Teniéndolo de frente

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-Superalo, te abandono porqué serías una carga menos para el- no es verdad, ¿oh sí?. La cabeza de Chuuya daba vuelta tras vuelta, aquella frase se le venía a la mente todo el "recorrido" que le dió su doctor por el hospital.

-Tenemos de todo aquí para que te sientas como en casa, ¿Que te parece?- El doctor Ougai llevaba a su nuevo paciente en una silla de ruedas, con el pretexto de "está cansado y tenía muchas ganas de enseñarle el hospital", eso quería que la gente pensara. No obstante, el pequeño Chuuya estaba en esa silla por culpa de lo que sea que le haya inyectado el doctor.

No se podía mover, por más fuerza que aplicara no podía mover ni un solo dedo, solo podia hablar, a su parecer.

-Horrible.- Dijo seco el pequeño, con odio y agresividad hacia el doctor, esperando que se enojara y le hiciera algo frente a todas las personas que estaban frente de ellos.

-Chuuya, querido, más te vale comportarte o tendré que hacer una cosa que no te gustará.- Soltó sin más, el doctor estaba llegando a su límite con ese niño, quería hacerle mil cosas pero, personas pasaban por los pasillos y lo impedía.

-Sabes que cuando salga de aquí te demandaré, ¿Verdad?- Chuuya intento amenazar al doctor pero, sintió un fuerte agarre en su hombro seguido de una frase que lo marcaría por siempre.

-Tu hermano me dijo que podría hacer lo que yo quisiera contigo, ¿Será que vendrá por ti o te quedarás por siempre aquí?, Conmigo.- No lo podía creer, ¿Su preciado hermano lo dejo ahí solo con ese terrible hombre?, No podía acerptar que su hermano, lo más preciado que tenía en esa pequeña vida fuera a traicionarlo de esa manera tan horrenda.

-Solo te quedarás aquí conmigo cuando esa enfermedad patética que tienes se cure con mi tratamiento, pero, ¡oh pero es verdad!, ¿Quien vendrá por ti?, Oh mejor, ¿Quien te espera en casa Chuuya Nakahara?- Desde la perspectiva del mayor, jugar con menores era lo más divertido el mundo, tanto física y verbalmente, eso, su pequeño hijo, lo sabía perfectamente.

Vivir bajo las reglas de Ougai Mori era un infierno, decían sus pacientes tanto nuevos y viejos, su personalidad y manera de ver las cosas eran de un señor con problemas psicológicos.

¿Que se podía esperar de un señor que salió de un manicomio hace cinco años?

La gente espera que una persona cambie porque la obligan, nunca será por voluntad.

-¿Puede llevar a Chuuya a los dormitorios?- Una voz familiar se hizo presente, era Osamu, que venía porqué quería hablar y resolver las cosas con su señor.

-Dazai, que bueno que apareces, justo iba a llevarlo, ¿vamos queridos?- Ougai no quería empezar sospechas, ya que desde hace tiempo, Chuuya estaba llorando en silencio, no tanto porqué todavía no tenía todo el control de su cuerpo pero se entendió que estaba sufriendo mucho por quella revelación.

En los pasillos pasaban dos personas caminando y una silla de ruedas sonando escalofriantemente. Empezó a oscurecer y eso meritaba que, los niños de ese mismo hospital ya debieron de haber cenado, cosa que se repetia diariamente.

Aquel silencio era horrible para Chuuya, empezó a temblar pero, sintió una mano siendo entrelazada con la suya, era la de Osamu, quien vio que estaba temblando no dudo en tomar su mano para así poder calmarlo un poco.

Manic Hospital: Operación, Salvar al suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora