Está es la historia sobre nosotros, del día que le oí hablar y en el momento que pensé que seguir sus ideales era una buena idea, quién iba a pensar que sería yo el responsable de deshacerme de él con mis propias manos.
La pesadilla que había dejado atrás regresa. Las alarmas de la sede de experimentación comienzan a sonar e inmediatamente lo primero que hago es buscar a Jisung; al salir de mi habitación todo era un caos y mi preocupación crece mientras sigo sin ver a mi amigo.
De la nada, gritos de dolor invaden el lugar y mi mente solo pensó en Han Jisung y todo lo que podría estar pasando, me apresuro a llegar a la escena y me paro en seco al verla.
Jisung estaba agachado en medio de lo que parecía un cráter en el que muchos chicos se encontraban mal heridos.
—¡Jisung ayúdalos!—Grité, sin saber que ese sería mi gran error.
Cuando el pelinaranja tocó a la primera persona está sé retorció en dolor, provocando que Jisung retrocediese y no hiciese nada.
—N-no, no puedo Minho—. Jisung se veía muy asustado y yo no lograba entender qué sucedía, pero era consciente de una cosa: tenía que sacar a mi mejor amigo de allí antes de que algo pasase.
—Tranquilo Sungie—, comencé diciendo— camina lentamente a mi, ¿sí? Todo estará bien—. Jisung respiraba con dificultad y se sobresaltaba con los ruidos repentinos por el miedo.
Negando con la cabeza y al borde del llanto me dijo: —No quiero lastimarte Minho...
Solté una risa ahogada, tratando de ocultar mi desesperación y respondí: —No lo harás Sung, solo... solo toma mi mano por favor—. Dije lo último en forma de suplica.
Jisung empezó a caminar confiando en mis palabras; la gente corría por todos lados, los llantos, gritos, el enojo y el miedo rodeaban su existencia.
—Bien hecho Jisung, camina tranquilamente—. Mientras más cerca se encontraba, más estiraba mi mano—, andando Sung, tu puedes, vas a estar bien-
Un sonido me sacó de mi burbuja de rescate.
—No. No. No—. Comencé diciendo al procesar lo que pasaba—, ¿¿¡¡JISUNG!!??
Una bala había alcanzado a mi amigo y este cayó de inmediato al piso. Me hallaba paralizado, cuando intenté acercarme a Jisung, un agente de policía me tomó en brazos deteniéndome.
—Ya no puedes hacer nada por él.
Esas palabras me marcarían de por vida. Entre llantos y gritos, fui puesto a salvo con otros chicos de la sede. Uno de los más pequeños lloraba desconsoladamente mientras un chico rubio lo abrazaba.
—¡Se llevaron a hyung por mi culpa!— Repetía constantemente mientras su mayor le decía "No es tu culpa Seungmin, lo rescataremos, lo prometo".
El día del ataque todos estuvimos de luto. El día del ataque perdí a la única persona que le daba sentido a mi vida.
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