Capitulo I: Ataques

1K 41 15
                                    

Capítulo I. Ataques.

El Sol estaba llegando a su punto más álgido, en un punto donde no había nadie ni nada. Donde hacía un terrible calor y no había donde refugiarse, Chatillon y Guido de Lusignan estaban buscando caravanas comerciales de sarracenos. Hacía tiempo que no se encontraban con ninguna y tenían ganas de encontrarse una para atacarla. Deseaban poder comenzar de nuevo los ataques y conseguir así una guerra.

- ¿Crees que encontraremos hoy una? - preguntó Guido.

- Si, me han informado que hoy viene una caravana muy golosa y que pasará por aquí. - contestó Reinaldo mientras se relamía pensando en todo lo que iban a hacer.

- ¿Seguro? - preguntó Guido en un intento de asegurarse.

- Segurísimo. Además la de hoy es interesante. - dijo Chatillon con una sonrisa macabra.

Al poco tiempo, apareció a lo lejos una gran caravana. Iban detrás uno detrás de otros con cuidado, llevando gran cantidad de productos para su venta en Damasco y Egipto.

En cuanto la vieron, Chatillon y Lusignan se miraron y se sonrieron. En cuanto volvieron la mirada a la caravana, Chatillon comenzó de nuevo a relamerse los labios.

Esperaron lo suficiente para que se acercara, para que en ese momento, ambos hicieron una señal a sus hombres y comenzaron a cabalgar hacia ellos para atacarlos.

Los sarracenos no se esperaban un ataque por parte de ningún cristiano en esa zona, y el ataque les tomó desprevenidos, haciendo que hubiera mucha confusión entre ellos.

Esto fue aprovechado por Guido y Reinaldo, que junto con sus secuaces tomaron ventaja. Consiguiendo tirar así a varios del caballo e hiriendo a los sarracenos caídos de muerte.

Los que aún quedaban de pié, fueran mercenarios o comerciantes, lucharon con ganas y fuerza para defender la mercancía y a las mujeres, pero eran menos en número y no pudieron hacerlo debidamente.

Los bandidos de Guido y Chatillon, muchos de ellos templarios, robaron todo lo que pudieron y sacaron de los carruajes a las mujeres.

Las golpearon dejándolas semi inconscientes y violaron a todas las que pudieron.

Chatillon fue a por una que iba mejor vestida que las demás, sabía que era la hija de Nadim, uno de los altos cargos de Salahadin, que iba de incógnito con ella en la caravana y al que acababan de matar.

Le arrancó el velo, la tiró a la arena, se quitó el casco mostrando así su rostro, sacó su miembro erecto afuera y se abalanzó sobre ella para forzarla. Ella notaba el olor nauseabundo a alcohol y sudor de ese hombre. Le dió muchísimo asco. Ella comenzó a defenderse con furia y con toda la fuerza que poseía. Le empujaba y pataleaba pero eso parecía excitarlo aún más, y seguía intentando dominarla para forzarla mientras le arrancaba la ropa. Indudablemente, él tenía bastante más fuerza que ella. Cuando estaba a punto de conseguir penetrarla, el ruido de unos caballos y unos gritos, hizo que Chatillon se levantase con rapidez y saliera corriendo hacia su caballo.

Varios guerreros hospitalarios, guiados por Lord Tiberias, acababan de llegar.

Le habían dado el chivatazo y corrió lo más rápido posible para intentar evitar el desastre. Pero no pudo evitar gran parte del desastre. Tiberias estaba demasiado angustiado por eso.

Guido y Chatillon huyeron con muchos de los suyos, pero algunos templarios fueron apresados.

- ¡Ayudad a los supervivientes! - gritó Tiberias, bajándose del caballo.

Él se acercó hacia la muchacha a la que estaba atacando Chatillon. Su hermoso rostro mostraba miedo. Sus ojos color ámbar le miraban con terror.

- No tenga miedo. Vengo a ayudarla. - le dijo Tiberias con mucho cuidado.

La bendición del Conde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora