Capítulo 4

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     A la mañana siguiente, el equipo en su casi totalidad –a excepción de un adormilado capitán y cierto chico pelopincho– se encuentra desayunando en el comedor. De no ser porque, en esta ocasión, el chico de curioso peinado se encuentra desayunando en compañía, y el ligeramente tenso ambiente, todo parecería suceder igual al día anterior.


     Tobitaka Seiya y Fumio Rindou –comienza a pensar el estratega con el ceño fruncido–, ayer no se dirigieron ni una mirada y hoy desayunan juntos. ¿Será que tienen algún tipo de relación? –desvía la mirada de la mesa de los nombrados–. Y luego está el tema de Rindou con Fudou –hunde aún más si cabe, su entrecejo–, ¿quién se supone que es esa chica?

     —¡Ohayou gozaimasu, min'na! –entra un animado castaño– Ohh –posa su mirada en la mesa de la extraña pareja–, ohayou, Rindou-chan, Tobitaka, ¿vosotros ya os conocéis?

     —Hai –responde ella a la vez que su contrario asiente–. Le agradecería que no me llamase Rindou-chan, Endou-kun.

     —¿Ehh? –le mira visiblemente confundido– Pero, creía que...

     —Solo Rindou, está bien –corta ella– Gracias por la comida –habla al aire apartando la bandeja–. Yo me retiro ya –procede a levantarse y asiente en dirección de ambos chicos–, con permiso.

     —¿Habré dicho algo malo?

     —No sé preocupe capitán –habla el del tupé imitando a su anterior acompañante–. Yo también he de irme. Gracias por la comida –dice un tono más alto al tiempo que se encamina hacia la salida, dejando a un inocente y desconcertado Endou Mamoru mirando en dirección a la puerta con un interrogante sobre la cabeza.


     El tiempo parece transcurrir lentamente hasta el inicio del entrenamiento, especialmente para cierto portero que, aunque en ocasiones tiende a ser más espeso que el chocolate, no puede evitar sentir que ha dicho algo que no debería. Con ese picor mental todavía presente, desanda el camino hasta su habitación para recoger olvidados los guantes.

     Junto a estos, sobre la mesa, se encuentra un balón de fútbol que hace volver a sonreír al castaño; y con renovado ánimo corre escaleras abajo hasta el campo de fútbol donde ya todos lo esperan para poder empezar la práctica.

     Esta se inicia con un saque de puerta, por su parte, dirigido hacia Kidou; quien, a su vez, le pasa a Kazemaru, el cual comienza a correr; pero antes de poder hacer nada, el balón le es arrebatado por un cabreado Fudou que hace una entrada demasiado violenta, ocasionando que el velocista caiga al suelo.


     —Fudou, eso que has hecho...

     —Buen trabajo, Fudou –exclama el entrenador cortando cualquier queja hacia él.


     Su segunda, por otro lado, tan sólo asiente con la mirada aún fija en dicho nombrado. En la cara de los jugadores se puede apreciar la confusión de este acto: ¿Por qué alabar a Fudou? es la pregunta que más se repite por entre sus cabezas. Sin lugar a dudas la desconfianza por ambos entrenadores no hace, si no, más que aumentar.

     El entrenamiento continúa durante un tiempo hasta la hora de la comida, la cual consiste en un ligero menú al aire libre a base de sándwiches y algún que otro zumo frutal.


     —Utsunomiya-kun –llaman al pelopincho–, ¿puedes venir un momento? –éste asiente y se levanta de su lugar en el suelo para acercarse hasta la fémina.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2022 ⏰

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