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Estaba sentado en la silla de mi oficina, escondiendo mi cabeza entre mis brazos, que reposaban sobre el escritorio de madera oscura.

Diría que mi cabeza estaba en blanco -puesto que no había a nadie a quien meter a la cárcel todavía- pero eso sería una mentira.

El rostro de aquél chico albino daba vueltas en mi mente una y otra vez, ¿Como podría estar pasándome esto?

A ver, sí, Willy era un desastre casi todo el tiempo, pero es que es distinto conmigo, ¡Él realmente me presta atención! Como si quisiera que estuviera con él todo el tiempo. Y yo adoro ese pequeño sentimiento que me regala, siento como si me tuviera atrapado de una manera inexplicable.

Amo como sus suaves manos pasan por mi cintura cada vez que me quiere asustar, como sus preciosos ojos se cierran al sonreír cuando hace alguna travesura, como todo él parece un tierno gatito al poner una mina al frente de la casa de alguien.

— ¡Luzu, joder! ¿Me estás prestando atención? - El híbrido oso apenas se había percatado que su amigo estaba en otro mundo, pues casi hasta podía escuchar como estaba hablando al otro lado del teléfono con su pareja.

El mencionado pegó un brinco en su lugar, y respondió rápidamente varios "sí", riendo y haciéndole un mohín a Quackity para que hiciera silencio.

— Déjame entender bien un segundo... -

Fue lo único que dijo Luzu, pensando seriamente en que palabras elegir en una situación así. Si lo decía mal, podría tener a Rubén 3 horas hablando mierda que realmente no quería escuchar.

— A ver, ¿Te gusta Willy pero te da pena e inseguridad decirle ... ? Lo que no entiendo es porque. ¿Él te está dando alguna señal? - El de ojos rubí volvió a analizar la situación, volviendo su mirada a su novio, esperando alguna idea, aunque el ajeno solo le levantó los hombros con desinterés.

— No, o sea, no me gusta, pero tampoco me disgusta. ¡No sé! - El tono de Rubius sonaba entrecortado, y no por el internet.

Pequeñas gotitas caían de sus mejillas, sorbió con fuerza y colgó el teléfono de manera rápida cuando se dió cuenta de que estaba llorando. No le gustaba que sus amigos lo escucharan o vieran así, pero es que realmente estaba confundido, no sabía que hacer con sus sentimientos y eso lo tenía abrumado.

Subió hasta la segunda planta de su casa, dejándose caer en su cama como si de una serie de Disney Channel se tratase, metiendo la cara en su almohada y pataleando.

— Treinta años tengo...

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holaaa, esta historia es del 2022, pero fangirleandome mi propio fic la vuelvo a subir.

si ven un error avisen gracias los quiero 3 fans del rubirex.

﹟confused ! >_<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora