Supongo que ya está, ya has llegado a este punto, ya has jugado tus cartas con la peor baraja, tú te vas para tal vez no volver a pisar la puerta, pero te quedas en mi recuerdo, te quedas en mi memoria, en los traumas que me has dejado, en las lágrimas que he derramado.
¿Y ahora qué? No puedo evitar preguntarme, que qué me toca hacer ahora, ver si vas a estar mejor con otra gente, o verte marchar por la puerta grande, sin importar el vacío que me dejas (y el vacío que me dejaste hace años).
Lo más gracioso es ver como te "importa" ver como me has dañado mentalmente, tengo la cabeza hecha un caos y a ti te da igual, te ríes en mi cara, le echas sal a la herida y sigues tan pancho, y yo no lo logro comprender; como te quedas tan agusto tumbado en tu sofá viendo a todo a tu al rededor arder, y tú, ¿familia te haces llamar?
Por lo menos yo sí te quería. A mí, sí me tenías; por muchos quebraderos de cabeza que me hayas dado, yo sí estaba ahí.
De veras espero y de todo corazón, que te vaya bien por ahí, pero si vas a volver a hacer el mismo daño, por aquí, no vuelvas más.
