Vamos a empezar por el principio, cuando mis ojos se chocaron contra los de Ryan Morgan definitivamente hubo una maldita chispa. No de la clase de "oh, te amo" sino algo más parecido a "Oh, Dios, sácate la ropa, nene". Y no importaba la cantidad de veces que él dijera lo contrario e intentara negar la situación, todos sabíamos que yo tenía razón. Él me deseaba, tanto o más de lo que yo lo deseaba a él.
Teniendo todo esto en claro, ahora solo queda una pregunta: ¿Por qué diablos se gastaba en negarlo? Y, sobre todo, ¿Qué clase de chico se niega a tener sexo con una chica como yo? En serio, tenía que estar malditamente loco, porque no le encontraba explicación. Yo era el tipo de todos. Absolutamente todos. No importa que tipo de mujer le atraigan, nadie se negaba a alguien como yo. Porque era hermosa, verdaderamente lo era, y no necesitaba fingir inseguridad alguna para hacerlo notar aún más. Tenía un maldito espejo en mi casa ¿Saben? Y funcionaba muy bien la última vez que lo vi.
Por todas esas muy claras razones no entendía cómo diablos había terminado encerrada en mi cuarto, hablando con Dina, pensando un plan para terminar el drama con Ryan Morgan y seguir con mi vida como antes. Yo, Tara Leah Williams, jamás en la vida rogaría. Jamás en la vida me arrastraría. Pero ahora sonaba demasiado tentador hacerlo.
Yo lo quería.
Y lo quería ya.
-Sigo sin entender esto, Leah. Puedes tener a tantos ¿Y jodes con esto? Déjalo, verás cómo se arrepentirá en unos años -el tono de voz de Dina demostraba lo cansada que estaba con el tema luego de haber hablado sobre Ryan la última media hora; obviamente ella no me entendía ni a mí, ni la situación. Ella verdaderamente intentaba que yo salga de mi estado de negación ante la postura de Ryan, pero no podía. Mi mente verdaderamente se negaba completamente a la idea de ser rechazada, por más infantil que sonara, no podía permitirlo. No me importaba si era Ryan o el nerd de la escuela, era un tema de orgullo.
-Así no es como funciona, Dina. No importa cuánto lo intente, no puedo dejarlo pasar -dije mientras fruncía mis labios en el puchero más patético de la historia. Estaba verdaderamente agradecida porque nadie más que ella estuviera en mi habitación, porque sino serían espectadores de uno de los momentos más patéticos de mi vida. En un punto, hasta yo sabía que era patético todo el circo que estaba montando por Ryan, pero no lo podía evitar, verdaderamente me importaba lo que los demás pensaran de mí y no quería que nadie pensara que existía un hombre que se negara a mis increíbles encantos de rubia bonita.
¿Por qué hacía todo esto? Yo había nacido como niña mimada por los hombres, estaba acostumbrada a robarme todas las miradas masculinas desde los catorce años, obviamente que en ése momento las miradas eran dentro de mi rango de edad, y todo gracias a mis apresurados genes, los que hicieron que mis pechos, trasero y cintura se desarrollaran antes de tiempo. Mucho antes de tiempo. No era una persona que manejara muy bien el rechazo. Me negaba a aceptar tal aberración.
-A veces me aterra lo acostumbrada que estás a tener todo al alcance de tus manos- La voz de Dina salió en un suspiro, como si sólo hablar del tema la cansara de golpe. Y era cierto, ella odiaba mi costumbre a tenerlo todo a mi alcance. Y odiaba mis caprichos, al igual que Lena. La única diferencia entre ella y Lena, era que Lena me lo decía directamente, prácticamente escupiéndolo con una bonita porción de veneno para calmarme- Sólo recuerda que las cosas no siempre fueron así, no tengo idea que te pasó en esos meses que te fuiste, Leah, pero volviste como una maldita y misteriosa malcriada- Se acomodó en la silla-sofá donde estaba sentada, mientras recostaba su cabeza sobre el respaldo. Su rostro se veía como la de una persona altamente cansada, una expresión bastante sobre actuada, si me preguntaban.
Rodé los ojos, Dina era genial y era una de mis amigas más fieles, pero me molestaba muchísimo cuando intentaba averiguar cosas de mí que yo no quería contar. Sí, era cierto, yo me había ido del instituto hace un par de años y cuando volví, jamás volví a ser la misma. Las cosas cambiaron y todos parecían saberlo, pero nadie preguntaba, aunque sea no lo hacían directamente. Aunque, las cosas no eran tan como Dina las planteaba, yo verdaderamente siempre había sido así de caprichosa con los hombres.
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Blonde Rebellion
Teen Fiction¿Y si la historia no es como te la contaron? ¿Y si de golpe la zorra de la historia tan sólo fuera la víctima? Todas las historias cambian según la perspectiva. Tara Williams es la reina del instituto Breckfort. Con una belleza digna de una diosa, u...