cualquier lugar que encuentre.

Y todo lo que es comer y beber no lo necesito, básicamente no tengo las necesidades básicas de un ser humano.

Voy caminando por un lugar poblado de gente, siento la mirada de algunos. Esta vestimenta llama mucho la atención, debí pensarlo mejor antes de elegirla.

No me di cuenta en que momento había caminando tanto, llegué a una especie de parque abandonado y ya estaba por llegar la media noche y yo aun no mataba a ningún pecador, tendría que buscar a uno rápidamente.

Pará mí suerte escuché unas voces cerca de donde me encontraba, empecé a caminar hacia ellas y vi dos hombres discutiendo, parecían hermanos, tenían un parecido muy grande. Ambos tenían la marca un dos por uno, genial.

Me acerque lentamente a ellos, cuando estuve cerca hable.

—Hola señores, ¿Podrían ayudarme?

Ambos dejaron de pelear y se voltearon a verme. Vi como se formó una sonrisa en sus rostros. Ingenuos.

—¿Como podemos ayudarte?—cuestiono uno de ellos

—¿Me acompañarían?—pregunté

—¿Hacía donde?

—Al infierno.

Saque mi guadaña y ambos se pusieron pálidos.

—¿Que mierda eres?

—Mensajera del infierno.

Dicho esto intente cortar a los dos de un movimiento, pero falle. Solo corte a uno. A los segundos de matarlo aparecí en el infierno.

—Me faltó uno.—dije

—El tiempo aquí es distinto, cuando estas aquí allá pasa más lento.—dijo Satan

—Entiendo.

—Perra, ¿Donde me trajiste?

—¡Estas en el infierno pecador!

Me salte su gran discurso de siempre, volví hacia donde estaba el otro hombre. Al aparecer vi como el hombre se cayo.

—Vaya... No imagine que una mujer seria capaz de matar a uno de mis mejores soldados.—alguien habló detrás de mí

Me volteé lentamente, era un hombre alto y musculoso. Solo con una mirada podía hacerte sentir miedo, a excepción de mi, claro está.

Pero mierda, me había visto. Tendría que matarlo a él y a los dos hombres que tiene escondidos.

—¿Que eres?—cuestionó el hombre

¿Que más da si le digo? Tendré que matarlo igual.

—Te diré si se van esos dos hombres que tienes escondidos.—dije

Vi como sonrió e hizo una seña con los dedos, vi como los hombres se alejaban a paso rápido.

—Soy una parca.—dije

—¿El esqueleto con una guadaña?—cuestionó

—Seh, ese mismo.

—¿Pero por qué mataste a mi hombre?

—Tengo que matar a un pecador por día, si no me condenan a una eternidad en el infierno.—explique

—Interesante.

—Necesito matar a ese hombre.—dije apuntando al hombre que no había podido matar anteriormente

—Adelante.

—¡¿J-Jefe?! ¡¿Dejará que me mate?!

—La parca solo hace su trabajo, y dudo que yo pueda detenerla.

—Estas en lo correcto.—afirme

Saque nuevamente mi guadaña, y en un rápido movimiento lo partí a la mitad acabando con su vida.

Gire mi vista hacia el hombre musculoso.

—Vengo por ti en un segundo.

Al terminar la frase aparecí nuevamente en el infierno.

—Estas a nada de ser mi parca favorita. Me trajiste dos pecadores en una noche.

—Estaban juntos.

Volví hacia donde estaba el tipo de antes.

—Quiero proponerte un trato.—dijo al momento de verme llegar

—Te escucho.—dije sentandome en el suelo

—Quiero que trabajes para mi, soy jefe de una organización llamada "Las calaveras". Y si trabajas conmigo te prometo, comida, estadía y claro que tu pecador por día, o más.—explicó

—No necesito comer ni beber.

—Mejor. A y claramente te pagaré.

Lo pensé unos segundos, ¿Que podría salir mal? Si intenta hacer algo puedo matarlo, igual el no me puede matar. Y tendré pecadores a la mano.

—Esta bien, acepto.

—Buena decisión. ¿Como te llamas?

—Isabella, pero dime bella.

—Todos me dicen jefe. Pero tu puedes llamarme Theo.

—Okey Theo.

—Sígueme Bella.

Me levante y empecé a caminar a su lado. Al poco rato de estar caminando algunos hombres aparecieron, Theo asintió y se dispersaron.

Salimos a la carretera donde había una camioneta esperándonos. Nos subimos a esta, y empezamos rumbo a donde sea que me lleve. No nos demoramos mucho, mas de diez minutos de viaje no fueron. Estaba relativamente cerca del parque abandonado.

Salimos del auto y frente a mi había una gran casa, parecía una mansión, típica casa de mafioso, interesante.

—Bien Bella, te presento "La Guarida de las calaveras".—hablo Theo abriendo los brazos

—Me gusta.—confese

—Me alegra que te guste, vamos te mostraré tu habitación.

¿Tendría mi propia habitación? Genial. Es mucho más de lo que esperaba la verdad.

Nos adentramos a la casa, al entrar lo primero que vi fue dos escaleras gigantes, a mi lado derecho había un living grandisimo y al otro lado había tres puertas, una de esas imagino que te lleva a Narnia, no me sorprendería con los grande que es este lugar.

Theo empezó a caminar hacia las escaleras y yo empecé a seguirlo, iba mirando cada detalle de la casa, en verdad me sorprendía lo grande que era.

Cuando terminamos de subir, Theo me guió hacia una habitación un poco alejada de todos, cosa que me gusto ya que no quería que me molestaran mucho.

—¿Hay algo que quieras o necesites?—cuestionó Theo

—¿Puedo pedir lo que sea?—pregunté

—Lo que sea.

A decir verdad un telefono no estaría mal, ya que a veces me aburro, cuando mató al pecador lo que resta de día me la paso vagando por ahí.

—Un telefono. —pedí

—¿Solo eso?

—Solo eso.

—Te lo conseguiré, ahora puedes instalarte y ponerte cómoda. Mañana empezará la acción.

—Okey.

Eso de instalarme no fue muy difícil, no tenía nada, mi alma era lo único que tenía, literalmente.

Me preguntó qué pasará cuando me encuentre con alguna de las otras parcas, la verdad algo me dice que pronto me encontraré con una, es tan emocionante.

¿Otra Parca? | Brooke y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora