Historias [JEANKASA]

Estudio de las estrellas

AVISO: Este oneshot fue escrito con total respeto desde una mirada inclusiva sin caer en la ignorancia o estereotipos. Toda experiencia vivida es totalmente propia desde el lado profesional. El tema a tocar puede ser sensible para algunas personas. 

Este oneshot era mi participación para el #jkwrittingchallenge 

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A mis 20 años era una persona totalmente competente y funcional, pero... ¿a qué costó?

Según mi madre, había sido una bebé muy sonriente hasta mis tres años, hasta ese momento todo iba bien, pero luego de ese cumpleaños, comencé a encerrarme en mi misma. Hablé casi a los cuatro años al tiempo que entraba al kínder por decisión de una prueba que rendí en una de las mejores escuelas de Shiganshina. Alto funcionamiento ¿De qué? Según los parámetros de lo esperado. Recuerdos de ir a un centro muy colorido donde me hablaban mucho, donde debía seguir instrucciones, jugar y colorear; frente a mí a la vez se colocaban dos personas en distintas instancias, una me hablaba de letras y como pronunciarlas y la otra me hacía jugar con figuras, pegatinas, pelotas de goma hasta bailábamos al ritmo de las canciones pop de ese tiempo.

Cuando comencé la escuela fue un poco más complicado, no soportaba mucho las manualidades o jugar en la caja de arena en los recreos, pero a mi lado se sentaba una niña de cabello castaño y ojos pardos muy ruidosa, algo salvaje, siempre la veía comer. Su nombre era Sasha, hasta ahora y siempre, mi mejor amiga, de esas amigas del alma y de la vida. Ella me tomaba de la mano y ambas entrabamos a jugar con baldes y las hojas del otoño haciendo pasteles. Poco a poco toleraba ensuciarme hasta que cuando llegamos a segundo de primaria donde era algo que disfrutaba para los veranos cuando nos dejaban jugar con agua los últimos días de clases.

En la secundaria conocí a otro grupo de chicos muy simpáticos, Armin Arlert y Eren Jaeger. A mis diez años estaba experimentando cambios en mi humor, en mis emociones y en mis ideales, cosas que me parecían fascinantes y otras no. Por ejemplo, no entendía los chistes de mis compañeros, no sabía muy bien usar el sarcasmo y tampoco le encontraba sentido faltar a las reglas, sin embargo, mi primo Levi me decía: "Debes hacer lo que quieras, si en algún momento quieres saltarte una clase, hazlo, eres joven y apestosamente adolescente", luego de años entendía que lo "apestoso" no lo decía literal.

Al pasar a la preparatoria solo seguía con el terapeuta y el psicólogo, ellos me ayudaban a solucionar problemas de la vida diaria que poco a poco se iban normalizando en mi rutina, en mi catálogo de "situaciones vividas y por vivir". Me enseñaban a expresar lo que quería decir, lo que sentía y sentirme cómoda conmigo misma.

¿Todo fue de color de rosa?

No, realmente nunca lo fue.

Discriminación, burlas y hasta vacíos viví durante todo el periodo escolar, unos más intensos que otros, puedo destacar que, en mis últimos tres años de preparatoria, fui muy feliz. Pero anteriormente tuve que contenerme, me tuvieron que contener algunas veces.

Ahora, con las calificaciones que tenía opté a las becas que pude, me refugié en las letras y en el reducido grupo de amigos que tenía. Aun así, estaba brillando, me sentía en la cima de todo y así me lo propuse desde que decidí que quería ser intérprete o tal vez escritora.

Tenía todo un futuro por delante.

Pero no les estaría contando todo esto si no tuviera alguna razón.