4. Stay.

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Jennie sentada en su mesa, junto a sus padres se preguntó porque no podía estar ahora mismo comiendo con Lisa. Le dejó la comida y Lisa rechazo la idea de que Jennie se sentará junto a ella a comer.

Dijo que era una Señorita y que no permitiría que hiciera eso. Así que a Jennie no le quedó más remedio que retirarse. Jugaba con su tenedor y la comida, sin ganas ni siquiera de probar bocado.

—¿No tienes hambre? —preguntó la señora Kim.

—No, Madre. No tengo hambre.

—¿Por que? —ahora fue el padre Kim—. Siempre comes mucho, ¿pasa algo?

Los padres de Jennie siempre trataban de cuidarla. Aunque en su mayoría eran fríos con ella, siempre procuraban que su hija comiera bien.

—No —Jennie soltó un suspiro—. Sólo quiero ir a descansar, nada más —Jennie se colocó de pie, dejando la comida.

—Le diré a Veruca que te lleve algo de comer más ligero. No puedes tener el estómago vacío; ahora que estás aquí queremos aprovechar para cuidarte ya que no podremos hacerlo cuando te vayas a la universidad.

<<Cierto, la universidad>>.

Recordó Jennie.

—No. Cuando tenga hambre ya bajo yo a comer, tranquilos. Con permiso, padres.

Y con eso último agregado. Jennie subió las escaleras de dos en dos hasta llegar a su habitación. Ella quería quedarse a comer algo con Lisa pero está hasta le impidió conocer a los demás que siempre le hacían compañía.

¿Será que tiene vergüenza de que la vean con alguien como Jennie?

Era una pregunta que recorría su cabeza como corredor de olimpiadas. Probablemente sea eso. Pensó la mayor.

Y así todo el día hasta que llego la noche. Se dio una ducha como solía hacer siempre sólo que esta vez no se puso una pijama. Esperó que sus padres estuvieran durmiendo.

Estos a la hora de llegada, o cuando se quedaban en casa solían siempre dormir temprano. Jennie jamás se escapó a esa hora de la noche.

Porque nunca hubo un porqué ni un para qué pero eso había cambiado drásticamente. Bajó de puntillas las escaleras y mordiéndose el labio inferior, tratando de no hacer ni el más mínimo ruido.

—¿Señorita Kim?

—Julio —Jennie le hizo una mímica para que no hiciera ruido—. No digas nada.

—Se está escapando —susurró este.

Julio era el chofer de la familia. El cual cubrió a Jennie en mucha de sus travesuras. Así que Jennie confiaba plenamente en que aquel no diría nada.

—No. Sólo... camino y ya —se pasó la mano por la nuca—. No le digas a mis padres, Julio.

—No, no haré eso pero no puede salir a hurtadillas, Señorita. Puede ser peligroso.

—Julio —Jennie miro hacia arriba, asegurándose—. Necesito ir a la parte que se esconde detrás de las casas.

—¿Por que quiere usted ir a un basurero?

—No es un basurero. O bueno, sí pero... oye, no preguntes tanto. Necesito ir pero antes quiero ir a comprar algo y que tú me lleves.

—Mágicamente siempre tengo que estar involucrado en mucha de sus cosas —este se lo pensó, pero quería a Jennie como una hija—. Está bien. Usted dígame.

—Eres increíble, Julio. Vamos, salgamos en el carro te cuento.

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Two Birds. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora