2. Do it.

1.9K 249 5
                                    

—Y no conseguiste nada —se quejó la amiga de Lisa. Rosé—. Esperaba comer algo innovador.

—Somos pobres Rosé, jamás vamos a comer algo innovador como dices tú —volteó la mirada, ante las absurdas palabras que salieron de la boca de la chica que ella consideraba casi su hermana—. Aparte, esa basura olía mal.

Rosé hizo una mueca, —Para la próxima será.

Y ambas se quedaron en silencio, con sus estómagos gruñendo por el hambre. Era tonto pensar que encontrarían algo para comer.

Lisa miraba las estrellas de esa noche y no supo porqué, pero esas mismas le recordaron a una chica. Y aunque quería negarlo, todo lo que ella consideraba "bonito" le recodaba a esa chica.

Había pasado todo un mes, un muy largo mes para ella. Y deseaba con todas sus fuerzas ver a aquella castaña aunque sea una vez y de lejos.

¿Que es esto?

Se preguntó por quinta o sexta o vigésima vez en el mes. Era un extraño sentimiento. Lisa nunca experimentó atracción hacia nada ni nadie. Mucho menos hacia una chica.

Rosé tenia algo más de conocimiento sobre el tema pero jamás le dio vueltas al asunto hasta el punto de preguntarse si sentía algo o no por alguna persona en general. Ambas chicas siempre habían permanecido con la compañía de la otra.

Hermanas. Amigas. Y primas. Únicas familias y mucha resistencia.

Aunque habían peleas estás al final se resolvían con un buen abrazo y hablando sobre cosas aleatorias. Compartían lo que tenían haciéndosele mucho más fácil mantener una conexión entre ellas.

Pero volviendo al tema. Lisa seguía pensando en la de ojos marrones. No le importó la ropa, ni el calzado ni como lucia la marca de su cartera. Sino el cómo sus ojos se mantuvieron fijos en los que Lisa decía que eran unos mieles simples y sin gracia.

Aunque Rosé miles de veces le dijo que eran lindos y que cualquier persona moriría por ser vista con unos ojos como los de Lisa. Los cuales no transmitían sino paz y amor.

Era fácil para Lisa creer que era poca cosa pero Rosé siempre estuvo ahí recordándole lo mucho que valía y que rendirse jamás era una opción. De ahí el positivismo.

Al otro lado, en una bonita y lujosa habitación de una mansión. Jennie se preparaba para dormir. Como era de costumbre a un horario normal.

Se terminó de colocar su loción. Se miró al espejo y sonrió a este. Para ella este día había sido uno de los mejores, le confirmaron que su universidad sí tenía cupos para aceptarla.

Cosa que para Jennie no pudo ser mejor. Se relajo y respiro profundo. Miró en dirección a su ventana y por esta estaba soplando una brisa muy fuerte, así que optó por ir a cerrarla. Quedando así, sencillamente con el aire de la habitación.

Se dirigió a su cama, apagó las luces y quedó totalmente a oscuras. La oscuridad no intimidaba a Jennie pero siempre fue de querer dormir con alguien al lado, para así tener más paz.

Cosa que no conseguía la mayoría de veces. Cerró sus ojos y así como le ocurría a Lisa, también le pasaba a Jennie.

Sus ojos se cerraban y veía a unos mieles los cuales sólo demostraban miedo. Cómo si la humanidad la hubiera tratado tan mal para no confiar en ningún ser humano.

Y eso la atemorizó más.

—¿Cómo alguien le haría daño a una chica como ella?

Se colocó de costado, y abrazó a una almohada con miedo. No por ella misma, sino por la chica. Miedo de que encontrara a alguien que le hiciera más daño y terminara de romper aquella hermosa mirada. Era flacucha, parecía que apenas y comía.

Two Birds. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora